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Santa maría de gracia


Enviado por   •  7 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  3.139 Palabras (13 Páginas)  •  209 Visitas

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ORIGEN Y FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SANTA MARÍA DE GRACIA

La razón primordial de la creación de los conventos es de carácter religioso principalmente, sin embargo en el caso de los monasterios femeninos surgidos en Hispanoamérica, se hicieron necesarios para la protección de la mujer, especialmente a las descendientes de los conquistadores. Pues había que salvarlas y refugiarlas de los peligros del siglo, ya que podía ser burlada después de dársele palabra de matrimonio, o peor aún, involucrándose en una relación clandestina.[1]

     La ideología de la época colonial consideraba a la mujer como un ser indefenso, frágil y con poco criterio para tomar decisiones importantes, por ello siempre estuvo sujeta a la autoridad de algún hombre, sea padre, esposo, hermano, tío, tutor, etc.  En el caso de las religiosas por el clero representado siempre por el Obispo en turno.

     Así la entrada al convento se convirtió en la solución a las mujeres que no lograban un casamiento digno de su clase social ya fuera por falta de dote o simplemente por el que los padres o tutores no lo aprobaban.

     En la Nueva Galicia fue hasta el año de 1588 en que se fundó el primer convento de religiosas de la región, fueron las dominicas las encargadas de tal obra, siendo el Obispo Domingo de Alzola de la orden dominica, quien era el encargado del Obispado de esta región. Ante la necesidad de contar con un convento en la ciudad, pues no había ninguno cerca, y para que pudieran entrar en religión hijas y nietas de los valientes conquistadores. [2]

     Si bien en un principio se contó con un beaterio llamado Santa Catalina de Sena creado en 1571, con el objetivo de dar educación a las niñas pobres, dirigida por Catalina  de Carbajal. Que era una institución sostenida con limosna y con total apoyo del Obispo Gómez de Mendiola, quien murió en 1576. Tan noble labor sería continuada por el obispo Alzola. [3]

     Y como nunca faltan las almas piadosas para las obras pías, así un hacendado  llamado Hernán Gómez de la Peña, originario de la ciudad de Compostela donó una hacienda productora de cacao, para que pudiera consolidarse la fundación de dicho convento. La cédula Real que otorga el permiso para tal obra data de 13 de Junio de 1588.

     Del convento de Santa Catalina de Siena de la ciudad de Puebla vinieron cinco religiosas dominicas a tal efecto, sus nombres  María Ana Catalina como priora, María Francisca de Santa Cruz, subpriora, María de la Cruz, portera, Francisca de Santiago, proveedora y María de Santa Catalina por maestra de novicias, que por enfermedad no llegó, pero quedose en Valladolid.

     “Las monjas poblanas trajeron con ellas a dos novicias de Puebla. El 14 de Agosto la Audiencia autorizó la fundación y tres días después, el 17 de Agosto de 1588, el Obispo Alzola fundó canónicamente en el edificio del antiguo beaterio el convento de Santa María de Gracia en solemne ceremonia litúrgica y alegre fiesta popular”[4]

     Hacia el año de 1661 el Beaterio se convirtió  en colegio de niñas llamado San Juan de la Penitencia, estando adjunto al convento y siendo las religiosas las encargadas de su administración y enseñanza. Posteriormente en el año de 1698 el Obispo Juan Santiago de León Garabito creó las constituciones que debían regir al colegio. El propósito de este colegio era el de la formación religiosa y moral y la instrucción elemental de las educandas. Ahí se les enseñaba lectura, escritura, aritmética y labores como el bordado, costura y confección de flores.[5]

       La enseñanza no tenía costo alguno, pero la alimentación si, por ello se sabe que de ser un colegio para niñas pobres, pasó a serlo para niñas de las más notables familias. Cabe destacar que la mayoría de las niñas educadas en este colegio, posteriormente ingresaban al convento de Santa María de Gracia, algunas salieron para casarse y ser honorables amas de casa y excelentes madres de familia.  

