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TDAH- El Déficit de Atención con Hiperactividad


Enviado por   •  29 de Junio de 2019  •  Documentos de Investigación  •  1.478 Palabras (6 Páginas)  •  156 Visitas

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CAPÍTULO I

EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

  1. Planteamiento del problema

“Todos los niños se comportan mal algunas veces, eso no significa un trastorno de conducta severo en la mayoría de los casos.”

Muchos niños presentan a diario problemas de comportamiento con sus iguales (compañeros de clase, amigos…) o con sus educadores (padres, maestros, monitores…). Muchos de estos problemas son leves o pasajeros y fruto de situaciones particulares que se dan a diario en los hogares o las escuelas. Pero cuando estas dificultades, situaciones o comportamientos se dan con una intención clara, continuada y persistente por parte del niño a no obedecer, cuando estos problemas de conducta se agravan, se intensifican y aparecen a diario es cuando es necesario valorar la aparición de un trastorno directamente relacionado con la conducta antinormativa.

Es frecuente encontrar características de falta de atención, hiperactividad o impulsividad en conductas propias de la infancia, puesto que es natural que los niños estén muy activos, presten poca atención, escuchen poco, Pero, sin embargo, es importante diferenciar entre un comportamiento “normal” y uno que no lo es.

 El Déficit de Atención con Hiperactividad en los niños es un trastorno cuya incidencia es bastante mayor de lo que con una mirada superficial podría inferirse. En este sentido, si bien es un cuadro que sólo afecta sólo a menores, repercute además en entorno familiar y escolar de éstos, ocasionándoles conflictos con su medio y en definitiva, graves problemas de adaptación y socialización. Muchos de los profesionales que trabajan en el campo de la psicopatología infantil utilizan el término hiperactividad para referirse a un cuadro de síntomas de base neurológica que muy bien podría degenerar en problemas importantes. El mismo está muy lejos de tener relación con lo que muchos padres y maestros piensan sobre estos niños. Les califican de niños traviesos y malcriados; piensan además que sólo en algunos de los casos la aparente incorregibilidad de los niños podría estar asociada a problemáticas con la conducta.

Baja concentración, impulsividad y mal comportamiento, lo que comenzó como una serie de conductas observadas en niños y niñas alrededor de todo el mundo hoy se conoce como Trastorno de Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH), condición que afecta a los menores y preocupa a profesores y padres transversalmente. Si bien se ha estudiado por años el TDAH, no se ha logrado establecer su origen, pese a que el conjunto de síntomas que lo componen sí está claro, al igual que sus consecuencias.

La importancia alcanzada por este síndrome a nivel familiar, social y sanitario está fuera de duda. El hecho de haberlo considerado hasta ahora como una patología menor, con el erróneo argumento emitido por muchos (con escasos conocimientos sobre la repercusión de este síndrome) de que está sobredimensionado ha llevado acarreado, sino un desinterés total por su estudio, al menos un interés inferior al de su auténtica importancia. Los alumnos con TDAH suelen presentar un rendimiento escolar inferior al que se espera por su capacidad. Además, entre los afectados por este trastorno, es frecuente encontrar dificultades en el aprendizaje de las áreas instrumentales. Suelen mostrar un déficit en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, lo que puede dificultar la relación con sus compañeros.

En los últimos tiempos se habla de un sobrediagnostico del TDAH, por lo que se hace relevante tratar un tema como es la prevalencia del trastorno. A medida que ha pasado el tiempo se han ido incrementando los porcentajes de personas que padecen este cuadro, a la vez que ha ido disminuyendo la edad a la que puede ser diagnosticado. Si bien hace unos años se estimaba la prevalencia del TDAH en el 4%-6%, los últimos estudios epidemiológicos dan cifras que rondan el 20% y hasta los más prudentes sitúan la prevalencia por encima del 10%. Es posible que las diferentes pruebas valorativas jueguen un papel importantísimo en los porcentajes de prevalencia. Así, las europeas son muy restrictivas y dan porcentajes mucho más bajos que las americanas, que son más generosas en valorar positivamente hechos no reconocidos por las europeas, y por ello dan prevalencias más altas. Es verdad que todavía no se ha establecido una frontera entre personalidad y patología en las manifestaciones externas de los sujetos con TDAH y ello puede elevar las cifras de prevalencia. Tal vez ello llegue a través de los trastornos comórbidos.

Pedro Swinburn Larraín, médico general con formación en medicina antroposófica y salud mental infanto juvenil, por su parte señala que “el estrés excesivo también resulta tóxico para el bebé en gestación. Los aportes de la medicina antroposófica a la comprensión del desarrollo del niño o niña nos indican que la sobrecarga sensorial durante los tres primeros años de vida es extremadamente relevante. Esta sobrecarga puede ocurrir durante el período intrauterino o durante un proceso de parto demasiado sobreintervenido. En la época de recién nacido, puede estar expuesto a excesivo ruido ambiental, juguetes sintéticos que estimulan de manera poco armónica los órganos sensoriales y, más adelante, el niño pequeño podría pasar largos períodos frente a las pantallas. Factores como una alimentación inadecuada, la verticalización precoz de los bebés y el no respetar la libre conquista de los hitos motores del desarrollo (darse vuelta, gatear, caminar, etc.), también pueden facilitar la aparición de síntomas del espectro TDAH”.

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