La infancia en épocas de dictadura

La infancia en épocas de dictadura

Kiara sadovnik

La literatura es un recurso muy importante que hoy en día es capaz de introducir a los jóvenes en temas que marcaron mucho a latinoamérica. Las dictaduras militares fueron algo que quedó muy marcado en nuestra historia y que nunca deberíamos dejar en el pasado.

Algo que todos sabemos sin falta de las dictaduras, es que fueron épocas de terror y no es difícil que esto nos lleve a pensar que aquellos que tuvieron la desgracia de crecer en estos contextos lo único que quieren es olvidar. A pesar de todo, esto no es así. Algunos decidieron contar historias tanto propias como ajenas de diferentes formas y con distintos objetivos, con el fin de informar a la actualidad sobre aquel entonces.

Carola Martínez Arroyo es una mujer nacida en Santiago de Chile en 1972 que vivió la dictadura chilena y decidió mostrarla desde el punto de vista de una niña de 8 años. La novela Matilde nos cuenta la historia de Matilde cuyo padre se encuentra desaparecido por la dictadura cívico-militar chilena con Pinochet en Chile 1973 . En ese contexto opresivo y represivo en donde reina el terror, Matilde intenta comprender qué ha sucedido con su papá y las situaciones que han hecho que su mamá pase tan poco tiempo con ella.

Algo que me conmovió mucho de esta novela es como aparece la palabra “mentira” representada en la mente de un niño. A lo largo de la novela, que nos pone en el lugar de Matilde, podemos darnos cuenta de cómo constantemente sufre este concepto, vemos como no puede estar tranquila en el colegio ni con sus amigas porque todo el tiempo tiene que estar pensando que tiene que decir y que no. Siendo una niña de ocho años tuvo que sufrir la pérdida de su padre y no poder hablarlo con absolutamente nadie por las opiniones políticas de la familia que influyen en toda su vida “A veces es muy difícil acordarse de todo lo que inventa, (...) a veces quiere solamente llora y pensar que todo podría ser de otro modo”(Martinez Arroyo, 2016, p. 17).

A pesar de que esta novela transcurre en poco menos un año, a medida que vamos avanzando, podemos notar como Matilde va generando un pensamiento cada vez más maduro para la edad que tiene, siendo que en un principio no era muy consciente de la situación y poco a poco termina perdiendo la esencia de un niño, siendo casi obligada a madurar y a ponerse en un lugar que tendría que ser el de sus adultos responsables “Matilde siente que su mama es chiquita, muy chiquitita, y necesita cuidarla”(Martinez Arroyo, 2016, p. 91). Cerca del final, los adultos en la novela nos dicen lo que venimos pensando desde que empezamos a leer diciendo que quizás tendrían que haberla sacado del país para no exponerla a todo el peligro porque estaban pasando, y que les dolía mucho tener que verla crecer tan rápido siendo tan chica, como si el contexto político la hubiera obligado a crecer y a entender algunas cosas que en otro contexto no hubieran sido apropiadas para una niña "Matilde entiende en ese momento, sin que nadie se lo explique, que abatido significa muerto" (Martínez Arroyo, 2016, p. 90).

Pensando en este concepto de ser obligado a crecer, apareció en mi

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