Proceso de transformación doctrinario de Colombia: Nuevo poder blando del hemisferio sur

Proceso de transformación doctrinario de Colombia: Nuevo poder blando del hemisferio sur

Mayor Jorge Eliécer Herrera Quiroz.

Oficial del Ejército Nacional del arma de Caballería. Profesional en Ciencias Militares, Administrador de Empresas, Magister en Educación y Magister en Seguridad y Defensa Nacional. Durante su trayectoria militar ha realizado 11 cursos de combate y se ha desempeñado en los cargos de  comandante de Compañía del Batallón de Combate Terrestre Nº 117, oficial de Educación Complementaria de la Escuela de Soldados Profesionales, oficial de recursos humanos de los Liceos del Ejército, Ejecutivo y 2do comandante fundador del Batallón de Policía Militar Nº 24 (Seguridad y Protección) y comandante del Grupo de Acción Unificada (GAULA) contra la extorsión y el secuestro en el Departamento de Boyacá. Es el autor del libro “Formación técnica del soldado colombiano para el postconflicto: Una propuesta para la cooperación con la sociedad civil”. Actualmente se desempeña como oficial de Educación Complementaria de la Dirección de Educación del Ejercito.

El tamaño del Estado aumenta con su nivel de cultura; aumenta las bases y medios para la cohesión de los miembros de una población y extiende continuamente el círculo de aquellos que se vinculan a través del reconocimiento de su homogeneidad. Ratzel

Con la caída del muro de Berlín en 1991, y una vez terminado el liderazgo bipolar representado por la URSS y los Estados Unidos, aparece un nuevo concepto casi imperceptible creado por el decano de la escuela de gobierno John F. Kennedy de la universidad de Harvard llamado “Poder Blando”, con el cual buscan lo americanos mantener su supremacía político-militar en el planeta.

El presente artículo tiene por objeto contextualizar la aparición de unas innovaciones, que permitieron la victoria militar y el inicio al actual proceso de transformación doctrinario e integral del Ejército Nacional, teniendo como origen su experiencia en el combate contrainsurgente, y dando paso a su evolución como referente en otras latitudes, e inclusive, permitiendo ser el primer asociado Latinoamericano de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Posteriormente, referir el origen y concepto del poder blando según su máximo teórico para concluir describiendo cómo el reciente proceso doctrinario del Ejército y su nueva cultura militar, que ha venido persuadiendo y cambiando el imaginario colectivo, se convierten en potencial para la Fuerza.

Luego de la mayor época de esplendor de las Farc, considerada por el General (RA) Carlos Alberto Ospina Ovalle entre los años 1996 y 2002 (Ospina, 2014, p. 9) se empezaron a dar en Colombia unos cambios al interior del Ejército, que, de manera estratégica, buscaban atacar las fuentes de financiación de este grupo armado organizado al margen de la ley (GAOML). Es así como se fundan lo primeros grupos de acción unificada contra el delito del secuestro que permitieron reducir más de tres mil quinientas retenciones anuales a solo ciento setenta el año el anterior por considerar que son rescatados en una efectiva acción de la Fuerza Pública.  (CNN, 2019)

Entre otras insuperables acciones de la institución, está la activación de la primera brigada de desminado militar en el mundo cuyo propósito es la destrucción y manejo de artefactos explosivos, que a lo sumo, demuestra la capacidad de apropiación del Ejército en el sentido de adquirir capacidades únicas para enfrentar el conflicto dentro de condiciones adversas.

En términos de inteligencia, la Fuerza ostenta especialización en cada una de las capacidades que potencian y fusionan los medios de búsqueda de información hasta llegar a constituirse como comandos de apoyo de combate de inteligencia y contrainteligencia militar, por medio del cual muestran su efectividad en información puntual para obtener de manera acertada y precisa la ubicación de los líderes de las organizaciones criminales así como los objetivos de alto valor.

De otra parte, en el desarrollo de Operaciones Especiales de alta precisión, que produjeron resultados operacionales importantes, las misiones helicoportadas con más horas de vuelo nocturno en el mundo, el concepto de acción integral, entre otros, son muestras adicionales de por qué esta Fuerza Terrestre Latinoamericana se ha convertido en referente para dichos temas y procedimientos a nivel global.

Consecuente con lo anterior, es preciso contemplar que el documento que estructuró los aspectos generales del Plan Minerva, en su momento, planteaba que “El poder militar de un Ejército se mide por el nivel de idoneidad profesional de sus integrantes. El mayor enjuiciamiento que venía recibiendo la Fuerza por parte de un sector de la sociedad colombiana estaba orientado a poner en duda su capacidad, eficiencia y eficacia operacional como profesionales de la milicia”. (Ejército Nacional, 2015, p.17)

Y es precisamente a partir de este Plan donde se buscó obtener un redimensionamiento basado en la educación del militar para atender los nuevos retos y  desafíos, pero también para compartir experiencias con el resto del mundo.

“Hay muy pocas sociedades y fuerzas militares en el mundo que hayan conocido la guerra como los colombianos, este volumen de conocimiento práctico de la guerra existe bajo la forma de experiencias individuales” (Dufort, 2017, pp. 122-123) por esto, bajo el liderazgo de los recientes comandantes de la Fuerza, confiando en su capacidad de apropiación ante factores de inestabilidad de diversa índole, el Ejército Nacional dio inicio a su proceso de transformación, buscando mediante su nuevo proceso de revisión, actualización y jerarquización de la doctrina un direccionamiento interoperable mediante el uso de capacidades en ambientes cada vez más complejos.

De la misma manera, buscando estandarizar los procedimientos de la Fuerza se realizó el mejoramiento de Planeación por capacidades, dando a su vez origen al  nuevo concepto operacional del Ejército: Operaciones Terrestres Unificadas (OTU), el cual contiene las “tareas ofensivas, defensivas, de estabilidad o de apoyo de la defensa a la autoridad civil ejecutadas simultáneamente para capturar, retener y explorar la iniciativa y consolidar ganancias para prevenir el conflicto, configurar el ambiente operacional y vencer en la guerra como parte de la acción unificada” (Ejército Nacional, 2017).

Siendo así, la cultura de diseño operacional diferenciado cimentado entre los miembros del Ejército Nacional, se consolida como un componente reflexivo que permite entender el entorno junto con la posibilidad de involucrar a la población civil “El ejército se está pensando a sí mismo desde lo militar hacia lo social, haciendo de la doctrina la base estructural, sin la cual es imposible pensar el siglo XXI”  (Cancelado, 2017, pp. 58-61).

Aunado a lo anterior, es muestra del profesionalismo que el Ejército Nacional haya sido reconocido como la primera Fuerza latinoamericana asociado a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que bien “ puede puede considerarse la alianza político-militar más importante de toda la historia, con la cual sus miembros en conjunto representan más de la mitad del producto interno bruto del mundo” (Padilla, 2017, p.24).  

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