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Riqueza de la vida


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  1.825 Palabras (8 Páginas)  •  83 Visitas

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La riqueza de la vida

Todo absolutamente todo lo que mantiene nuestra vida es un regalo de Dios, por el cual no debemos efectuar pago alguno.

Sin embargo; ¡Cuántos se empobrecen por no saber aprovechar estos regalos del Creador! Algunos viven tan concentrados en su mundo laboral o encerrado en su pequeño espacio vital, que no tienen tiempo ni ganas de tomar un poco de sol en el fondo de su casa o en la plaza cercana.

Pero no solo podemos sentirnos ricos por tener sol, aire y agua en abundancia, sino porque además podemos sonreírle al hermano, ayudar al necesitado, consolar al doliente y amar al ser querido.

Mientras nos mantengamos junto a Dios, él aumentará todavía más esta riqueza del corazón.

La vida es nuestra mayor riqueza. Pero la vida, ¿Acaso no se enriquece y permanece cuando convivimos con el Creador y hacemos su voluntad? Cuando observamos la armonía y la perfección de nuestro organismo, con sus complicadas funciones, no podemos menos que elevar nuestro pensamiento al Creador de tanta maravilla.

Se debe cuidar todo el organismo; aun nuestra manera de pensar y de sentir afecta directamente, para bien o para mal, quien vive presa de la ansiedad, la preocupación, el temor o la angustia, tarde o temprano enfermará su cuerpo, por haber enfermado previamente sus emociones.

¡Cuán importante es entonces adoptar una actitud mental constructiva y positiva! Esto significará esforzarse por cultivar el optimismo, la comprensión, el buen humor y el contentamiento.

Además hace bien recordar que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo y que para asegurar una mejor relación con Dios corresponde mantener nuestro estado físico en buenas condiciones. ¿No le parece?

Quizá hemos permitido que la vida se nos complicara demasiado. Tal vez nos hemos llenado de muchas ambiciones vanas y hemos perdido la simple alegría de vivir. ¿No será que cierta forma de codicia nos ha vuelto materialistas y nos ha dejado vacíos interiormente?

Absortos en nuestros intereses egoístas, solemos pasar por alto las pequeñas delicias de la vida.

Además, si confiamos en Dios y le amamos de todo corazón, las bendiciones divinas serán tan abundantes en nosotros que nuestra lengua se negará a proferir quejas contra la vida o contra los demás. El que convive con Dios llena su mente de alegría y de gratitud y reconoce que nada le falta

Cuando valoramos la vida:

  • Cuidamos nuestra salud: cultivamos buenos hábitos. Dejamos de lado el consumo de cualquier sustancia nociva y adoptamos actitudes mentales correctas
  • Crece nuestra estima propia y convivimos mejor: Nos aceptamos tal como somos. Tenemos satisfacción interior y procuramos superarnos cada día. Como respetamos nuestra vida propia, también respetamos la ajena.
  • Aprovechamos mejor el tiempo: Es asombroso lo que puede lograrse cuando se aprovechan los minutos libres del día
  • Nos acercamos al Creador: De él recibimos energías y sabiduría para disfrutar de la vida. “En él vivimos y nos movemos y somos” (Hechos 17:28)

La riqueza del Amor

Así actúa la sociedad cristiana en la cual nos toca vivir a usted y a mí. Mientras pronunciamos las palabras de Cristo –“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” ¡Cuán a menudo cerramos nuestro corazón a la necesidad de nuestro hermano! ¡Cuánto más fácil nos resulta mover los labios que las manos en demostración práctica del amor fraternal!

Vivimos en un mundo frío y egoísta. No obstante, usted y yo podemos ser diferentes, si aprendemos a depender de Dios y le pedimos que nos enriquezca con su amor divino

La auténtica alegría de la vida no se consigue con dinero, con renombre o con cualquier otra ventaja exterior. Solo en los dominios del corazón puede nacer y crecer la verdadera felicidad. El corazón la engendra cuando está cargado de amor. Mientras el egoísmo, el odio y la frialdad producen ruina y desgracia, el amor genuino es fuente de dicha y de paz.

Cuando por causa de los contratiempos que nos toca soportar sentimos que la vida comienza a perder su encanto, es bueno recordar el valor de dar antes que recibir.

Cuando salimos de nuestro natural egoísmo y recordamos que cada prójimo es un hermano a quien debemos amar, la vida cambia de tal suerte que huyen las penas del corazón. La misma psiquiatría moderna, y desde mucho antes la religión de Cristo, señalan el amor en acción como el mejor camino para prevenir y aun para curar muchos de los males de la mente humana. Desde que Jesús declaró “He venido para servir y no para ser servido”; la misión de cada cristiano en la tierra ¿No consiste en brindarse alegremente a los demás?

Será bueno recordar que nadie puede dar lo que no tiene. Solo podemos ofrecer un amor desinteresado al prójimo cuando previamente recibimos el amor que Dios derrama en nuestros corazones mediante su Espíritu (Romanos 5:5)

Cuando abunda el amor

  • Tenemos alegría de vivir: sentimos la aprobación de los demás y nos llevamos bien con ellos. Desaparecen los sentimientos negativos del corazón, tales como el egoísmo, el odio, el rencor, la frialdad y el desprecio.
  • Nos volvemos realmente ricos: sentimos que nuestra vida tiene razón de ser. Nos gozamos en servir y ser útiles a los demás.
  • Mejoramos económicamente: la persona que ama, y que por lo tanto es cortés y servicial, siempre encontrará una puerta abierta hacia el progreso material.

La riqueza de la familia

Permítame sugerir que convierta su casa, su arreglo personal y su ternura en lo más atrayente para su cónyuge. Vera como ambos se gozarán de estar juntos. Esto contribuirá a conservar la fidelidad conyugal, y aumentará sensiblemente la felicidad de toda la familia.

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