Segregación escolar en Chile: Concepto, características y apreciaciones científicas.
Nestor IslaMonografía4 de Diciembre de 2016
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Universidad Católica de Temuco
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Sociología y Ciencia Política
Monografía
Nombre estudiante: Néstor Isla Jara
Curso: Habilidades y Competencias Personales
Profesora: María Teresa Douzet
Fecha: 06/06/20116
Segregación escolar en Chile: Concepto, características y apreciaciones científicas
En este trabajo tomaremos el concepto de segregación y observaremos qué efectos produce particularmente en el ámbito escolar (Chile). Con respecto a la segregación escolar, es bastante relevante referirnos a ella en dicho contexto, ya que no se cuenta con la diversidad de estudios correspondientes a un tema tan problemático como éste, el cual requiere ser justificado. La crítica al campo de investigación tiene que ver con referirse todavía más al tema puntual de segregación escolar, que necesita ser abordada por las ciencias sociales, donde existen fenómenos peculiares, los cuales es necesario develar para comprender la dinámica de la sociedad y que efectos se producen en ella. Con esto es posible entonces, implementar mecanismos aún más pertinentes a las ambivalencias del sistema educacional.
Antes de ver como se relaciona la segregación en el ámbito escolar, hemos de identificar cual es la base teórica de la que se sostiene el fenómeno (cuando hablamos de segregación). Para Calderone, la noción de violencia simbólica invita a pensar en ese concepto, el de violencia, junto a la idea de lo simbólico como un espacio en el que necesariamente los agentes sociales se encuentran en una relación de percepción y reconocimiento (lo que podemos ver reflejado en el proceso educacional). Esta dimensión simbólica de lo social sería un componente esencial de la realidad en la que los agentes viven y actúan. Al considerar que el mundo funciona a través de lenguajes, códigos desarrollados, la dimensión simbólica de la existencia en el mundo se hace notoria (Calderone, 2004). Según Valenzuela, Bellei, De Los Ríos, se menciona que existe un escaso interés académico y político por la segregación educativa en el mundo y principalmente en nuestro país. Sin embargo Estados Unidos posee una preocupación por la segregación, pues declararon ilegal la segregación escolar racial. En estudios urbanos la segregación ha tenido un mayor desarrollo. La segregación posee una dimensión social, que se identifica como una falta de interacción entre los grupos sociales y además una dimensión geográfica, en relación a la desigual distribución de grupos en un espacio físico dado. Es un concepto multidimensional, pues se presenta en diferentes aspectos de los que es posible analizar. La relevancia de estudiar la segregación en una u otra categoría, tiene que ver con la creencia en que ciertas desigualdades nos afectan, en las perspectivas de desarrollos que tienen la persona. En el caso chileno, la estratificación socio-económica representa una de las formas de segregación –y es en este punto donde se relaciona directamente con la educación-. La experiencia escolar se determina por la escuela a la que se asiste, debido a que las interacciones sociales se dan en estas, además los recursos humanos y materiales que influyen en la experiencia escolar se distribuyen de manera diferente en cada establecimiento educacional. Los estudios de la segregación urbana sugieren que la educación es un campo en el cual se ven sus efectos. No hay segregación en la igualdad de oportunidades, sino más bien el problema recae sólo cuando pensamos en la calidad de la educación, un nivel más exigente en las oportunidades educativas. Pues no es obvio que la segregación escolar sea una dimensión relevante de los sistemas escolares o de la experiencia educacional de los alumnos, ya que se han estandarizado gran parte de las condiciones para la calidad educativa. No se puede vincular las dimensiones de calidad educativa con el grado de segregación económica de los alumnos. Las escuelas menos segregadas generan mejores resultados educacionales, un mejor acceso y permanencia a la educación post-secundaria. Se sugiere que la medición de la segregación socioeconómica escolar se de en base al índice de Duncan (consiste en que los valores cercanos al 0 equivalen a menos segregación y cercanos al 1 mayor índice) (Valenzuela, Bellei, De Los Ríos, 2010). Además Rossetti argumenta que la segregación educativa apunta a la distribución desigual de las escuelas dentro del espacio urbano, verbigracia, a la concentración de escuelas técnicas en los sectores populares (Rossetti, 2014, citado en Bellat, 2004).
