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Dos estrellas enamoradas


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2023  •  Tareas  •  1.299 Palabras (6 Páginas)  •  21 Visitas

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Dos estrellas enamoradas 

por Imelda Almanza

Existe una leyenda que cuenta el trágico amor de dos estrellas enamoradas, la historia cuenta que murieron de tanto amor y soledad, que perdieron su brillo.

Y un día decidí aprender a leer a los astros por la noche y para que me contaran los hechos de ese suceso desafortunado, la intriga era tanta que ya me conocían en el universo por querer conocer la historia de ese brillante amor.

Eran Sirio e Ícaro los protagonistas de este fantasioso romance, dos estrellas que querían juntar su brillo a pesar de la distancia abismal que había entre ambas, pero eso no fue impedimento para ellos. Ícaro se enamoró primero, me cuentan, que era la estrella más lejana alguna vez vista y que tardó millones de años en hacer llegar su brillo a Sirio, así que la perseverancia era un rasgo suyo. Ícaro la estrella que se enamoró del brillo de Sirio, que lo miró y lo miró para que su brillo fuera capaz de alcanzarlo. Era dedicado, paciente y observador, era un soñador total, así lo describen; y Sirio, tan brillante que mi sol se queda chico, tan brillante que cualquier otro astro iluso como Ícaro  querría volar a su alrededor para sentir su amor, su calor. Todos sentían a Sirio como el amor porque si las estrellas podían sentir amor la descripción más cercana era Sirio, el amor era sentir su brillo y por eso era tan sencillo enamorarse de su belleza. Tener a Sirio era como encontrar el motivo de seguir, de impulsar el sentido de brillar de cada estrella. E Ícaro tuvo la fortuna de ser visto por Sirio, no sabía cómo ni por qué, pero se sentía bien.

        Sirio, a pesar de ser muy deseado, trataba de no entablar ningún tipo de relación con nada, tenía miedo de todo y él amaba en secreto, entre susurros con las lunas les hablaba de sus amores y de sus temores. Sirio era muy reservado por mero miedo a repetir sus errores, errores que costaron el brillo de muchas estrellas jóvenes y es que ¿De dónde surgía el magistral brillo de Sirio? Pero eso no le importó cuando empezó a notar a Ícaro, se dijo a sí mismo permitirse amarlo porque después de escuchar uno de sus sueños comprendío que tal vez él sería capaz de darle todo lo que necesitaba Ícaro.

        Y como dos jóvenes, aprendieron a amarse a pesar de la distancia, pero así no se sentían llenos, a Ícaro le empezaba a parecer una necesidad el sentir cada vez más el brillo de Sirio y a Sirio le apoderaban las ganas de darlo todo por su amor; además de su increíble brillo, también tenía su magnífica manera de amar, de dar todo por la satisfacción del otro y los dos querían más.

Era tanto su deseo por tener un espacio juntos, uno donde la distancia no fuera infinita, uno donde tuvieran su propio mundo para ellos y poder compartir su brillo con comodidad. Era tanta su necesidad y era mutua que contra toda ley sus cuerpos celestes se convirtieron en unos cuerpos de carne y hueso, su amor los hizo pasar de lo místico a lo mundano, como lo es un cuerpo humano, y su avaricia por su cercanía era tanta que no tuvieron tiempo para acostumbrarse a sus nuevos cuerpos.

  • Icaro, corazón de luz mío, ¿puedes verlo? Estamos juntos. Dame la mano, mira, puedo hacer que brilles tanto como lo mereces y querías. Por fin puedo darte un poquito de mí.- Le decía Sirio a Ícaro mientras tomaba la mano de su amante y pensaba en que podría ser él quien diera algo y no quien consumiera a otro ser.

  • Ey, calmate no hagas eso porque no sabemos cómo funcionamos aquí y es pura suerte que tú sigas brillando incluso en estos cuerpos.- Dice Ícaro mientras sus mejillas morenas brillaban por haber estado de la mano con Sirio, pero que aunque no quería, tuvo que apartar.

        Sin otro plan más que amarse comenzaron una vida cerca de un pueblito, ganaron la confianza de los habitantes de la zona y a veces Sirio solía ayudar con la iluminación del lugar y entonces a veces volvía a sentir esa necesidad de entregar su brillo a Ícaro, pero sabía que no debía hacerlo porque habían acordado que sus toques serían tan reducidos a un par de  minutos y eso estaba bien, se amaban de cualquier manera y valoraban cada instante que pasaban cerca del otro. Pero el invierno llegó y las enfermedades también y sin haberlo esperado Ícaro cayó en terrible resfriado. El fuego no era el suficiente calor, los tes no lo aliviaban y las cobijas parecen inútiles sábanas, parecía que iba a caer un shock hipotérmico pues sus labios estaban morados, sus extremidades estaban heladas y su cuerpo tan cansado. Sirio estaba tan desesperado que no sabía qué hacer, no entendía si era consecuencia de haberse convertido en humanos o si era porque no había notado que el brillo de Ícaro cada vez era más imposible de ver y entonces decidió abrazarlo.

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