     Al convento ingresaban de manera voluntaria, pero también se presentaron algunos casos en los que se entraba bajo una presión psicológica o con algún resentimiento.[6] Después de la inquietud de la candidata se realizaba una extensa investigación que tenía como finalidad el verificar si su familia era decente: si sus padres estaban casados bajo la religión católica, si era hija legítima, si estaba bautizada y confirmada, para lo cual se le solicitaban documentos oficiales que lo comprobaran. A esto le llamaban "limpieza de sangre”

     El procedimiento consistía en que un Notario del lugar, presentaba a las autoridades eclesiales: Fe de Bautismo,  Partida de Confirmación, informe de los testigos, quienes eran examinados y juraban que lo dicho en tal informe era verdad. El notario certificaba a los testigos presentados por los padres de la aspirante. A estos se les preguntaba “ si sabían que la postulante era hija de legítimo matrimonio, limpios de mala raza (mulatos, judíos, indígenas u otra).Además los testigos aportaban datos sobre abuelos y tatarabuelos, comprobando así el origen español. Al final del documento firmaban y anotaban sus datos como la edad, origen y domicilio. Así como también el Cura, el Vicario y Notario firmaban tal informe.

    Una vez cubiertos los anteriores requisitos se procedía a la votación llevada a cabo en el coro bajo, participaban todas las religiosas de velo negro de la comunidad. Reunidas todas,  la priora mencionaba las cualidades de la joven, posteriormente  la Madre Secretaria entregaba a cada religiosa tres semillas: una haba (plateada o dorada), un garbanzo y un frijol prieto[7] e  inmediatamente pasaba a recogerlos, estos eran depositados en una caja con un pañuelo, el cual servía para evitar el sonido. La Priora que junto con la Secretaria y dos de las Madres más antiguas eran las que procedían a contar los votos sobre una mesa. La encargada de dar los resultados era la misma Secretaria,  las habas eran entregadas a la joven o a su familia como recuerdo.

     Se le tomaba un juramento por parte del Sr. Provisor en el que se le preguntaba si había decidido entrar por decisión propia, si no tenia palabra de matrimonio y algo muy importante si gozaba de buena salud. Para finalizar se le asignaba el día de la toma de hábito, Sor María de los Dolores narra el suceso de la siguiente manera:

     “La joven vestida elegantemente de novia, acompañada de una Señora que era su madrina, se presentaba el Ilmo. Sr. Obispo a pedir su bendición. En el Convento se daban tres repiques, los P. P. Capellanes la esperaban en la puerta de la iglesia con cruz y ciriales, le daban el agua bendita y la llevaban al presbítero donde se hincaba en un cojín y pedía la bendición al Santísimo, luego salía de la Iglesia e iba a entrar en el Convento. Tanto la Iglesia como la pieza de la portería se llenaban de gente de todas las clases de la sociedad y si la joven era de proporciones, se repartían convites impresos y se ponía buena música. Llegaba hasta la puerta que estaba entre cerrada, se hincaba en el  umbral, le preguntaba la Prelada por tres veces a la novia ¿que buscaba? y contestaba, la misericordia de Dios y la vuestra; inmediatamente las Madres, Priora y Subpriora le habrían la puerta dándole una vela adornada con flores y yendo en medio de las dos Preladas y precedida de las dos Comunidades de religiosas y colegialas, puestas en dos alas la llevaban en procesión con velas en mano, cantando el himno de María Sma. O Gloriosa Domina… por el corredor del primer patio hasta llegar al coro, en donde la maestra de novicias y otra religiosa que se convidaba para su madrina le quitaban todos los adornos y el vestido le ponían el hábito y se acercaba a la puertita que daba a la iglesia, en donde un Sacerdote le ponía el escapularlo, que antes bendecía. Luego se entonaba el  Te Deum… durante el cual la nueva novicia abrazaba a cada religiosa y a cada colegiala y así concluía este acto.”[8]

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