Arantxa Chacón Ramírez

Arantxa Chacón Ramírez

Nací el 11 de septiembre del 2000 en Cuernavaca Morelos. Soy hija de padres de la clase trabajadora, y desde el momento en que nací mi vida dejó de ser " normal".

Los primeros 3 años de mi vida estuve arrumbada en una cama moviendo las piernas como un helicóptero. No podía caminar ni gatear, y me dijeron que nunca lo iba a lograr por mi luxación de cadera.

Iba a cumplir 4 años, y derrepente caminé, en el momento en que lo logré me inscribieron en la escuela y el ballet. En ambos lugares decían que yo no era normal, que era como un adulto compacto.

A mi no me gustaba hablar con nadie, todos me caían mal y no se porqué yo sentía que nadie era suficiente para ser mi amigo.

Debido a esto me costó mucho trabajo convivir, por lo que desde mi corta edad dedicaba la mayor parte de mi tiempo estudiando y bailando.

En el colegio decidieron adelantarme un año pues yo sabía hacer lo que mis compañeros apenas estaban aprendiendo. Con el tiempo me convertí en la alumna ejemplar, era de las pocas niñas de la escuela de danza que no reprobaba en la escuela. Y lo considero ilógico, porque ciertamente no tenía tiempo para hacer tareas y trabajos. ( los hacía en recreo)

Mis padres consideraban que yo tenía mucho potencial, así que me metieron a clases de piano. También me volví la alumna ejemplar, a mi corta edad tenía la capacidad de tocar piezas de un nivel de complejidad muy elevado; era tan buena que a mis 10 años audicioné para la licenciatura en piano en la universidad LaSalle, y me aceptaron pero decidí no hacerlo pues aún era muy joven y no estaba segura de querer ser pianista.

Todo iba muy bien pero derrepente llegó el día de decidir. Y empezó la confusión, yo era ejemplar en muchas cosas pero ninguna de ellas me gustaba.

A mi lo que me gusta es el ballet clásico , es algo que podría hacer el resto de mi vida sin aburrirme, las horas se pasan volando, y me hace sentir como nada en el mundo. Pero un gran problema habría de haber, mis instructoras de baile decían que yo no tenía al potencial, el cuerpo, extensión, rotación y empeines para lograrlo. Decían que no se iban a arriesgar a que se me volviera a luxar la cadera.

Entonces escuché la historia de Misty Copeland, una gran bailarina con las mismas características que yo. Gracias a ella me di cuenta de que lo podía lograr así que ensayé, entrené y estudié hasta mejorar. Descubrí que yo tenía algo que nadie más tenía, era la capacidad de ser la mejor en todo lo que me propusiera, por eso era tan buena en piano y la escuela. Y tenía lo más importante que se requiere para ser bailarina, la pasión por la danza.

Por eso hoy, después de 12 años de bailar, sé que lo voy a lograr. Porque ya en una ocasión me habían dicho que no podía, y pude. Creo en mi y dejo esta historia inconclusa porque sé que en unos años voy a poder completarla con mi logro de ser

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