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Recreación y turismo social

Diana CovallesApuntes10 de Agosto de 2023

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RECREACIÓN  Y TURISMO SOCIAL

HISTORIA:

Inicialmente puede afirmarse que todas las comunidades han conocido el tiempo libre. En algunas de ella se poseía una cantidad de tiempo libre superior al que se dispone en la actualidad, sin embargo no se puede asimilar ese tiempo a esparcimiento tal y como se concibe en la actualidad, por cuanto esta concepción ha evolucionado considerablemente a través de los siglos, en función de los diversos modelos de organización social establecidos en el mundo.

LOS GRIEGOS Y LA SOCIEDAD: El ciudadano Griego llevaba una vida de tiempo libre en la cual lo principal era la expresión plena de sus nobles potencialidades. El trabajo no podía tener un lugar de igual importancia, por cuanto se consideraba degradante y por esta razón se reservaba a la casta de los esclavos. Cualquier forma de trabajo se oponía a la condición de ciudadano griego.

El tiempo libre, como lo concebían los griegos, implicaba el pertenecer a una casta (ser ciudadano griego y de sexo masculino), un privilegio de una minoría, y la idea de que el provecho que se podía obtener de el iba ligado a la elevación del nivel cultural.

Las Sociedades Preindustriales: En esta se encuentra una casta reducida que dedica su tiempo al ocio y la gran masa que se consagra al trabajo. El tiempo libre en estas sociedades no es comparable con el ocio moderno. Es el resultado de los azares del clima y de las malas temporadas que hacen imposible el trabajo agrícola; en otras palabras ese tiempo libre es más bien un tiempo forzado en la medida en que la inactividad no se elige sino sufre.

Esta inactividad forzada se vive como una maldición antes que como una fuente eventual de esparcimiento. Los escasos días feriados son impuestos por la iglesia; el carácter obligatorio de estas manifestaciones y su ritualización, someten a normas excluyentes el libre albedrío de quienes participan en ellas, por lo que no existe un tiempo determinado para el esparcimiento.

Surgimiento de las primeras Sociedades Industriales:   En el siglo XIX evoluciona la naturaleza del trabajo y poco a poco se impone el trabajo asalariado en las fabricas, lo que ocasiona el éxodo rural. Se trasforman las condiciones de vida, los campesinos del trabajo permanente en las ciudades, aumentando la presión del trabajo sobre el individuo de manera que a este no le queda sino el tiempo necesario para retroalimentar su fuerza de trabajo.

En el nivel ideológico, el trabajo se convirtió en el valor  fundamental del sistema social. Sobre este valor se edificó la nueva sociedad con la ascensión de una clase burguesa que fustigaba a los ociosos, a quienes se consideraba parásitos .

En el siglo XIX todo el sistema económico se orienta hacia la acumulación y por lo tanto el ahorro es destinado  a fortalecer un capitalismo naciente. Es una sociedad de producción en la que se reprueba el ocio desde el punto de vista moral.      

ANTECEDENTES

A mediados de los sesenta, algunas empresas del sector financiero, industrias grandes y entidades estatales de gran capital, que se suponían a la vanguardia de las relaciones industriales, comenzaron a crear programas y a veces establecimientos propios de recreación social o turismo para sus trabajadores.

En 1960 funcionaban varias docenas de centros vacacionales pertenecientes a entidades tales como Telecom, Bancos, Empresas de energía, teléfonos y acueducto y unos pocos sindicatos.

En 1968 una caja de compensación familiar CAFAM, había inaugurado la primera etapa de una ciudadela vacacional multiempresarial en Melgar (Tolima) , ejemplo que poco a poco fue seguido por otras cajas en diversas ciudades. Ese mismo año se dictaron la Ley 60/68 y el Decreto 2.700 que crearon la Corporación Nacional de Turismo el último de los cuales dice en su Art. 2o. “ La corporación cumplirá las siguientes funciones:

“d) Promover la construcción de colonias de vacaciones, balnearios, campos deportivos y de recreación en general, de toda clase de establecimientos destinados al turismo “

Hacia 1973 había casi 3.000 camas de alojamiento turistico-social, pertenecientes a diversos mecanismos de subsidio.

Después de innumerables comisiones y proyectos diversos, el gobierno de Pastrana obtuvo del Congreso  en 1973 facultades para crear un organismo especializado. La coyuntura del momento era aprovechar el ánimo favorable a reformar el calendario laboral por parte de las organizaciones patronales y los sindicatos, de manera que pudiese ofrecérseles a estos últimos en compensación por los días feriados que se pensaba suprimir un aumento en el tiempo de vacaciones pagadas, una prima vacacional en dinero para poder disfrutarlas y un ahorro obligatorio equivalente a 3 días de salario, recuperables en servicios que iría a prestar en el futuro la nueva entidad.

