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RELACIÓN HUESPED-PARÁSITO: MECANISMOS DE DEFENSA DEL HUESPED


Enviado por   •  2 de Agosto de 2016  •  Resúmenes  •  644 Palabras (3 Páginas)  •  268 Visitas

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RELACIÓN HUESPED-PARÁSITO:

MECANISMOS DE DEFENSA DEL HUESPED

Desde el surgimiento del hombre, este ha tenido que luchar para sobrevivir. Ha tenido que luchar contra animales salvajes, contra las inclemencias del clima, contra cataclismos y contra el hombre mismo.  Con el devenir del tiempo sus luchas han amainado, excepto una; una que se desarrolla por lo general silenciosamente y que en la mayoría de los casos pasa desapercibida dado el tamaño de su contrincante: La lucha del hombre contra los microorganismos.

¿Quién le hubiese dicho a Leeuwenhoek, a mediados de la década de 1670, que los pequeños seres que describía en sus apuntes acarreaban consigo una larga lista de víctimas en sus microscópicas espaldas? La peste negra, la gripe española, el VIH, las epidemias de viruela, el cólera, la gripe aviar, el síndrome de las vacas locas, el AH1N1, son solo algunos ejemplos de las batallas sostenidas entre la humanidad y los microorganismos en la que no hemos llevado la mejor parte. ¿Lo peor de todo? En el exterior e interior de nuestros cuerpos portamos millones de ellos que esperan la mínima oportunidad para atacarnos.

Es por ello que al año se consumen millones de dólares en recursos para comprender mejor a los microorganismos y su comportamiento. Se han diseñado bombas nanométricas, antibióticos de tercera y hasta cuarta generación, se ha descubierto su genoma completo, pero sin embargo no estamos ni cerca de ganar esta lucha.

Uno de los aspectos más interesantes de los microorganismos, es que algunos han aprendido a convivir en una relación simbiótica con los humanos. Esta es sin duda la mejor de las opciones para ambas partes. Pero ¿qué hace nuestro cuerpo para defenderse de aquellos con una mayor virulencia? ¿Cuáles son las mejores defensas con las que contamos?

La primera barrera de protección que existe siempre se nos ha dicho que es la piel. Eso es correcto en un aspecto macroscópico.  Pero a nivel microscópico, es la flora residente la  que produce ácidos grasos libres a partir de las secreciones de las glándulas sebáceas causando una disminución del pH, siendo esto el factor determinante para reducir parte de la carga bacteriana exógena. El bajo pH de los jugos gástricos, el sistema linfático asociado a la mucosa gastrointestinal, las lisozimas de las lágrimas y del moco, las vibrisas, las cilias, los movimientos peristálticos y hasta algunos actos reflejos como lo son la tos y el estornudo, participan igualmente en la eliminación de otra buena parte de las bacterias que intentan penetrar en nosotros.

La mayor labor sin duda la realizan los linfocitos y los monocitos (macrófagos). Estas células patrullan el torrente sanguíneo y los tejidos fagocitando a los microorganismos que encuentran a su paso. Su eficacia sin embargo se ve comprometida si el antígeno no se halla recubierto por anticuerpos específicos.

La respuesta está mediada también por la presencia de oxígeno, o mejor dicho del anión superóxido, del peróxido de hidrógeno y del hidroxilo, sustancias altamente oxidantes que destruyen a los microorganismos, y que también destruirían a las células, sino fuera por mecanismos de protección específicos.

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