Busqueda De Una Literatura Puertorriquena
zache9816 de Marzo de 2015
3.788 Palabras (16 Páginas)289 Visitas
La búsqueda de una literatura puertorriqueña
Nuestra literatura, la puertorriqueña, tiene un origen difuso, entremezclado como su propia cultura, de razas diversas; lenguas que han venido enriqueciendo el castellano moderno; rituales heredados, tradiciones culinarias y una musicalidad propia de la fusión de areytos, cánticos e instrumentos de origen indígena, africano, español… Para fechar ese origen, habría que establecer los criterios que debieron tener esos primeros textos para considerarse puertorriqueños. Iniciemos. Previo al establecimiento de imprentas en América, exceptuando poco menos de dos que recién comenzaban a producir publicaciones en México o Perú, hubieron “intentos primigenios de la literatura de Boriquén” (Rosa-Nieves, p. 14, Aguinaldo Puertorriqueño), destacándose descripciones paisajistas, perfiles psicológicos del ser puertorriqueño y datos históricos o culturales. Más la mirada eurocentrista de sus autores, a veces insularista, otras en un punto medio, no fijaron un principio propiamente puertorriqueño entre los escritos. Hubo que esperar hasta el siglo XIX para ver un cambio: la conciencia del criollo y décadas después, la del puertorriqueño. Aquí subyace este primer criterio. Y es en siglo, el XIX, en el que la imprenta llegó a Puerto Rico (1806-1809). Los libros producidos durante la primera centuria, es decir, los incunables, fueron de tipo religiosos, hojas sueltas (ej: aperturas de exhibiciones), periódicos de tipo mercantil y otros de tipo literarios, entre ellos, crónicas de españoles radicados en la Isla Grande, La Gazeta de Puerto Rico y El Boletín Instructivo y Mercantil. Con la publicación del Aguinaldo puertorriqueño en su primera edición de 1843, El Album puertorriqueño en 1844, El Cancionero de Borinquen (1846) se imprimen las letras puertorriqueñas, letras desde la conciencia isleña y en la que el otro marcaría la diferencia. Pero esta nueva literatura estuvo influenciada por el romanticismo europeo manifestado en la poesía romántica, en los cuentos moralizantes y en la denuncia social que denotaba, por momentos, un esfuerzo por cambiar el panorama educativo, cultural y social de los nacientes puertorriqueños. Los trabajos, en su mayoría poéticos, reflejan la imagen idealizada de la mujer bella, la imagen prejuiciada de la mujer fea; se exalta constantemente la naturaleza y se feminiza, tema recurrente entre los románticos. Por otra parte, se cuela una poesía satírica en contra de las formalidades propias de la época tanto a los bailes de etiqueta como a los jíbaros. En el primero se exigía unos modos de hablar y de vestir y en el segundo un protocolo que podía llegar a impedir la entrada al baile de un desconocido. Con la aparición de El Gíbaro de Manuel Alonso (1849) la figura principal o el objeto de estudio viene a ser el producto o la nueva clase trabajadora mestiza retratada en el criollismo literario. Por un lado, famélica, falta de educación, empobrecida y por el otro, feliz y constituida. El primer tomo retrata, según afirma el propio autor, lo que vio en la Isla durante el año 1842 antes de irse a España para terminar sus estudios en medicina. Mientras que el segundo tomo se publica décadas después en una reedición. En ediciones recientes el primer tomo se divide en escenas, antecedidas por el estudio introductorio de Salvador Brau, ensayo redactado tiempo después de haberse publicado la obra, y que por su contenido, aclara las motivaciones que impulsaron al autor a redactar su libro. Las primeras escenas son estampas que permiten contrastar la vida en la metrópolis española con la que se vivía en la Isla. Cuentos aleccionadores escritos en verso o en prosa denuncian la marcada diferencia de clases entre unos y otros, el despilfarro de dinero, el amor patrio, la falta de un sistema educativo competitivo con los de España, las costumbres y tradiciones de los jíbaros, entre ellas, los casamientos, las corridas nocturnas, las peleas de gallo, los bailes típicos, los aguinaldos. También se incluyen cartas escritas a sus pares usando como recurso la jerga popular de los campesinos. En ocasiones, el autor, apoya las costumbres criollas y en otras las desprecia. Enfatiza en la instrucción y el respeto a la familia. Aporta con sus letras un texto que visibiliza al criollo. El Gíbaro, se convierte en un libro histórico, aleccionador y cargado de sensibilidad y estética logrando casar por medio de un nuevo género híbrido lo culto con lo popular. La compilación de cuentos, poemas y cartas permiten al lector, sobre todo al puertorriqueño, ver con una mirada más crítica el panorama del surgimiento de su literatura, los males sociales, elementos que los distinguían y que en definitiva permitieron definirlos.
