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Recepción Acogida Y Clasificación Del Paciente En Enfermeria

veroalvi6 de Enero de 2013

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Definición

En base a estos conceptos, podemos definir triaje como el proceso de valoración clínica preliminar que ordena los pacientes en función de su grado de urgencia, antes de la actuación diagnóstica y terapéutica completa en el servicio de urgencias, y que hace que en una situación de desequilibrio demanda/recursos, los pacientes más urgentes sean tratados primeros. Esta clasificación debe hacerse en un tiempo corto y de forma ágil y efectiva, para que no pierda su razón primaria de ser.

En esta definición se introduce el término “grado de urgencia”, que hay que entender de forma adecuada para tener claro cuál es el objetivo final del triaje. Requieren una actuación urgente aquellas situaciones clínicas con capacidad para generar deterioro o peligro para la salud o la vida del paciente en función del tiempo transcurrido entre su aparición y la instauración de un tratamiento efectivo. En general se equipara a situaciones de mayor agudeza o de mayor gravedad, pero no siempre es superponible.

La urgencia viene condicionada por el tiempo hasta la atención definitiva mientras que la gravedad tiene más que ver con el pronóstico final. Por ejemplo, un cáncer puede ser más grave que una crisis de broncoespasmo, pero ésta puede ser más urgente que el primero.

Definición de RAC

El RAC es sumar al concepto de triaje los elementos propios de la relación interpersonal entre el paciente y el profesional sanitario, estableciendo conexiones empáticas y centrando las acciones en el servicio al usuario.

La recepción es el momento en el cual se establece la primera relación asistencial como respuesta a la demanda del ciudadano / cliente / paciente / familia.

La acogida es el modo relacional en el que se desarrolla el primer encuentro sanitario-paciente y conlleva la puesta en práctica de todo el bagaje de valores humanos hacia el paciente y la familia desde la personalidad enfermera, predisponiendo favorablemente a la relación terapéutica positiva.

La clasificación determina una toma de decisiones en cuanto a la asistencia del paciente con relación a su estado de salud, adecuando esa toma de decisiones a las capacidades del servicio y de respuesta material y humana, que presenta cada unidad asistencial. La clasificación se hará en función de los síntomas y manifestaciones subjetivas del paciente, o acompañante, en aras de una priorización en la atención médica y de cuidados enfermeros.

En la RAC se iniciará la prestación de cuidados inmediatos ofreciendo un abordaje integral de la persona en cuanto a manifestaciones físicas, emocionales y cognitivas.

En cuanto a la escala empleada para clasificar asignando una prioridad en la atención, la bibliografía recomienda expresamente que se utilice un sistema con solvencia acreditada, citando como ejemplo el canadiense, australiano o Manchester, desaconsejando la utilización de aquellos que sean desarrollados localmente sin haber sido validados correctamente. La mayoría de estas escalas de clasificación hacen mención a 4 ó 5 niveles de prioridad en los que prima la atención médica.

Las mismas fuentes manifiestan con rotundidad que esta actividad (RAC) es propia de los Diplomados en Enfermería por su cualificación profesional.

Adaptación del término rac en equipos de emergencias.

Las sociedades científicas implicadas en este tema se pronuncian claramente al afirmar que la RAC no puede entenderse sólo como un proceso exclusivo del ámbito de la atención urgente hospitalaria, sino que debe exportarse también a la emergencia extrahospitalaria. Tal y como queda definida esta actividad en las referencias bibliográficas, hablamos de un nuevo concepto que implica no sólo una acción mecánica de estos tres verbos, sino una actitud acentuada de empatía con el problema de salud del ciudadano y su entorno, atendiendo a unos niveles de gravedad (clasificación) e implicando la creación de relaciones humanas interpersonales en el transcurso de su atención y cuidados. No debemos limitar su ámbito de aplicación a los servicios de urgencias hospitalarios, sino que debe ser compartida con la atención extrahospitalaria, eso sí, siendo adaptada a este medio desde el siguiente punto de vista. No podemos pretender aplicar la RAC en el medio extrahospitalario (dentro de un equipo móvil de estas características) del mismo modo que lo hacemos en el hospitalario pues carecería de sentido, pero con la misma rotundidad afirmamos severamente que, la RAC implica un modo relacional, una conducta y una actitud desde el punto de vista holístico hacia el paciente y su entorno; detalles estos que deben ser abordados como una actividad propia de los diplomados en enfermería por su cualificación profesional sea cual sea su ámbito de trabajo y debiendo ser registrada. Se trata por tanto de dotar, a este momento en el que se mantiene un primer contacto con el ciudadano, de importancia y entidad propia.

