Visita Extraterrestre

Arribamos enviadas en una misión de observación -la Big Bang II- con la intención futura de establecer relaciones. Viajamos y tocamos tierra mimetizadas entre meteoritos días antes de que el tifón Haiyan llegara a Filipinas, año terrestre 2013. Poseemos conocimiento y tecnología para controlar y mitigar este tipo de desórdenes atmosféricos pero no se nos permite intervenir. Nuestra misión universal, por ahora, es observar reacciones y elaborar informes post-desastre. Sabíamos que pasaría y también lo sabían los principales gobiernos terrestres al igual que la comunidad científica. ¿Por qué no actúan en tal sentido aquí en la Tierra los seres humanos? No sabemos aún.

Hace algún tiempo, 250 millones de años humanos, cuando aún habitábamos nuestro antiguo planeta, fuimos sorprendidas por una gran lluvia de meteoritos menores pero muy densos y ajenos a nuestro sistema planetario. Aquella cascada meteórica no pudo ser detectada debido a una explosión simultánea en el sistema solar, en la Tierra precisamente, lo que originó algunas afectaciones ópticas en el espacio e hizo que nuestras observaciones se entorpecieran frente a la velocidad de los meteoritos, que habíamos calculado, pasarían a días luz de nuestro planeta… murió la gran mayoría de nuestra población.

El número de habitantes en ese momento era mil veces la población humana de la Tierra, sobre un planeta mil veces menor pero con distribuciones justas en todo sentido: equilibrio, cultura y justicia son nuestra religión. Nuestra apariencia, hermosa sin lugar a dudas, empieza con una altura no mayor a siete centímetros terrestres; desde una perspectiva humana, podría decirse que es similar al de una persona con cabeza amplia, sin cuello y provista de dos antenas con múltiples propósitos, alas aparentemente algo atrofiadas y pegadas a la espalda, lo que nos permite volar bajo ciertas circunstancias, a diferencia de los seres humanos que no pueden volar con independencia. Lo que quizá logren el día que dejen de pensarlo e intentarlo de la misma manera, y por supuesto tampoco en dejarse atraer por la fuerza física de la gravedad… hay otras fuerzas y otras formas de volar. Nuestro cuerpo está cubierto con un bello manto dorado visto desde atrás y poseemos dos extremidades más que los humanos.

Para aquella época de la catástrofe ya habíamos superado ciertas etapas primarias del desarrollo animal como la conducta agresiva, los apetitos sexual y alimenticio desmedidos, que en ustedes, los humanos, aún se activan ante la presencia de ciertas situaciones desencadenantes. Creemos y es parte de nuestra observación, que no han sabido anular o bloquear de su herencia biológica aquellos genes que activan la injusticia y el egoísmo. Vemos que buscan el poder para poder. Detectamos que producen, sienten y aceptan el miedo como medio de manipulación. Que prefieren refugiarse en la muerte y el sufrimiento antes que exponerse a la controversia y la crítica. Que experimentan seguridad en la dependencia filosófica. Que le huyen al pensamiento crítico y las incógnitas. Que huyen a la dificultad de pensar por sí mismos y eligen una doctrina global que cobija la verdad en todo. Que aceptan el desequilibrio social como algo natural y avalado por las religiones y el mal llamado estado natural de las cosas. Que ven en las guerras -frías o activas- una empresa lucrativa y generadora de riqueza. Que experimentan placer al vivir mejor unos que otros y peor aún, en demostrarlo, y todo eso, antes que la búsqueda del conocimiento -no la información, pues es manipulada por quien la emite y administra-. Y que desestiman que el respeto es siempre es respeto a la diferencia.

¿Qué pasó en nuestro planeta entonces? A pesar de nuestro error en el sistema de observación astronómica, teníamos otros protocolos de solidaridad y seguridad que se activaron inmediatamente. Los 13 cuadrantes del planeta detuvieron toda actividad ajena a la emergencia. En esos días teníamos varias actividades universales y todavía banales que se cancelaron. Elegíamos a los principales de la junta de gobierno, actividad que se aplazó también; en fin, estábamos todas reunidas en nuestro planeta pero inmediatamente todo se aplazó.

Los planetas amigos, las blattodeas ultra-planetarias y sus recursos, se volcaron enteros hacia la ayuda del área destruida. Toda actividad rutinaria en los planetas de órbitas vecinas se paralizó. Nuestro sistema bancario -juego sucio que ya dejamos atrás- suspendió lucros. El sistema educativo paró. No se cobró arriendo alguno. Se volaba solo en función del desastre. Los medios de comunicación suspendieron sus noticias cotidianas para informar específicamente sobre las necesidades de las víctimas y no sobre sus desgracias. La distribución de alimentos y ayudas se

...