Trastorno Obsesivo-compulsivo
karlamriy24 de Agosto de 2013
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Trastorno obsesivo – compulsivo
¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo?
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) estuvo considerado hasta hace algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no responde al tratamiento. Actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2 por ciento de la población.
El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad que hace que las personas tengan pensamientos no deseados (obsesiones) y que repitan determinadas conductas (compulsiones) una y otra vez. Todos tenemos hábitos y rutinas en nuestra vida diaria, como cepillarnos los dientes antes de acostarnos. Sin embargo, para las personas con este trastorno, los patrones de conducta interfieren en su vida diaria.
¿Qué son las obsesiones?
Las obsesiones son ideas, imágenes e impulsos que pasan por la mente de una persona una y otra vez. Una persona con trastorno obsesivo compulsivo no quiere tener estos pensamientos y los encuentra perturbadores, pero no puede controlarlos. A veces, estos pensamientos vienen de vez en cuando y son solo levemente molestos. Otras veces, una persona que tiene este trastorno tendrá pensamientos obsesivos todo el tiempo.
¿Qué son las compulsiones?
Los pensamientos obsesivos hacen que las personas que tienen trastorno obsesivo compulsivo se sientan nerviosas y con miedo. Intentan librarse de estos sentimientos realizando determinadas conductas según "reglas" que ellos mismos crean. Estas conductas se llaman compulsiones. (Las conductas compulsivas también se llaman, a veces, rituales). Por ejemplo, una persona que tiene este trastorno podría tener pensamientos obsesivos sobre gérmenes. Debido a estos pensamientos, es posible que la persona se lave las manos repetidamente. Realizar estas conductas, por lo general, solo hace que los sentimientos de nervios desaparezcan por poco tiempo. Cuando el miedo y el nerviosismo regresan, la persona que tiene trastorno obsesivo compulsivo repite la rutina nuevamente.
Historia
S. Montserrat publicó en 1971 un curioso análisis semántico de la terminología obsesiva en el que estudiaba la evolución de los vocablos, y la manera cómo las palabras pueden llegar a ser tanto o más importantes que los conceptos que pretenden significar.
Los estudios psicopatológicos iniciados en Alemania y en Francia durante el pasado siglo fueron el primer paso en cuanto a calificar los cuadros clínicos, los síntomas y los signos de los trastornos mentales. En alemán, la palabra Zwang (violencia, fuerza, obligación, coacción, etcétera) fue empleada desde principios del siglo XIX, y, en 1867, Krafft-Ebing crea la palabra Zwangsvorstellung (representación forzada), primera de una larga serie de nuevas designaciones. En 1872, Westphall recalcó el concepto de "lo forzado", significando el punto de partida de toda la doctrina de las obsesiones.
La psicopatología germana maneja otras palabras relacionadas con los fenómenos obsesivos: "Sucht" (enfermedad, morbo) "Trieb" (instinto, impulso…) creando palabras tales como: Stehlsucht (cleptomanía), Giftsucht (tóxicomanía), Begattugstrieb (instinto sexual), Stheltrieb (cleptomanía). Sin olvidar las palabras formadas con "manie" o "Phylie": Nekromanie, Nekrophylie.
Mientras en Alemania las patologías obsesivas se nombraban como "representaciones forzadas" y "actos forzados", la psicopatología francesa los calificaba como "folies" (locuras): "folie du doute", "folie raisonante"… El dominio del significante sobre el significado ha provocado discusiones acerca de si las obsesiones son o no delirios (síntomas de la "folie") lo que, en la actualidad, puede parecernos irrelevante. Pero Morel, por ejemplo, definió los trastornos obsesivos como "delire émotif"[iv], aun advirtiendo que no debía tomarse el término como determinante de locura.
El vocablo obsesión se emplea por vez primera para denominar un trastorno psicopatológico en 1883, por Luys refiriéndose a contingencias subjetivas y repetidas, sin substrato objetivo.
El término alemán Zwang fue traducido en Londres por "obssesion" y en Nueva York por "compulsion" (S. Rado[vi]). Para contentar a todos y respetar el arraigo de "compulsion", Rado tituló su capítulo del libro American Handbook of Psychiatry: "Obsessive Behaviour. So called Obsessive-Compulsive Neurosis". A partir de aquí la terminología doble se ha mantenido, aunque con distintos significados para los mismos significantes.
