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Crónica: Aspirante a Cadete Naval Título: “Estribor o Babor”


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2015  •  Trabajos  •  1.861 Palabras (8 Páginas)  •  142 Visitas

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Crónica: Aspirante a Cadete Naval

Título: “Estribor o Babor”

La noche del día  del año me llego una noticia llena de sorpresa y emoción, a través de un comunicado vía e-mail me notifico la SEMAR (Secretaria de Marina) mi resultado del primer examen de conocimiento para formar parte de la Heroica Escuela Militar Anton Lizardo. Lleno de felicidad observe mi acreditación de este examen, esto me otorgo presentar la segunda etapa para merecer un lugar en esta escuela.

La segunda etapa consistía en residir una semana en la Escuela Naval de Veracruz para así presentar los exámenes de esta etapa, los cuales eran: examen médico; telerradiografía de tórax, examen general de orina, determinación de hepatitis B y C, determinación de VIH, química sanguínea (glucosa, urea, creatinina, ácido úrico, triglicéridos y colesterol), biometría hemática completa, reacciones seroluéticas (V.D.R.L.), grupo sanguíneo y factor RH, radiografías  de  AP  y  lateral  de  columna  cervical,  dorso-lumbar, lumbo-sacra estando de pie y descalzo y oblicuas de columna Lumbar (derecha e izquierda),electrocardiograma (ECG) , audiometría tonal y timpanometría ; examen físico, velocidad(carrera de  100  metros  planos  entre  12  y  20 segundos), fuerza de brazos(5  repeticiones  suspendido  en  una barra horizontal),abdominales(30 repeticiones),lagartijas(30 repeticiones),sentadillas(30 repeticiones),natación(50   metros   sin   interrupción   en cualquier estilo)y flotación(5 minutos); examen psicológico, psicométrico y entrevista con psicólogo; y examen académico.                                                

Junto con el apoyo de mi familia, me prepare los siguientes dos meses para presentar esta segunda etapa que sería la decisiva.

Llego la madrugada del día, un día antes de la semana del aspirante; estando en la central de camión ADO (Autobuses de Oriente) de Orizaba me despedí de mi familia con abrazos llenos de lágrimas y risas, sabiendo que no los vería en una semana. Tome mi equipaje y partí con mi padre a Veracruz, durante el camino gozamos de una buena charla y siesta. Al llegar a Veracruz, en primera instancia había un bochorno terrible, pero de inmediato vimos a mi tío; el cual nos ofreció estancia en su casa para que así el siguiente día fuera fresco al punto de partida de los aspirantes. Mi tío con amabilidad nos mostró nuestros cuartos en los dormiríamos y el resto de su hogar; mi padre y yo acomodamos nuestro equipaje y cada quien tomo una ducha debido al calor jarocho.

Esa noche recuerdo haber tomado mi guía para seguir repasando los temas del examen académico, por último disfrutamos de películas mi padre y yo para despejar mi mente y terminar la noche.

No pude dormir tan fácilmente por los nervios y desperté aproximadamente a las 5 de la mañana para preparar nuevamente mi equipaje.  Desayunamos, me despedí nuevamente de mi papa dándole un fuerte abrazo y animándome partimos al punto de partida de los aspirantes; al arribar el lugar estaba repleto de aspirantes y como cualquier cosa gubernamental espere una hora para partir a Antón Lizardo. En orden subí a uno de los tantos camiones, tarde en llegar una hora a la escuela naval debido a que se encuentra en Alvarado. Finalmente llegue y vaya sorpresa  lo que apreciaban mis ojos, era una pequeña ciudad llena de terrenos amplios con edificios enormes, campos deportivos y desde luego monumentos a la patria o a la escuela.

Recibimos indicaciones de bajar del camión ordenadamente, los navales eran mayores de edad, uno que otro antiguo pero todos con un porte serio y rígido. Los aspirantes hicimos fila por orden alfabético que llevaban los navales, bajo el caluroso sol permanecimos ahí hasta que finalizaran. En cuanto termino, varios aspirantes tomaron su equipaje y regresaron al camión debido a que ya no les pareció la idea de residir una semana ahí. Seguimos nuevamente cada indicación que pautaban los tenientes o coroneles, brevemente tuvimos un recorrido por la zona donde nos quedaríamos la semana. Era un edificio de tres pisos con grandes pasillos, con espacio para cuatro corredores por piso contando con 10 chalets cada uno y dentro de cada chalet seis literas para capacidad de seis aspirantes junto con un corredor de aseo con capacidad de 5 tasas, 5 mingitorios y 24 regaderas. El grupo en el cual me encontraba era de sesenta aspirantes de infantería naval, algunos pertenecientes al estado de Veracruz o incluso de otro estado pero todos con el mismo objetivo, quedar en esta escuela. Al encontrarme rodeado de gente nueva, desconocida y de muros los cuales me distanciaban de mi familia y hogar entre en pánico. Tal vez podría simplemente salir a caminar pero para mí desgracia no, la semana del aspirante es un sueño pero de la misma manera te puede quebrantar o fortalecer. Como lo indica su nombre, es la semana de aspirantes por lo que no puede uno salir fuera del corredor asignado, únicamente para desayunar, comer y cenar cuando lo indiquen nuestros encargados y aunque aún no tienes cara a cara a cadetes navales de otros periodos, aprendes si eres apto o si no lo eres para quedarte en esta escuela.

El primer día se pasó rápido, tuvimos una conferencia en un gran auditorio en la cual nos dieron los señalamientos a seguir como aspirantes y como cadetes por si llegábamos a quedar. Nuestra caminata era corta pero cansada por el bochorno que había incluso de noche; la cena no tardó en llegar o más bien nosotros llegamos a ella, nuevamente salimos para ir a cenar a las 7:00 pm en la cafetería que tenía una capacidad increíblemente inmensa para alimentar a los 500 aspirantes. Cenamos de maravilla, y como la frase lo amerita “fue probete no llenete” pero termina uno satisfecho. Termino el día con el hecho de apagar las luces a las 9:00 pm para dormir.

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