Introducción a la Ciencia Política

16/ 11/ 2017.

Introducción a la Ciencia Política.

Meza Ruíz Gamaliel Isaac.

Rubio, Francisco (Ed.). (1997). El político y el Científico. Max Weber. Madrid, España: Alianza Editorial.

Ahora se convierte en jefe del partido la persona que mueve toda la maquinaria del mismo, y este pasa por encima del parlamento <instauración de una democracia plebiscitaria (Pág. 19).    
  La militancia del partido espera que el efecto demagógico del líder gane votos y cargos para el partido en la contienda electoral, aumentando así las posibilidades de que los militantes consigan retribuciones (Pág. 20).    
  El elemento carismático de todo caudillaje reside en la satisfacción que el hombre experimenta al trabajar, no para el programa abstracto de un partido integrado por mediocridades, sino para la persona de un jefe al que se entrega con confianza (Pág. 22).  
  Este caudillaje siempre va a estar luchando con los notables y parlamentarios que defienden su propia influencia (Pág. 24)    
  No obstante, el riesgo principal lo constituye la posibilidad de que la maquinaria caiga bajo el dominio de los funcionarios del partido en cuyas manos está el trabajo burocrático (Pág. 26).    
  Existen notables con influencia en el partido, estos notables suelen tener puesta su vida en puestos de algún comité regional que ocupan. Estos suelen tener resentimiento hacia el demagogo por ser nuevo y por temer que se quebranten las viejas tradiciones del partido (Pág. 27).    
  Las dos formas estructurales de los partidos son: la organización de notables y la democracia plebiscitaria (Pág. 30).    
  La organización de notables se caracterizaba por ver al partido como una empresa con empleados y empresarios (Pág. 31).    
  La nueva forma de organización surgió en respuesta a la fascinación que las masas podían sentir hacia un líder demagógico que centralizara el poder en sí mismo (Pág. 32).    
  El efecto de este sistema es que los miembros del parlamento se convierten en unos borregos votantes perfectamente disciplinados (Pág. 33).    
  Lo único que deben procurar los miembros, sobre todo los del Parlamento es no traicionar al Partido, y particularmente no traicionar al líder del mismo (Pág. 35).  

La dirección de los partidos por jefes plebiscitarios determina la proletarización de sus seguidores, es decir que para que estos sean un aparato utilizable por el caudillo, han de obedecerle ciegamente (Pág. 37).
  Hay dos tipos de democracias plebiscitarias en los Partidos: la democracia caudillista (con máquina de seguidores) y la democracia sin caudillos, dominada por "políticos profesionales” (Pág. 40).    
  Son tres las cualidades decisivamente importantes para el político: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura (Pág. 52).    
  El político tiene que vencer cada día y a cada hora a un enemigo muy trivial y demasiado humano, la muy común vanidad, enemiga mortal de toda entrega a una causa y de toda mesura, en este caso de la mesura frente a si mismo (Pág. 60).    ¿Cuál es el ethos de la política como causa? La relación entre la ética y la política se puede ajustar a dos máximas fundamentales distintas entre sí y totalmente opuestas: el político puede orientarse según la ética de la "convicción" o según la ética de la "responsabilidad” (Pág. 68).    
  No hay ética en el mundo capaz de precisar en qué momento y hasta qué punto los medios y las consecuencias laterales moralmente arriesgadas quedan santificadas por el fin moralmente bueno. La política tiene como factor determinante la violencia (Pág. 76).

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