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Sexenio del embarazo adolescente


Enviado por   •  20 de Enero de 2016  •  Documentos de Investigación  •  1.860 Palabras (8 Páginas)  •  246 Visitas

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EL SEXENIO DEL EMBARAZO ADOLESCENTE (RIESGOS) Por: Katja Suárez - julio 14 de 2012 - 0:00 Revista SD, TIEMPO REAL, Último minuto - 1 comentario Share 40 De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2005), en México, cada año nacen en promedio dos millones 500 mil niños, de los cuales cerca del 20 por ciento son hijos de madres adolescentes de entre 12 y 19 años. Desde el inicio de las administraciones presidenciales panistas, la cifra de casos aumentó en un 27% en comparación con los 366 mil casos que, en el 2000, reportó el ex Secretario de Salud Julio Frenk, quien desde 1996 había encabezado la campaña “En buen plan… Planifiquen”. De no haberse tomado tales medidas, los embarazos de adolescentes hubieran ascendido a poco más de un millón a principios del siglo XXI, tal y como lo marcaba la tendencia desde la década de los setentas y antes de dichas precauciones. Entre las causas que actualmente continúan originando este problema se encuentran la insuficiente impartición de educación sexual en las escuelas, la reticencia de algunos padres de familia para que el tema se trate en clase, la falta de disponibilidad de métodos anticonceptivos y de campañas de promoción, así como la acción de algunos gobiernos locales (Morelos, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Aguascalientes, Guanajuato y Yucatán) que obstaculizan las políticas públicas en la materia y ponen especial énfasis en la resistencia social y política para atender esta situación. Líderes de organizaciones no gubernamentales, organismos como la UNICEF, diputados, asambleístas y profesionales de la salud advierten acerca de la posibilidad de un grave retroceso si los programas antes impulsados se siguen frenando. En tanto que se toman las medidas para reducir las cifras de embarazo en adolescentes, dentro de este contexto existe un importantísimo apartado que es frecuentemente desatendido: la nutrición de la futura madre prematura y la de su bebé.

La gestación en la adolescente es una situación de riesgo nutricional, ya que el crecimiento longitudinal no suele finalizar hasta cuatro años después de la menarquía. Además supone una sobrecarga al añadir, a los propios requerimientos para su crecimiento, las necesidades energéticas y de nutrientes esenciales necesarios para el crecimiento fetal, para la formación de nuevas estructuras maternas (placenta, útero, glándulas mamarias, sangre) y los depósitos energéticos que aseguren las demandas a presentarse tanto en el parto, como en la lactación. En esta etapa, los requerimientos de nutrientes son mayores que los de las gestantes adultas, en especial, los de energía, proteína y calcio. El estado nutricional de la madre antes de la gestación también constituye un factor muy importante. Si éste es bueno, los almacenes de nutrientes serán adecuados para suplir posibles deficiencias durante este periodo. Sin embargo, la actitud de la adolescente para asumir una nutrición sana suele verse muchas veces afectada por el conflicto que vive respecto a la aceptación de su imagen corporal, que va de la mano con su adaptación a los cambios anatómicos, funcionales y a las fluctuaciones bruscas que ocurren en su estado de ánimo, ocasionadas tanto por la adolescencia, como por la gestación. El deseo de ser independiente de la familia y aceptada por sus compañeros puede provocar en ella prácticas alimenticias alteradas: exceso de comida, reducción de peso, anorexia nerviosa, bulimia, dietas vegetarianas, dietas de moda, etcétera. El panorama podría complicarse si la joven embarazada integra las estadísticas de obesidad que, en México, abarcan a uno de cada tres adolescentes, según la Encuesta Nacional sobre Salud y Nutrición y las Proyecciones de la Población de México 2005-2050, realizada por el Consejo Nacional de Población. ALIMENTACIÓN SANA PARA LA MADRE ADOLESCENTE En la adolescente embarazada, los requerimientos energéticos son mucho más elevados que en etapas anteriores y dependen de la velocidad de crecimiento, de la actividad física que realice con regularidad y de las demandas del bebé en gestación. Normalmente, el incremento al valor calórico total de la dieta es de 500 kilocalorías adicionales a las establecidas para su peso, estatura, edad y su situación fisiológica como adolescente. Esto significa que la ingesta diaria de energía será de aproximadamente 2,700 Kcal. Las necesidades proteicas también aumentan debido al elevado ritmo de crecimiento y al aumento de la masa muscular propia de la adolescente y para apoyar la formación de tejidos maternos y fetales. Por eso se debe suministrar entre 10 y 16 g/día adicionales. Cabe mencionar que la eficacia de la utilización de la proteína durante la lactancia es de un 70%. Es muy importante cuidar la calidad de las proteínas de la dieta, las cuales deben ser 50% de origen animal y, el restante, vegetal. La proteína deberá constituir entre un 12 y 15% de la ingesta energética total. Destaca la necesidad de las vitaminas B1, B2 y B3, las cuales cumplen importantes funciones en el metabolismo energético, es decir, en el proceso de convertir los nutrientes de los alimentos en moléculas más simples que se transforman en energía para que el cuerpo pueda funcionar.

Importante en este proceso lo es también la vitamina B6 que participa en la síntesis (producción) proteica. Las necesidades de ácido fólico y vitamina B12 son también elevadas y, en el caso del primero, se debe empezar a ingerir 2 ó 3 meses antes del embarazo a fin de evitar malformaciones en el feto. Es de destacar que el riesgo de carencia de estos nutrientes es muy alto, sobre todo, en los casos de dietas unilaterales como la de las vegetarianas

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