Psicomotor
kibm0528 de Octubre de 2012
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experimentar satisfacción al realizar una tarea que les representa desafíos. En este
proceso están empezando a entender cosas que los hacen únicos, a reconocerse a sí
mismos por sus rasgos físicos y las características que los hacen especiales, a entender
algunos aspectos relacionados con el género que distingue a mujeres y hombres,
como las características físicas, la apariencia o el comportamiento, pero también las
que los hacen semejantes; a compararse con otros, a explorar y conocer su propia
cultura y la de otros; a expresar ideas sobre sí mismos y escuchar las de otros; a identificar
diferentes formas de trabajar y jugar en situaciones de interacción con sus pares
y adultos, y también a aprender formas de comportamiento y de relación.
En la edad preescolar, las niñas y los niños han logrado un amplio e intenso repertorio
emocional que les permite identificar en los demás y en ellos mismos diferentes
estados emocionales –ira, vergüenza, tristeza, felicidad, temor–, y desarrollan paulatinamente
la capacidad emocional para funcionar de manera más autónoma en la integración
de su pensamiento, sus reacciones y sus sentimientos.
La comprensión y regulación de las emociones implica aprender a interpretarlas y
expresarlas, a organizarlas y darles significado, a controlar impulsos y reacciones en el
contexto de un ambiente social particular. Se trata de un proceso que refleja el entendimiento
de sí mismos y una conciencia social en desarrollo, por el cual las niñas y los
niños transitan hacia la internalización o apropiación gradual de normas de comportamiento
individual, de relación y de organización de un grupo social.
Las emociones, la conducta y el aprendizaje están influidos por los contextos familiar,
escolar y social en que se desenvuelven las niñas y los niños, por lo que aprender
a regularlos les implica retos distintos. En cada contexto aprenden formas diferentes de
relacionarse, desarrollan nociones sobre lo que implica ser parte de un grupo y aprenden
formas de participación y colaboración al compartir experiencias.
El establecimiento de relaciones interpersonales fortalece la regulación de emociones
en los pequeños y fomenta la adopción de conductas prosociales en las que el
juego desempeña un papel relevante por su potencial en el desarrollo de capacidades
de verbalización y control, de creación de estrategias para la solución de conflictos,
así como de algunas disposiciones: cooperación, empatía, respeto a la diversidad y
participación en grupo.
Las relaciones interpersonales implican procesos en los que intervienen la comunicación,
la reciprocidad, los vínculos afectivos, la disposición a asumir responsabilidades
y el ejercicio de derechos, factores que influyen en el desarrollo de competencias
sociales.
Las niñas y los niños ingresan a preescolar con aprendizajes sociales influidos
por las características particulares de su familia y del lugar que ocupan en ella; sin embargo,
la experiencia de socialización que se favorece en la educación preescolar les
implica iniciarse en la formación de dos rasgos constitutivos de identidad que no es76
taban presentes en su vida familiar: su papel como alumnos; es decir, su participación
para aprender de una actividad sistemática, sujeta a formas de organización y reglas
interpersonales
que demandan nuevas formas de comportamiento, y como miembros
de un grupo de pares que tienen estatus equivalente, pero que son diferentes entre sí,
sin un vínculo previo y al que une la experiencia común del proceso educativo y la relación
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