Creación Y Expresión Del Pensamiento
GAVILA20 de Junio de 2013
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"Un profesor trabaja para la eternidad: nadie puede predecir dónde acabará su influencia" (H.B. Adams)
Lenguaje:
Creación y expresión del pensamiento
“ La palabra es el hombre mismo.
Sin ellas, es inasible.
El hombre es un ser de palabras.”
Octavio Paz
El Lenguaje en la Expresión Oral
1. LOS FINES DE LA EXPRESION ORAL
La palabra expresión tiene su origen en el vocablo latino expressus, que significa salido o exprimido.
El concepto expresión utilizado en el sentido comunicativo, es definido de esta manera en los diccionarios: “El acto de expresar, decir, aclarar, manifestar, representar, representación por palabras; estilo de lenguaje, las palabras o lenguaje con que se expresa un pensamiento; fraseología; frase; modo de hablar, elocución, dicción o el particular modo o estilo de manifestarse apropiadamente al asunto y sentimiento”
La ciencia de la expresión se refiere principalmente a la expresión oral o hablada; pero sus normas y principios son aplicables igualmente a la expresión escrita o composición.
La retórica, es un aspecto importante de la expresión oral, fue considerada originariamente como el arte de hablar en público, pero poco a poco su significado se ha ido extendiendo hasta comprender la teoría de la elocuencia, tanto hablada como escrita, y ya sea en público o en conversaciones privadas, lo mismo que en escritos literarios o en correspondencia particular.
Podemos definir la retórica como “el arte de la comunicación eficiente y efectiva entre dos individuos por medio del lenguaje”. No es una ciencia descubierta o hallada, sino un arte que aplica la investigación y clasificación científica.
El proceso de expresión oral debe ser el resultado de la elaboración mental del contenido de la idea que se pretende comunicar; o sea, la expresión de un pensamiento debe producirse como consecuencia del desarrollo intelectual de ese pensamiento. Cuando alguien se expresa es porque tiene algo que comunicar.
En las relaciones sociales el hombre debe saber comunicar las ideas y expresar sus pensamientos con claridad, corrección, fluidez y eficacia. Esto no sólo es importante en las relaciones públicas, en la vida comercial y profesional, sino también en la vida de relación privada.
Cuatro son los fines de la expresión oral o escrita, estos son;
a) Iluminar el conocimiento
b) Deleitar la imaginación
c) Mover las pasiones
d) Influir sobre la voluntad.
Los resultados de esas expresiones se basan siempre en las impresiones: el conocimiento, la imaginación, las pasiones o la voluntad son estimuladas adecuadamente según la forma de expresión adoptada y si esa expresión es apropiada a cada uno de los fines propuestos.
Cada uno adquiere y desarrolla un estilo personal de expresión que desafortunadamente suele aprenderse en forma espontánea y, por lo tanto, muchas veces suele ser bastante pobre. Para algunos, el acto de la comunicación oral es una actividad que resulta fluida y agradable, mientras que otros no sienten afluir las palabras y no encuentran las frases adecuadas al espíritu y significado del pensamiento o idea que desean expresar.
La expresión no debe ser considerada como un arte separado de las necesidades prácticas de la vida cotidiana, como un arte de adorno más que como uno utilitario. Nuestra época es utilitaria; la prueba del mérito y la certeza de una cosa la fundamentamos con un “que sirva para algo” “que se pueda hacer algo con ella” o “que tenga un uso práctico”. Así pues, en el arte de la expresión debemos tener en cuenta siempre, y previamente al hecho expresivo, la constante indagación de nuestra real intención comunicativa para fijar con exactitud la idea que nos interesa expresar.
No olvidemos que la expresión procede de la impresión y que la impresión, que proyectemos es esencial para nosotros. No basta con que seamos capaces de satisfacer la necesidad práctica de la comunicación con los demás; también debemos intentar alcanzar la forma y método de expresión correcta e incluso elegante, es decir, la más adecuada para producir en la mente de los demás una impresión positiva, clara y duradera.
Sobre la aplicación de las técnicas de expresión a las exigencias de la vida práctica moderna, no sólo debe tenerse en cuenta la forma y construcción de los períodos, sino que también se ha de atender al contenido psicológico de las palabras y frases.
