Sistema dentario un proceso evolutivo.
johanna1117Reseña2 de Noviembre de 2017
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Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Facultad de Ciencias y Educación
Proyecto Curricular Licenciatura en Biología
Seminario de Evolución
Madeleynne Johanna Mondragón 20121140100
Sistema dentario un proceso evolutivo.
Resumen
Esta investigación, tiene como objetivo identificar los cambios estructurales que se han presentado en el sistema dentario en relación con las características ambientales a las cuales se han visto sometidos los primates en el proceso de hominización. El estudio de los caracteres evolutivos es de gran importancia para la comprensión no solo de árboles filogenéticos sino a los procesos de adaptación de las poblaciones en relación a las condiciones del medio para dar respuesta a estos y así permitir la conservación de las especies. Se considera el carácter dentario como indicador de la evolución debido a que constituye una adaptación de tipo estructural que depende de un comportamiento o forma de alimentación de un individuo según los ambientes del mismo. Desde de los primeros primates, los dientes experimentaron una reducción dental en número, tamaño, elementos y estructura, pareja a la reducción cráneo facial, debido la calidad omnívora de su alimentación y perfeccionamiento de las herramientas y de otros mecanismos culturales para la adaptación y optimización de las oportunidades ecológicas disponibles.
Palabras claves: sistema dentario, evolución, ambiente, omnívora, alimentación, reducción, oportunidad ecológica.
Abstract
This research aims to identify the structural changes that have been introduced in the dental system in relation to the environmental characteristics of which have been subjected. The study of the evolutionary character is of great importance for the understanding not only of phylogenetic trees but to the processes of adaptation of the populations in relation to the conditions of the environment to give response to these and to allow the conservation of the species. It is considered the dental character as an indicator of the evolution because it constitutes an adaptation of a structural nature that depends on a behavior or form of power of an individual based on the environments of the same. Since the first primates, teeth dental experienced a reduction in number, size, elements and structure, couple to the reduction skull facial, due the quality omnivorous diet and improvement of the tools and other cultural mechanisms for adaptation and optimization of the ecological opportunities available.
Key words: Dental system, evolution, environment, omnivorous food, reduction, ecological opportunity.
Introducción
Los mamíferos son un grupo muy abundante y diverso que poseen ciertas características permitiendo diferenciarse de otros grupos, entre estas sobresale su mandíbula debido a que está formada por un único hueso: el dentario; que a diferencia de lo que pasa en otros vertebrados, cuya mandíbula está compuesta por más huesos además se caracterizan por una articulación temporomandibular dentario-escamoso y un oído medio formado por tres huesos, como se ha registrado en estudios filogenéticos los dientes son un carácter importante en el momento de clasificar o determinar un individuo fósil ya que estos se conservan con facilidad. La evolución del sistema dentario permite observar, a través de las sucesivas especies, los cambios que se han dado en la morfología, estructura, y función de los dientes (Figun y Garino, 2007). Como afirma Gilbert (2003), los cambios en los patrones cúspides de los molares tienen especial importancia en el seguimiento de los mamíferos en nuevos nichos ecológicos, esto indica que la disposición molar puede ayudar a comprender los factores medio ambientales que rodean al individuo en un periodo de tiempo determinado.
La masticación es un proceso en el que los alimentos son procesados por dientes ya sea mediante corte, rasgado, partido o trituración. En este proceso intervienen los dientes situados sobre una pieza móvil de hueso, la mandíbula, presionados por sus dientes antagonistas enclavados en una base fija, el maxilar (Prives et al., 1981), ambos son huesos dérmicos que han sufrido una compleja modificación durante el proceso evolutivo. Los dientes enclavados en estas estructuras constituyen papilas osificadas de la mucosa destinadas a la elaboración mecánica de los alimentos.
Filogenéticamente, provienen de la escama de los peces, desarrolladas en los bordes de la mandíbula y que han adquirido nuevas funciones. Debido a su desgaste son sustituidos varias veces por estructuras nuevas en los vertebrados inferiores, y en el hombre en dos oportunidades, dando lugar a los dientes deciduales o de leche y a los secundarios o permanentes. Sus cambios evolutivos están asociados a las adaptaciones a distintas dietas alimenticias, y, por ende, a los cambios ambientales cuyos entornos proveían los productos para su supervivencia (Labajo et al., 2005).
