CUENTOS DE AMÉRICA

La Flor De la Juventud:

En Guayaquil, una hermosa ciudad Ecuatoriana la cual se encontraba en la orilla derecha del río Guayas esta historia ocurrió en el año 1.780, durante la dominación española; vivía un sastre que tenía una hija muy hermosa llamada María, él era muy ambicioso, deseaba que su hija contrajera matrimonio con un personaje muy poderoso, la joven protestaba a sus arrebatos de casarse.

Un obstinado artesano le dijo: “La cosa va por buen camino”, -le recomendó un cliente que puso su atención en ella, pero María exclamó: “El pobre marqués como todo mundo sabe, es bastante corto de vista; su padre se enteró y le empezó a contar cosas como que él tenía una gran fortuna y que tal vez se podría casar con él, aunque el gran marqués era feo y viejo. María no quería casarse con él, decía que no quería ser rica, prefería ser feliz; el padre la sometía a que tenía que aceptar las órdenes que él decía.

Al domingo siguiente, al salir de misa, el padre de María se acercó al marqués de Castañar, antes de que subiera a su carrosa. El padre de María le propuso pedirle la mano a su hija, el al acostarse dijo: “Soy algo viejo, es cierto, pero mi corazón es joven”, cuando de pronto sonó una voz diciéndole sus espaldas “Yo puedo hacer que María te ame”; el marqués reaccionó y vio a una vieja india que lo miraba con sus ojos maliciosos, él le dijo ¿Por dónde has entrado?, ¿Quién eres?,

Ella le respondió, soy alguien que conoce el lugar donde se oculta la flor de la eterna juventud.

Él le respondió de forma vulgar: ¿Qué estás haciendo, vieja harpía?, ¿Crees que estoy para bromas?

La anciana se convirtió en un pájaro gigantesco y se lo llevó por los aires. Él le suplicaba que lo soltara, el ave sin hacerle caso, lo depositó en la selva. Allí el pájaro aspiró el perfume de la flor azul y al instante, se convirtió en una bella joven.

Se entusiasmo el anciana, con la esperanza en su corazón ¿Obraría conmigo de igual manera? Sí, respondió la joven- pero con una condición, debes renunciar a todas las riquezas. Él marqués le dijo: ¡Eso nunca!

¡Oh! murmuró la joven – ya veo que el perfume de la flor azul te parece demasiado caro. La joven de la selva convertida otra vez en pájaro, transportó al anciano hasta su palacio, junto a sus riquezas y a sus vanidades.

María se casó con un joven honrado y bueno y su padre después de un tiempo, se había olvidado por completo de sus sueños ambiciosos.

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