En la actualidad, la psicología ha invadido el campo de la retórica y ha adquirido rápidamente una posición de importancia en el terreno de los mensajes publicitarios.
2. Importancia de la relación entre la expresión y las emociones para la aparición del lenguaje.
Hace millones de años, las primitivas tribus humanas habían desarrollado códigos sonoros de alguna complejidad que utilizaban como un rústico lenguaje. Paralelamente a la evolución física e intelectual del género humano, se ha ido constatando el desarrollo del lenguaje; así cuanto más complejo y completo es el pensamiento del hombre, mayor número de palabreas exige para su expresión.
La más elemental forma de expresión entre las criaturas vivientes ha sido, quizás, el gesto. Los movimientos del cuerpo, como inconsciente expresión de las emociones y sentimientos, son muy frecuentes. El hombre que tenga habilidad para interpretar los movimientos corporales y cambios faciales podrá leer fácilmente los sentimientos o pensamientos del que los manifiesta.
No es que consideremos que esas manifestaciones físicas puedan entenderse como formas de comunicación, puesto que son completamente inconscientes e instintivas; pero sí creemos que constituyen un importante medio auxiliar para el entendimiento entre los individuos de la misma especie e incluso entre miembros de distintas especies; más aún: cuando falta otra forma de lenguaje, el gesto y los movimientos pueden suplirle.
En la expresión de un pensamiento o una necesidad instintiva mediante un gesto, éste, en el receptor, crea una impresión que, cuando es imitada tiende a reproducir el sentimiento que originó, en el emisor del gesto, el movimiento o acción primero.
Puesto que siempre existe una tendencia a la imitación instintiva de los movimientos exteriores y gestos de los demás, podemos concluir que es fácil inducir o crear en la mente una reproducción refleja de los sentimientos o de las emociones experimentadas por la persona en la que observamos una expresión exterior.
En este sentido, los animales y el hombre salvaje son aptos para despertar, en apariencia, los sentimientos y los pensamientos de aquellos quienes están en contacto. Sus facultades perceptivas pueden ser atraídas y desarrolladas por el uso, y su naturaleza emotiva puede manifestarse mediante la acción apropiada.
Asombra el hecho de que el gesto no sólo facilita nuestra conversación con otras personas, sino que a veces él solo es más elocuente que las mismas palabras.
A partir de los gestos y de las acciones, fueron apareciendo las palabras. En poblados primitivos, encontramos que sonidos inarticulados y gestos guardan conexión con los sonidos de las palabras, de forma que suspiros, gemidos, risa y gritos corresponden, en función a las palabras de un lenguaje articulado.
Hay pensadores como Murray que creen que todo el lenguaje humano se origina en un pequeño número de monosílabos, cada uno de los cuales hace referencia a una especie diferente de acción.
En la actualidad, se concibe, generalmente, el origen del lenguaje como contemporáneo del origen o acentuación del instinto gregario. Se ha supuesto que ha habido un período en que la especie humana. Viviendo sola o en familias aisladas, se servía sólo de signos o de sonidos guturales para hacerse comprender.
Se piensa que el origen del lenguaje tiene su principal motor en el deseo de intercomunicación, que acaba por producir una espontánea manifestación que es expresión natural de las emociones, alegrías, penas y demás sentimientos.
Diferentes estudiosos de estos temas creen que muchas de estas palabras elementales han sucedido al lenguaje cantado y que en ellas es más clara la expresión y el gesto que el sonido. Ejemplos de lo que estamos diciendo lo encontramos en los niños que aún no hablan y que profieren gritos evidentemente onomatopéyicos o imitativos. Eso demuestra que el lenguaje no es más que un perfeccionamiento de las expresiones instintivas y que a la palabra articulada ha precedido un sonido instintivo aproximado a la expresión que se quiere manifestar.
La ciencia moderna no ha podido establecer todavía el momento preciso de la evolución humana en que hizo su aparición el lenguaje. Este sigue siendo n campo abierto a la especulación, pues no se conocen los hechos necesarios para demostrar las teorías que se han avanzado al respecto.
El pensamiento, pues, origina las ideas, y éstas se exponen por medio
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