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Como Aprender A Leer


Enviado por   •  7 de Marzo de 2014  •  1.184 Palabras (5 Páginas)  •  375 Visitas

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"Lo que habré de decir aquí no es difícil ni polémico; el único mérito que quisiera reivindicar para mi exposición es que es verdadera, por lo menos en parte. El fenómeno que examinaré es muy difundido y muy obvio, y sería imposible que otros no lo hubieran advertido, al menos ocasionalmente. Sin embargo, no he visto que se le preste atención de manera específica.

Durante mucho tiempo los filósofos han presupuesto que el papel de un "enunciado" sólo puede ser "describir" algún estado de cosas, o "enunciar algún hecho", con verdad o falsedad. Es cierto que los gramáticos han señalado siempre que no todas las "oraciones" son (usadas para formular) enunciados1: tradicionalmente, junto a los enunciados (de los gramáticos) hay también preguntas y exclamaciones, y oraciones que expresan órdenes o deseos o permisiones. Y los filósofos no se han propuesto negarlo, pese a algún empleo poco riguroso de "oración" para significar "enunciado". Sin duda, también, tanto los gramáticos como los filósofos han caído en la cuenta de que ni siquiera es en modo alguno fácil distinguir las preguntas, las órdenes, etc. de los enunciados por medio de los escasos e insatisfactorios criterios gramaticales disponibles, tales como el orden de las palabras, el modo verbal, etc., aunque quizás no ha sido común detenerse en las dificultades que este hecho obviamente suscita. Porque, ¿cómo habremos de decidir cuál es cuál? ¿Cuáles son los límites y las definiciones de cada grupo?

Pero en los últimos años, muchas cosas que anteriormente habrían sido aceptadas sin objeciones como "enunciados", tanto por filósofos como por los gramáticos, han sido examinadas con renovada atención. Este examen, en cierto modo, surgió en forma indirecta, al menos en el campo de la filosofía. Primero apareció en punto de vista, no siempre expuesto sin un infortunado dogmatismo, de que un enunciado (fáctico) debe ser "verificable", y esto llevó a pensar que muchos "enunciados" sólo son lo que puede denominarse pseudo-enunciados. En primer término, y en forma más obvia, se mostró que muchos "enunciados" son, como Kant fue quizás el primero en sostener sistemáticamente, sinsentidos estrictos, pese a su forma gramatical impecable. El continuo descubrimiento de nuevos tipos de sinsentidos ha sido, en conjunto, beneficioso, por poco sistemática que haya sido la clasificación de ellos, y por misteriosa que haya seguido siendo su explicación. Sin embargo, aun los filósofos establecemos ciertos límites a la dosis de sinsentido que estamos dispuestos a reconocer, que decimos; de tal modo fue natural preguntar, en una segunda etapa, si muchos que parecían pseudo-enunciados eran en realidad enunciados".

[J. L. Austin: Cómo hacer cosas con palabras, Paidós, Buenos Aires, 1971, pp. 41-42]

Conferencia XII

"Hemos dejado numerosos cabos sueltos, pero tras una breve recapitulación podremos seguir adelante. ¿Cómo se presenta la distinción "constatativos"-"realizativos" a la luz de la teoría que acabamos de exponer? En general, y esto vale para todas las expresiones que hemos considerado (excepto, quizá para algunas interjecciones), hemos advertido lo siguiente:

1) Una dimensión relativa al carácter afortunado o desafortunado de la expresión;

1a) Una fuerza ilocucionaria;

2) Una dimensión relativa a la verdad y falsedad de la expresión;

2a) Un significado locucionario (sentido y referencia).

La doctrina de la distinción realizativo-constatativo está respecto de la doctrina de los actos locucionarios e ilocucionarios como parte del acto lingüístico total, en la posición de una teoría especial frente a una teoría general. Y la necesidad de esta última se hace manifiesta sencillamente porque el "enunciado" tradicional

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