El consenso obrero-patronal para reformar el calendario se vino a pique más adelante; pese a ello, en plena víspera del cambio de régimen. Pastrana expidió de todos modos el Decreto 1250/74 creando una promotora prácticamente sin recursos, ni perspectiva clara de supervivencia. Así nació Prosocial, teóricamente llamada a cubrir la recreación popular y el turismo social como ente no reemplazable , no complementario de la C.N.T.

El gobierno de López en un comienzo intentó aproximar la actividad de Prosocial a la de las cajas  de compensación familiar. Mas adelante optó por orientarla a prestar servicios destinados a los trabajadores de la administración pública nacional, a quienes empezó a descontársele tres (3) de los quince  (15) días de la prima de vacaciones creada a su favor por los Decretos Ley 174 y 230/75.

Finalmente ni una sola de las inversiones tuvo por objeto la creación urbana popular y masiva, optándose por la vía del turismo como primera prioridad de servicios, que era la menos recomendable.

Luego se presentó un deterioro institucional en Prosocial y en el Servicio Civil, la primera llevó la peor parte por la pretensión sindical desmedida de sus propios empleados, la cual contribuyó a castrar toda posibilidad de crecimiento de los servicios.

La iniciativa volvió a quedar pues en su totalidad en manos del sector privado, a través de las cajas de compensación familiar, las cuales tuvieron una notable expansión de servicios. Entidades como    el grupo social crearon otros modelos de ciudadelas vacacionales abiertas a cualesquier clase de demandantes sin requisito alguno de afiliación, soportando grandes subsidios internos y sin ninguna ayuda estatal.

Con todo el tipo de equipamiento escogidos por las cajas desde antes, pero más en este período, más otras razones de mercadeo fáciles de comprender, vivieron la preocupación de que : o bien la gran masa de usuarios realmente atendida por los centros de vacaciones de las cajas pertenecía a estratos sociales medios y altos, o bien el costo de la infraestructura adoptada era proporcionadamente elevado para las necesidades del sector de más bajos ingresos.

Ambas críticas  eran válidas sin la menor duda;  pero no eran aplicables únicamente a las cajas, sino a la infraestructura social estatal también. Tanto en Prosocial como en el Fondo  de Bienestar Social  era evidente que los cotizantes de menores ingresos (hasta 2 salarios mínimos ), sumaban en 1978  más de dos terceras partes de la población de afiliados y en práctica no alcanzaban a ser ni la mitad de los usuarios efectivos.[1] 

La manera natural de evitarlo era y es invertir en el orden de los programas: asignar primera prioridad a la recreación popular y segunda al turismo, orden que ni el estado ni las cajas de compensación familiar adoptaron al tomar las decisiones de inversión  por aquella época. Con excepciones como COMFAMA en Antioquía que optó por equipar parques urbanos y campestres en lugar de hoteles.

Reiniciandose el proceso en manos de las cajas de compensación familiar, se produjo la reforma del estatuto de las cajas, Ley 21 de 1982 que replanteó todo el esquema, una vez más. Su Art. 62, la recreación social fue confinada al penúltimo renglón de prioridades.

Otro Art., el 64 establece que los servicios prestados a personas que superen la escala de remuneración de 4 salarios mínimos (tope de los beneficiarios), no podrán ser subsidiados, lo que ha traído por consecuencia que la población de los centros vacacionales empezó a rotar a favor de los usuarios de menores ingresos. Pero no tanto como se esperaba, por cuanto las tarifas para no beneficiarios todavía distan de ser reales : establecimientos de equivalencia a 3 estrellas mantienen tarifas que apenas equivalen a la mitad de los precios del mercado.

Ello se comprende en parte, porque de aplicar tarifas que reflejen costos reales plenos, la determinada media - media y media-baja (que había terminado por ser el grueso de la clientela de las cajas ) entraría entonces a pagar el equivalente a hoteles de primera clase. Se obligaría a dicha clientela a buscar una oferta acorde con sus ingresos, mediante hotelería comercial barata.

Lo cierto es que las medidas antedichas tuvieron un efecto positivo en la democratización de los servicios de las cajas. Ello ha significado  simétricamente que algunas cajas hayan comenzado a  interesarse más en la recreación popular[2] 

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