La experimentación con la dentadura ha sido una de las claves del desarrollo de los mamíferos, pues ningún otro animal presenta tal variedad de estructuras, con tantas funciones especializadas. Antes que el diseño dental sufriera modificaciones, fue necesario el desarrollo de la lactancia y de las glándulas mamarias, lo que permitía que las criaturas nacieran con pocos o ningún diente, que eran añadidos en la medida que la mandíbula alcanzaba su tamaño adulto. Algunos mamíferos más primitivos y sus inmediatos ancestros, los cinodontos, dieron paso a una doble articulación mandibular (Prives et al., 1981). Los dientes monotuberculados, puntiagudos -haplodontes- de los peces y reptiles, se modificaron por formas multituberculadas -heterodontes-. Debido a la aparición de dientes con forma más plana, se salta de la función exclusiva de retener los alimentos a distintas formas de presionarlos y elaborarlos. Es posible que la evolución de las estructuras dentarias de precisión y la consiguiente posibilidad de acceso a una amplia variedad de alimentos, jugaran un papel decisivo en la radiación adaptativa de los mamíferos (Janis, 1993).
El modelo general de cualquier clase morfológica de diente de los mamíferos, consta de un tubérculo cónico, puntiagudo, de bordes laterales cortantes.
La teoría tritubercular fue descrita y dada a conocer por Cope en 1871, su idea principal es que el más complejo diente de los mamíferos ha derivado de un simple tubérculo por dos procesos: primero, repetida aceleración anteroposterior (mesio-distal) del tipo simple cilíndrico y segundo, una repetición lateral (vestíbulo-lingual) como resultado de una fuerza de crecimiento en dirección transversal. Posteriormente, en 1883, expresa que entre los mamíferos fósiles del Eoceno descubrió el tipo tritubercular de molares superiores que era la forma más antigua de las cuales han derivado las formas más complejas de mamíferos recientes. Los molares de los primeros marsupiales y placentarios presentaban una forma generalmente descrita como tribosfénica (Reyes et al., 2010).
Con la aparición de los primeros primates hace 70-65 millones de años, los dientes adoptan un patrón cuatritubercular; pero hasta la aparición de los primeros hominoideos –hace cerca de 13 millones de años–, persisten los caracteres craneodentales primitivos propios de los simios antropomorfos: arbotantes óseos marcados, prognatismo mediofacial acusado, arcada en U, paladar aplanado, grandes caninos y esmalte fino; así como una característica fórmula dental pre-miocénica como la de los antiguos primates (Labajo et al., 2005).
Dado que tanto los simios antropomorfos como los homínidos primitivos provienen de un linaje común, en la evolución del hombre se da un proceso de diferenciación, desde los rasgos comunes con los grandes monos hasta los caracteres modernos, en la que los homínidos primitivos muestran rasgos intermedios. El punto de inflexión lo marcan dos especies: los australopitecinos (primeros homínidos), y el Homo erectus (en sus diferentes variantes) por su desarrollo anatómico y tecnológico. Así, en la escalera evolutiva se parte de los primeros mamíferos (eutherian), con 44 dientes semejantes a los conos de los reptiles, a mamíferos más avanzados, en los que los dientes adoptan una forma primero tritubercular (lineal) y luego tribosfénica (tritubercular triangular) con una fórmula dental 2/1/3/3. Con los lemúridos (2/1/3/3) y los tarseros (2/1/3/3 superior y 1/1/3/3 inferior) aparece la heterodoncia “moderna”. (Labajo et al., 2005).
Morfológicamente las diferencias más evidentes entre los simios antropomorfos y los hombres se refieren a la anatomía de la cabeza. Dichas diferencias son una consecuencia directa de la marcha bípeda o cuadrúpeda. Los grandes monos, que poseen una marcha cuadrúpeda, tienen la cabeza orientada hacia delante. Por ello el cuello posee una potente musculatura que se inserta en robustas crestas sagitales óseas de la parte posterior del cráneo. El agujero occipital (que relaciona el cráneo con la columna vertebral), es oblicuo y se sitúa posteriormente. La cara está muy desarrollada hacia delante (protrusión facial), ya que la boca participa en la prensión de los alimentos. Las mandíbulas son robustas y sin mentón, las arcadas tienen forma de U y presentan espacios, los dientes son grandes y con una delgada capa de esmalte. Los premolares de los simios antropomorfos son heteromorfos y el de los hombres homomorfos. Los caninos son potentes y sobrepasan el nivel de los otros dientes, y poseen un marcado carácter de dimorfismo sexual (Labajo et al., 2005).
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