Signos Vitales
ELiozer19 de Junio de 2013
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Introducción
Los signos vitales son manifestaciones de vida humana, su presencia confirma la vida y su ausencia la muerte.
Los signos vitales son indicadores que reflejan el estado fisiológico de los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones). Expresan de manera inmediata los cambios funcionales que suceden en el organismo, cambios que de otra manera no podrían ser cualificados ni cuantificados. Los cuatros principales signos vitales son:
1. Frecuencia cardiaca, que se mide por el pulso, en latidos/minuto.
2. Frecuencia respiratoria.
3. Tensión (presión) arterial.
4. Temperatura.
Los signos vitales constituyen una herramienta valiosa como indicadores que son del estado funcional del paciente.
El registro de los signos vitales no debe convertirse en una actividad automática o rutinaria; los resultados deben ser el reflejo de la evaluación clínica confiable del paciente por parte de enfermería, y su interpretación adecuada y oportuna ayuda a la enfermera y al médico a decidir conductas de manejo.
La determinación de los signos vitales tiene particular importancia en los servicios de urgencia, donde llegan pacientes con gran variedad de cuadros clínicos, algunos en estado crítico.
Justificación
Este trabajo se realizó con la finalidad que el estudiante de la carrera de médico y cirujano de primer año conozca los cuatro signos vitales que manifiestan que una persona está vivo.
También que ejecute la toma adecuada de cada uno de los diferentes signos vitales e interpretar sus valores que resulten al tomar los anteriormente mencionados.
Ya que el conocimiento de los signos vitales es muy importante en la preparación del estudiante de medicina. Los signos vitales constituyen una herramienta valiosa como indicadores que son del estado funcional del paciente.
Ya que en el campo en que trabajara el estudiante de medicina sea el caso que sea siempre tomara los signos vitales, hasta en casos servirán para dar un diagnóstico adecuado.
Objetivos
Definir que son los signos vitales.
Identificar cada signo vital.
Describir las técnicas para la toma de los signos vitales.
Practicar cada técnica para la toma de cada uno de los diferentes signos vitales.
Conocer los valores normales de cada uno de los signos vitales
Adquirir conocimientos sobre las diferentes alteraciones que pueden sufrir los cuatro signos vitales.
Signos vitales
Los signos vitales son manifestaciones de vida humana, su presencia confirma la vida y su ausencia la muerte.
Los signos vitales son indicadores que reflejan el estado fisiológico de los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones). Expresan de manera inmediata los cambios funcionales que suceden en el organismo, cambios que de otra manera no podrían ser cualificados ni cuantificados. Se pueden medir en un establecimiento médico, en casa, en el lugar en el que se produzca una emergencia médica o en cualquier sitio.
Los cuatro signos vitales principales que los médicos y los profesionales de salud examinan de forma rutinaria son los siguientes:
1.- Pulso arterial
2.- Respiración
3.- Presión Arterial
4.- Temperatura
En la práctica clínica es útil la desviación de los parámetros que se consideran normales y sus cambios son factores de riesgo que se relacionan con entidades patológicas bien definidas. Casi todas las patologías en alguna forma inciden modifican los signos vitales; algunos padecimientos se caracterizan por alteraciones bien definidas de los signos vitales.
Indicaciones de cuando tomar los signos vitales:
• Ingreso y egreso del paciente para tener registrados lo valores de su salud.
• Cuando el paciente presente cambio en su condición funcional
• Según prescripción de enfermería o médica
• Antes, durante y después de los procedimientos diagnósticos, o tratamiento invasivo o no invasivo.
• Antes y después de la administración de medicamentos.
• Cuando una persona participe de una actividad física.
• Personas que tengan alguna condición patológica que cambie los parámetros hemodinámicos (signos vitales).
Pulso arterial
Se denomina Pulso (del latín pulsus, empujar), a la sensación de choque o levantamiento que se percibe con los dedos de la mano al comprimir moderadamente ciertas arterias superficiales apoyadas en un plano resistente. Estos levantamientos son producidos por las variaciones excesivas de volumen y tensión del árbol arterial y por la onda de presión originada en el sístole ventricular. El PULSO tiene la virtud de dar una idea del estado funcional del corazón, del estado de la circulación periférica y de las paredes arteriales.