No mucho tiempo después, siendo contemporáneo y amigo de Alonso, Alejandro Tapia y Rivera escribía sus memorias. Pudiese pensarse que en algún punto se encontraron para entregarse el batón literario. Mis Memorias (1928), titulo con el que se publican sus reminiscencias en homenaje póstumo, narran las experiencias del autor a partir de su niñez en la ciudad de San Juan durante el régimen colonial español. Allí con cada línea se reconstruye un pasado que se cierra al olvido. Las ideas principales durante todo la obra son: la manifestación del amor patrio y el amor familiar, la nostalgia por medio de la retrospección, la vida capitalina frente a la rural, la esclavitud en la Isla y las prácticas inhumanas hacia los esclavos, los huracanes y sus debacles, los viajes en vapor, el desarrollo de la ciudad de San Juan, los regimenes imperantes en Puerto Rico y en España, el surgimiento del periodismo local, la influencia europea entre los criollos y sus rituales. Tapia y Rivera oscila entre el presente y el pasado impartiéndole credibilidad a su trabajo. Como el recuerdo diáfano que llega a la cabeza, sus memorias se presentan igual que los pensamientos: irregulares. ¿Cómo describir este libro? – por capítulos.
Los capítulos facilitan la identificación de las ideas que se van tejiendo con la narración. En los primeros diez capítulos el autor describe su nacimiento, la niñez que tuvo, su educación, la llegada de la imprenta a la Isla y los lugares donde se ubicaron. Además, revela cuales eran los tipos de embarcaciones disponibles en la época, entre ellos, los vapores que transportaban correspondencia. En la segunda decena se retoman los recuerdos de la niñez, se describen las mudanzas del joven escritor, las modificaciones arquitectónicas a los edificios, las procesiones católicas, las jugueterías, las tiendas disponibles y la creación de museos. Al llegar a la veintena de capítulos el autor compara la hermandad que se daba entre los sanjuaneros vis a vis la indiferencia manifestada entre los habitantes de la ciudad décadas después; la existencia de barriadas; la falta de mantenimiento a los edificios y calles en la Ciudad; la enumeración de los próceres de su tiempo doctos en diversas materias; los contratiempos en los viajes hacia Cádiz y Málaga; el contexto histórico y político de España a su llegada; y el retorno a Puerto Rico. Los capítulos subsiguientes cambian dramáticamente el tono nostálgico de la obra. En el capítulo treinta el tema de la esclavitud domina sus páginas. Se describen las torturas, las luchas abolicionistas. La esclavitud se presenta como una preocupación para el autor, la cual se reafirma con la publicación de su obra de teatro, La Cuarterona. Dejando a un lado Mis Memorias, analizemos esta obra, ya que los capítulos que le siguen al treinta no abonan tema nuevo a este ensayo.
La obra La Cuarterona es un drama. Citando a Figueroa (2012)
“Se trabajan, en la obra, los siguientes temas: la libertad dentro un país en donde no encontramos lo que en Europa, la libertad de decisiones, de amar, de obtener un título sin complicaciones y la libertad de vivir sin mancha. Además, Tapia y Rivera trabaja el tema de un sistema colonial que apoya el esclavismo y la falta de interés en el mundo intelectual. Se cuelan otros temas como la pureza de sangre, el mestizaje, el pasado que intenta hacerse presente, la imposición del patriarcado, el temor a la miseria y al rechazo, la fidelidad, la hospitalidad, el cargo de conciencia, el amor, las apariencias y más” (Las piezas de La Cuarterona, 2012, p. 3)
Dado a que había presentado un trabajo completo sobre la obra, he decido no ahondar más en el texto. Sigamos. Ninguna de las obras mencionadas describieron la naturaleza puertorriqueña con tanto detalle como ocurriría en las obras surgidas durante el romanticismo europeo. Tampoco ahondaron en la psicología de los criollos tanto como lo logra Manuel Zeno Gandía con La Charca (1894). La novela se desarrolla en los campos cafetaleros. El personaje principal es el dueño del cafetal, Juan del Salto, hombre educado en España. Paralelamente Leandra, madre de seis hijas y de Silvina intentan sobrevivir en medio de la pobreza absoluta a la que pertenecen. Gaspar coacciona a Silvina a tener relaciones sexuales consigo tomándola por pareja. Silvina se enamora de Ciro, joven trabajador, pero su amor se ve truncado por la miseria y el temor. Marcelo es el hermano de Ciro. Fue testigo de un crimen y deberá ceder a las presiones sociales. Por su parte, Deblás es un rufián criminal que asesina con el objetivo de obtener unas tierras. Marta es una anciana ambiciosa quien sacrifica la alimentación de su nieto con tal de acumular riquezas. La soledad será su castigo. El Padre Esteban aboga por la restauración de la fe cristiana entre los campesinos y el doctor confirma los padecimientos fisiológicos de la población. Los personajes permiten entender su cosmogonía a partir del punto de vista que cada uno presenta, según intervienen en la trama. Así el lector va comprendiendo, por
...