Cuento diana la gigante

DIANA LA GIGANTE

Allá en la ciudad de Cartagena de Indias, más conocida como “La Fantástica”, “El Corralito de Piedras”, “La Heroica”, entre otros adjetivos mágicos que se le han dado a tan hermosa ciudad; el 14 de septiembre del año 2012, nació una niña, de nombre Diana; Diana como una líder guerrera amazonas, Diana como la diosa virgen de la caza, protectora de la naturaleza y la luna en la mitología romana y griega, Diana como ángel, amor, ganas de salir adelante, verraquera e inteligencia, vista desde los ojos de su madre, abuela y tía de esta peculiar manera. Diana nació en un hogar visto hoy por hoy como disfuncional, hija de una madre soltera, estudiante de una carrera universitaria que apenas iniciaba; pero eso no importó, su abuela y tía apoyaron a esa madre para que culminara sus estudios y para que Diana, creciera en un hogar donde el amor superaba los límites del simple sentir, donde su personalidad y carácter se forjaran de una manera única, ese hogar donde ella aún crece sin un padre pero con la templanza y decisión de una familia de tres (madre, abuela y tía) que sobrepasan y vencen al término disfuncionalidad.

Diana, este precioso nombre, que me hace recordar sus primeras etapas de vida, donde con gran perspicacia y encanto, impresionaba a cualquier persona que la conocía, por la capacidad de aprendizaje precoz que esta niña tenía; demostrando que aprender se aprende desde que nace y superando los límites de entendimiento de las personas por su capacidad de escucha, por sus primeros intentos de habla, por la manera de imitación de las acciones que le interesaban, por esa risa encantadora que la caracterizó desde sus inicios, por esa forma que tenía de utilizar vocablos. Ella, a sus 6 años, no solo demuestra que se puede aprender en cualquier contexto, ya sea formal o informal sino a la medida del crecimiento, a lo largo de la vida, en distintos ambientes (hogar, la calle, de las personas mayores, de los demás niños, escuela) y que todos tenemos la capacidad de aprender continuamente desde lo simple a lo complejo, pero lo más importante es que Diana muestra que todo lo que quieras aprender depende de la predisposición que tengas. Al hablar de esta niña peculiar, hace que la asemeje como símbolo particular de lo que Papalia en 1995, expresó: “El aprendizaje es un cambio relativamente en la conducta que resulta de la experiencia. Esta experiencia puede tomar la forma de estudio, instrucción, exploración, experimentación o práctica”.  

Introduciéndome en el maravilloso y gigante mundo de Diana, logro percatar su capacidad de autogestionar conocimiento, por la manera de cómo desarrolla su proceso de aprendizaje; por como crea juegos donde las figuras literarias como la metáfora, símil, hipérbole, metonimia, sinécdoque, prosopopeya, entre otras, salen a relucir, aumentando su capacidad de entendimiento y retención de la información. Luego me impresiono por como asume ese querer aprender, lo autónoma y versátil que es, donde inocente y responsablemente, asume su papel de autoformarse, autodisciplinarse, autocontrolarse; aludiendo a acciones propias de una niña de su edad; logro alegrarme cuando me expresa la manera como se aprendió la era de los dinosaurios, siendo explicita en los años a los que corresponden cada era, que dinosaurios se encontraban y si eran herbívoros, carnívoros u omnívoros, de esta manera, Diana, creando historias que dibuja en su grupo de cuadernos, autogestiona  el conocimiento de los temas de su interés que quiere aprender y que en la escuela no los ve, demostrándome que el aprendizaje autónomo depende de ti y de que tanto quieras aprender. En este momento empalmo y pienso que esta pequeña niña genio hace un estudio independiente, porque ella crea un proceso de acuerdo a su ritmo y estilo de aprendizaje, desarrollando su autonomía y el fortalecimiento de su aprendizaje, apoyándose en la principal estrategia que tiene un niño para aprender “JUGANDO Y SIENDO NIÑOS”.

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