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Cuento Cortes del inframundo


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2016  •  Apuntes  •  796 Palabras (4 Páginas)  •  272 Visitas

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Los Cortes del Inframundo

Hugo de la Cruz Palacio

— Madre… —sollozo mientras mis mejillas se empapan de lágrimas—, mami, no dejes que papá me lleve a casa…

Dejo caer mis manos sobre aquella lúgubre lápida de amatista. Las heridas en mis brazos comienzan a irritarse a causa del frío, cortes profundos que duelen, que matan, que penetran el alma. (Primero duele, luego mata y a lo último penetra el alma. De menor a mayor intensidad.)

— No quiero regresar —mantengo mis ojos firmes, bien abiertos, directo a la nada—, quiero morir morir antes de que ÉL envenene mi vida. Es lo que quiero realmente, que Hades me desangre la vida (“me desangre la vida” no me dice mucho), me destruya, que Tánatos me arrastre por las puertas de la muerte y que las Moiras rebanen mi hilo de vida;  cualquier cosa antes que morir a causa suya (si sólo dices “antes que…” pareciera que vivirás todo lo anterior y “además” morir a causa suya. Te doy una sugerencia de cómo puede leerse mejor).

Arrastro mis puños sobre la piedra roñosa, rasgando mi piel para dar paso al (para agilizar la línea: del “arrastrar” al “brotar”, y no del “arrastrar” al “rasgar” y al “dar paso” esperando que brote el icor sucio al que los mortales llamamos “sangre”. Pero no la veo, aún es muy de madrugada para poder ver y oír los desgarre (creo que “los desgarres” te remite inmediatamente a un desgarre muscular, ¿no crees? Puede ser más efectivo, visualmente, el desgarrarse). el desgarrarse de un joven buscando (siempre que se pueda, evita los gerundios, a menos que sea estrictamente necesario) la aprobación de un ser que no revivirá.

— Me ha hecho daño —prosigo con la boca rígida—. Nadie quiere ayudarme, siquiera creerme. Ahora viene por mí… ahora viene por mí

Mi padre la tomó, drenó su vida como si de vino en una copa se tratara. La derramó, la recogió del piso sucio (si la escena es cruda, la descripción debe serlo también, y “sucio piso” se escucha exageradamente “poético”). y la engulló sin lamentarlo. Limpió con sus propias manos la horrorosa escena, le advirtió a su estúpido hijo que no dijera nada, pero abrió la boca. Abrí mi maldita boca. Era mi turno.

— Madre… —escucho los pasos acercándose, ESOS pasos que tanto me aterraban— ¡MADRE, AYÚDAME, AYÚDAME PORQUE TE NECESITO! ¡NO QUIERO QUE ME CORTE! ¡MAMI, NO QUIERO!

La respiración se agita, oigo los pasos más cerca, mis ojos se salen de sus orbitas (esto es bastante trillado, debes buscar otra forma de decirlo ;) ). Grandes manos callan mis estruendosos gritos, me arrastran contra la tierra y no me dejan salir vivo.

De pronto lo único que logro ver es… Me desvanezco

No abuses mucho de esta fórmula. Siempre dilo de otra forma, quizá más difícil de hallar, pero que te forzará a imaginar y narrar con más detalle.

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