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Caso Obsesivo Compulsivo


Enviado por   •  29 de Enero de 2014  •  598 Palabras (3 Páginas)  •  239 Visitas

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Caso Obsesivo Compulsivo

Cuando me propusiste que escribiera mi caso me daba miedo pensar que alguien pudiera saber que era yo, pero después de darle, unas vueltas creo que a lo mejor puede hacer que alguien vea que si tiene un problema parecido al mío se puede resolver.

Cuando tenía 22 años empecé a darme cuenta que mis miedos y mi angustia eran cada vez mayores. Tuve a mi primera hija a esa edad y no podía salir a la calle. Tenía tanto miedo por salir pensando que yo podía hacer algo malo fuera, que si yo salía algo malo la iba a pasar. Así era mi marido el que se encargaba con mi madre de sacarla al parque y yo me quedaba con mi angustia, una ansiedad que me hacía que mientras ellos no estaban yo me pusiera a repetir cosas en la casa, día tras día, hora tras hora para intentar evitar que algo les pasara. Daba la vuelta a la ropa tres veces antes de colgarla, contaba 5 veces al abrir y cerrar el cerrojo, no me miraba al espejo hasta después de desayunar, nunca me ponía un traje de nuevo si ese día que me lo había puesto alguna vez había pasado algo desagradable. Pero todo fue a peor, porque después tuve otro hijo y mis miedos eran cada vez más grandes, hasta el punto que casi todo mi día era un calvario. No podía hacer nada sin pensar que podía pasarles algo y que yo tenía que sacrificarme por ayudarles. Tenía miedo a las alturas, a los transportes públicos y… bueno a la gente en general. Nunca fui una persona que fuera muy amistosa, me he guardado para mí todos mis pensamientos.

Hace años fui sin que se enterara mi familia a un psiquiatra y empecé a tomar medicación pero después de un tiempo vi que seguía igual y que mi familia estaba cansada de mi mal humor, de mis nervios, decían que era insoportable vivir conmigo porque constantemente tenían que hacerse las cosas como yo decía, siempre controlándoles por teléfono para saber que estaban bien, preguntándoles con quién y adonde iban… Mi marido amenazó con separarse de mí y acudí en el año 2004 a Lourdes. Al principio pensé que lo mío no tenía cura y que además me daba pánico intentar cambiar, dejar de hacer algo que me tranquilizaba. Así estuvimos trabajando reduciendo lo que al principio no sabía como se llamaban, “rituales”, algunos me costaban más que otros pero poco a poco fueron desapareciendo. Encontraba tranquilidad haciendo otras cosas que me hacían sentir mejor. Empecé a hablar más de mis cosas con mi familia, se enteraron que llevaba con este problema desde hacía muchos años, que había estado tomando medicación y que quería lograr estar mejor. Reconocí mi mal humor y, aunque sigo siendo exigente y un poco controladora, ya por lo menos no existe esa irritabilidad en casa. Salgo con mi marido a tomarnos algo con los amigos, soy capaz de esperar a que me llamen mis hijos sin tener que llamarles yo, he reducido mis rituales dejando solo uno que no me perjudica y, puedo

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