La Recepción y Acogida en equipos de emergencias sanitarias no deben entenderse en el sentido estricto de la palabra (pues es el paciente el que nos recibe y acoge a la espera de que lo atendamos), sino que significa el momento del primer contacto con el ciudadano y su entorno utilizando un modo relacional, una actitud y una conducta holística, empática y humana en un intento por prever, evitar y minimizar la aparición de respuestas de afrontamiento negativas, siendo el inicio del proceso enfermero y el comienzo de la aplicación de cuidados, tratando de atender las necesidades alteradas.

Preservar la intimidad del paciente en la medida de nuestras posibilidades, emplear la figura de la familia en su beneficio, presentarse al paciente (bien de manera verbal bien portando la tarjeta de identificación), emplear un adecuado lenguaje verbal y no verbal tratando de transmitir la mayor seguridad y confianza, aportar información... son, en definitiva, algunos ejemplos de conductas que realizamos habitualmente de manera natural en los primeros momentos de la asistencia en nuestro trabajo diario y que encajan perfectamente en la filosofía RAC.

La clasificación de enfermería en equipos de emergencias sanitarias merece un tratamiento especial para evitar interpretaciones erróneas. Comenzaremos dejando perfectamente claro que, en ningún caso esta actitud supondrá conflicto o enfrentamiento alguno entre las figuras médico/a y enfermero/a. Las sociedades científicas establecen que la priorización dentro de la RAC se hará con respecto a la atención médica y de cuidados de enfermería; sobre la primera es indudable que, si ya está presente la figura del personal médico a ellos les corresponde establecerla, pero, con respecto a los cuidados de enfermería, en caso de establecer una prioridad es la enfermera la que debe asignarla (pensando también en este punto en la posterior asistencia en el centro hospitalario). Por tanto queda perfectamente claro que la prioridad asignada por el personal de enfermería en estos casos se refiere exclusivamente a los cuidados de enfermería, sin otra pretensión que ser una información orientativa y muy valiosa para la continuidad de cuidados con otros niveles asistenciales.

-Como se ha comentado anteriormente, recordaremos que quedan excluidas las situaciones de emergencias colectivas o catástrofes, en las que sí está claro que es el profesional de enfermería el encargado de llevar a cabo el proceso conocido tradicionalmente como triage-

Las escalas que hemos comentado con anterioridad están diseñadas para el ámbito hospitalario y prima la categorización en cuanto a una atención médica precoz, buscando una dinámica operativa más fluida en los servicios sanitarios en los que se emplea. Aún así, desde nuestro “humilde” punto de vista (y sin otra pretensión más que la de compartir una reflexión fruto de nuestra inquietud como profesionales), creemos que este tipo de escalas adolecen de una visión desde el punto de vista de los cuidados de enfermería. Es decir, presentan carencias respecto al hecho de reflejar las necesidades del paciente en cuanto a cuidados de enfermería. Indudablemente entendemos que esto es debido a que originariamente no fueron concebidas para dejar constancia de este tipo de información a la que nos referimos. El concepto de triage hospitalario es relativamente reciente, e inicialmente se implantó en servicios de urgencias de centros hospitalarios mayoritariamente, con la misión de servir de filtro ante una masificación evidente de los mismos. La misión del personal de estas consultas era la de filtrar las diferentes patologías asignándoles una prioridad en función de una valoración clara, breve y concisa. Posteriormente transmitía esta información a los facultativos y estos atendían a los pacientes por orden de prioridad, consiguiendo así una mayor fluidez. Como hemos comentado en líneas anteriores este concepto relativamente moderno de “triage en servicios de urgencias” ha sido superado hoy día por el término RAC, dotando a este último de una visión holística del paciente, es decir, una correcta comprensión de su problema de salud. La adopción de este nuevo concepto no repercutirá negativamente en la fluidez de la asistencia. Es por ello que, a pesar de que las escalas de cinco niveles, que muestran una visión clínica, son obligatoriamente necesarias, creemos que, de alguna manera, es apropiado en muchas ocasiones reflejar también una prioridad desde el punto de vista de los cuidados de enfermería.

En este sentido entendemos que es Maslow, con su teoría de la pirámide de necesidades, la que establece una jerarquía clara y concisa que puede sernos de utilidad. La pirámide en cuestión consta de cinco escalones

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