Por otra parte (y siguiendo el análisis anterior), Bellei habla del logro educacional, pues se entiende simultáneamente como algo que predice, y además como un componente de posición de clase de un sujeto. Se tiene un principio de equidad en la educación, que deriva de un proceso de estandarización, como se ve en la organización basada en clases, la escolaridad obligatoria, currículo nacional obligatorio, calendario escolar. Aunque no todos los aspectos de la educación son “estandarizantes”, por ejemplo la experiencia formativa del estudiante, en específico los compañeros de escuela. En base a esto surge el concepto “efecto de los compañeros” en educación, como marco de lo que es la segregación escolar en Chile, y se aspira a demostrar si es que la productividad cambia según los compañeros de aula. Las investigaciones en segregación escolar, han abordado principalmente el campo de las dimensiones raciales y de la clase social, y en un menor grado los temas de género, habilidad académica y estética. Por otra parte existen mecanismos de agrupamiento de alumnos según las habilidades académicas, por lo que la distribución de los estudiantes no se produce de manera aleatoria. Se puede llegar a creer que si el “efecto compañeros” tiene un rendimiento decreciente en el aprendizaje, la segregación escolar produciría una especie de reducción en los logros educacionales (Bellei, 2013). Como argumentan algunos autores, las investigaciones que apoyan a la segregación interna señalan que permite el progreso de los alumnos de acuerdo a sus habilidades, hace posible la adopción de metodologías de enseñanza, reduce el fracaso escolar, ayuda a mantener el interés de los estudiantes, que los que avanzan más lento aumentan su participación porque no tienen que competir con niños más talentosos (Treviño, Valenzuela y Villalobos 2014, citado en Duflo, Dupas, & Kremer, 2008).
Existe un mecanismo que se encuentra inmerso en la sociedad (nos dice Bonal), hablamos del principio “meritocratico liberal” correspondiente a la justicia distributiva, quien encuentra en la educación la institución perfecta para identificar, seleccionar, y jerarquizar adecuadamente los talentos disponibles, que accederán a puestos de trabajo cualificados y necesarios para el progreso y bien estar social. La distribución de premios se realiza en función del rendimiento de los alumnos (Bonal, 1998). Ahora aparece la pregunta ¿De dónde surge todo esto? C. Fernández señala que en Chile se produce una ola de cambios en la educación (entre 1973 y 1990), el objetivo fue dar libertad de elección a los padres y promover la competencia en el sistema. Se crea entonces una nueva política de financiamiento al establecimiento educacional, el Estado subsidia en base a la asistencia de clases. Y además se le permite a los establecimientos privados optar el subsidio a cambio de no cobrar valores altos a sus estudiantes, aunque sí podrían seleccionar a estos. El SIMCE con su sistema de pruebas estandarizadas, va de la mano con la privatización en curso, ya que los mejores resultados se producen en establecimientos privados. En él se puede ver la brecha de los puntajes entre establecimientos públicos y privados, si se consideran las variables económicas y sociales. Pues que los privados sobresalgan se debe a que estos seleccionan a sus estudiantes de perfil académico y económico (Fernández, 2014). Es relevante observar los resultados de las pruebas SIMCE de 4º básico de 1999 y 2º medio de1998 (a pocos años de la implementación del nuevo mecanismo educacional) y datos de la Encuesta CASEN. Ya que este análisis nos muestra que los establecimientos educacionales no son totalmente homogéneos desde el punto de vista del nivel socioeconómico de los niños que atienden, como tampoco en relación a los puntajes en las pruebas SIMCE que obtienen sus alumnos. Los aportes no fiscales a la educación se basan en los aportes de los padres (particulares pagados y financiamiento compartido) y los aportes municipales. Obviamente la gran diferencia en el aporte de recursos está dada por el aporte de las familias a la educación. El financiamiento compartido permite, por un lado, disminuir la brecha entre el sector particular pagado y el sector subvencionado, y por el otro, aumenta la diferenciación al interior del sector subvencionado (González, Mizala y Romaguera, 2002). Y bien como complementan otros autores, no hay que obviar que las familias chilenas han contado, históricamente, con libertad para elegir una escuela o liceo para sus pupilos, no existiendo en la política educativa del país estrategias de asignación controladas o reguladas de los estudiantes a los establecimientos. No obstante, es claro que la reforma neoliberal impulsada dentro del sistema escolar durante la década de 1980 institucionalizó y expandió la política de “school choice” bajo el establecimiento de un subsidio a la demanda (o sistema de voucher) y el fomento de la privatización exógena del sistema tendiente a la diversificación de los proveedores educativos. Con todo, Chile aparece como un caso pionero de avance en esta materia (Hernández, Macarena; Raczynski, Dagmar, 2015, citado en Hsieh y Urquiola, 2006)
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