S. Montserrat Esteve, hacia 1970, comentaba a sus colaboradores que la diferencia fundamental entre fobias y obsesiones era que las primeras tenían un claro fondo ansioso, y las segundas un fondo depresivo. Porta y Vallejo, en el trabajo dirigido por Montserrat en 1971, recogían una amplia experiencia acerca del efecto terapéutico de la clomipramina en los trastornos obsesivos.
Causas
Nadie ha encontrado una causa probada para el trastorno obsesivo compulsivo, aunque sí se sabe que no surge como respuesta a un supuesto conflicto intrapsíquico ni tampoco por un conflicto sexual reprimido, como decían las teorías psicoanalíticas antiguas.
Algunos estudios muestran que podría tener que ver con las sustancias químicas en el cerebro que llevan mensajes de una célula nerviosa a otra. Una de estas sustancias químicas, que se llama serotonina, ayuda a evitar que las personas repitan las mismas conductas una y otra vez. Se cree que este neurotransmisor ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad. Es posible que una persona que tiene dicho trastorno no tenga suficiente serotonina. Muchas personas que tienen trastorno obsesivo compulsivo pueden funcionar mejor cuando toman medicamentos que aumentan la cantidad de serotonina en el cerebro.
Características
1. La obsesión o compulsión penetra con insistencia y persistencia en la conciencia del individuo
2. Un sentimiento de amenaza ansiosa ocurre si por alguna razón se evita el pensamiento o acto
3. La obsesión o compulsión se experimenta como si fuera algo extraño para sí mismo; es inaceptable e incontrolable
4. El individuo reconoce la calidad absurda e irracional de la obsesión o compulsión
5. El individuo siente la necesidad de resistirse a ellas
Características generales
La característica esencial del trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad es una preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos.
Los sujetos con este trastorno intentan mantener la sensación de control mediante una atención esmerada a las reglas, los detalles triviales, los protocolos, las listas, los horarios o las formalidades hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad. Son excesivamente cuidadosos y propensos a las repeticiones, a prestar una atención extraordinaria a los detalles y a comprobar repetidamente los posibles errores. No son conscientes del hecho de que las demás personas acostumbran a enfadarse por los retrasos y los inconvenientes que derivan de ese comportamiento.
Estos sujetos muestran una dedicación excesiva al trabajo y a la productividad, con exclusión de las actividades de ocio y las amistades. Piensan muy a menudo que no tienen tiempo para tomarse una tarde o un fin de semana para salir o simplemente relajarse. Cuando dedican algún tiempo a las actividades de ocio, se sienten muy incómodos. Se toman las actividades recreativas como tareas serias que exigen una cuidadosa organización y un duro esfuerzo para hacerlas bien. Lo que importa es que la ejecución sea perfecta. Estos sujetos convierten el juego en una tarea estructurada.
Los sujetos con trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad pueden ser demasiado tercos, escrupulosos e inflexibles en tema de moral, ética o valores. Pueden forzarse a sí mismos y a los demás a seguir unos principios morales rígidos y unas normas de comportamiento muy estrictas. También son críticos despiadados de sus propios errores. Los sujetos con este trastorno son rígidamente respetuosos con la autoridad y las normas, e insisten es su cumplimiento al pie de la letra.
Los sujetos con este trastorno son incapaces de tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental. Piensan que el tirar cosas es un despilfarro, porque “nunca se sabe cuando va a necesitar uno alguna cosa” y les molesta mucho que alguien trate de desprenderse de algo que ellos han guardado.
Son reacios a delegar tareas o trabajos en otros. Insisten obstinada e irrazonablemente en que todo se haga a su manera y en que la gente se adapte a su forma de hacer las cosas. Con frecuencia, dan instrucciones muy detalladas sobre cómo se tiene que hacer todo y se sorprenden e irritan si los demás sugieren otras alternativas posibles. Otras veces rechazarán ofertas de ayuda, aunque sea de una forma programada, porque piensan que nadie más lo puede hacer bien.
Los individuos con este trastorno pueden ser tacaños y avaros, y llevar un nivel de vida muy inferior al que pueden permitirse debido a su creencia de que los gastos tienen que controlarse mucho para prevenir catástrofes futuras. Se caracterizan por la rigidez y obstinación. Están tan preocupados por hacer las cosas de la única forma correcta, que les cuesta estar de acuerdo con las ideas de nadie más. Estas personas planifican meticulosamente cualquier detalle y son reacios a considerar la posibilidad
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