La velocidad del pulso (latidos por minuto) corresponde a la frecuencia cardiaca, la cual varía con la edad, sexo, actividad física, estado emocional, fiebre, medicamentos y hemorragias.
Edad: el pulso sufre variaciones desde el momento del nacimiento hasta la madurez y la senectud.
Sexo: después de la pubertad el pulso es más lento en el hombre que en la mujer.
Ejercicio físico: la velocidad del pulso aumenta con la actividad física. En los atletas en reposo la frecuencia aparece disminuida (bradicardia) debido al gran tamaño y fuerza del corazón. Los atletas mantienen normalmente un estado de bradicardia.
Fiebre: aumenta el pulso por la vasodilatación periférica secundaria al ascenso de la temperatura.
Medicamentos: los medicamentos pueden afectar el pulso; algunos lo aumentan y otros lo disminuyen.
Hemorragias: la pérdida de sangre mayor de 500 ml aumenta el pulso. La taquicardia es signo de anemia aguda.
Estado emocional: las emociones como el miedo, la ansiedad y el dolor pueden estimular el sistema simpático aumentando la actividad cardiaca.
Existen nueve puntos anatómicos para la palpación del pulso.
Pulso temporal: la arteria temporal se palpa sobre el hueso temporal en la región externa de la frente, en un trayecto que va desde la ceja hasta el cuero cabelludo.
Pulso carotideo: se encuentra en la parte lateral del cuello entre la tráquea y el músculo esternocleidomastoideo. No se debe ejercer presión excesiva porque produce disminución de la frecuencia cardiaca e hipotensión. Tampoco, se debe palpar simultáneamente en ambos lados para evitar la disminución del flujo sanguíneo cerebral o, aun, paro cardiaco.
Pulso braquial: se palpa en la cara interna del músculo bíceps o en la zona media del espacio antecubital.
Pulso radial: se palpa realizando presión suave sobre la arteria radial en la zona media de la cara interna de la muñeca. Es el método clínico más usado.
Pulso femoral: se palpa la arteria femoral localizada debajo del ligamento inguinal.
Pulso poplíteo: se palpa realizando presión fuerte sobre la arteria poplítea, por detrás de la rodilla, en la fosa poplítea.
Pulso tibial posterior: se palpa la arteria tibial localizada por detrás del maléolo interno.
Pulso pedio: se palpa la arteria dorsal del pie sobre los huesos de la parte alta del dorso del pie.
TECNICA
Por lo fácilmente accesible, la arteria que generalmente se escoge para examinar el pulso es la radial de cualquiera de los antebrazos; para ello el examinador toma la muñeca del paciente con una de sus manos colocada en forma de pinza ósea con el pulgar asentado en el dorso de la muñeca y las yemas de los tres dedos (anular, índice y medio) asentados sobre la arteria radial. La razón de no emplear el pulgar para tomar el pulso es que el examinador podría sentirlas pulsaciones de su arteria radial propagadas en este dedo. En general, el recuento de los latidos es de 15 o treinta segundos multiplicados por 4 o 2 respectivamente; para obtener las pulsaciones por minuto. Si el pulso es irregular, es aconsejable contar durante todo un minuto.
Se recomienda que el paciente esté en reposo, para que su pulso pueda compararse con el de observaciones anteriores. Ejercicio y emociones aceleran el pulso hasta el extremo de que no refleja el estado normal en reposo.
Valores de la pulsaciones.
• Valor normal o normocárdico: 60 – 100 por minuto
• Bradicárdico: menor a 60 por minuto
• Taquicárdico: mayor a 100 por minuto
CARACTERES GENERALES DEL PULSO. VARIACIONES.
Los caracteres generales del pulso que se deben de explorar son:
Frecuencia Ritmo
Amplitud
Igualdad
Tensión o dureza
Celeridad
Frecuencia:
La frecuencia del pulso se obtiene contando el número de pulsaciones en un minuto, o como generalmente se hace, en treinta segundos multiplicando el resultado por dos. La frecuencia del pulso varía con la edad, en la mujer el pulso es de 6 a 8 pulsaciones más frecuente que en el hombre. El número de pulsaciones no es fijo en el
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