EL BIEN ÚLTIMO

UNIDAD 1

TEORÍA Y CRÍTICA DE LA AUTORREALIZACIÓN

ALBERTO ZUAZUA IRIONDO

EL BIEN ÚLTIMO

Existe un recelo hacia concepciones sustantivas de la vida buena, hacia estímulos ilustrados de un ideal virtuoso, que no acepta la autorrealización como causa final, fin o meta (Mittelman, W., 1994). Hay un rechazo de la tradición aristotélica o teleológica. Puede considerarse éste recelo como parte de un clima contemporáneo más general ante las nociones llamadas metafísicas como la verdad, la racionalidad y el significado (Cooke, M., 1994). Y desde el relativismo subjetivista se considera que el desarrollo personal es multidimensional, y se enfrenta al concepto de autorrealización que es holístico, unitario más que unidimensional y en cierto sentido universal (Daniels, M., 1988).

También el emotivismo racionalizante, enraizado en la cultura liberal individual, hace que las premisas rivales sean meras afirmaciones de preferencias, lo cual impide un acuerdo racional sobre la manera de alcanzar un consenso moral. Así, ante el dilema de MacIntyre, Nietzsche o Aristóteles, se reivindica (Tobacyk, J. J., 1994) que deberíamos estar abiertos al valor explicativo potencial de constructos no probados de causas finales, tales como sistemas de creencias, ideales y metas.

Y esto es así, porque una teoría psicológica tiene una influencia social, ya que las concepciones sobre la naturaleza humana, la imagen que tenemos sobre nosotros mismos, puede influir en lo que la gente se va convertir, por lo que una psicología que reduzca a los seres humanos a autómatas debe ser rechazada como degradante (Marina, J. A., 1997; 2000c).

Pero, la psicología actual está dando una visión determinista del ser humano, la concepción mecanicista de la <>, y no propone una teoría unificada del ser humano, del sujeto.

Por tanto, frente al emotivismo liberal, el relativismo postmoderno (Daniels, M., 1988), y el mecanicismo psicológico, que impiden un consenso moral en torno a un ideal humano, la tradición teleológica, que se refiere a asunciones respecto al bien último o propósito esencial de la persona, puede proveer una alternativa racional y viable que permita responder a cuestiones que constituyen la virtud y la buena vida personal. Es pues legítimo clarificar el significado de la autorrealización desde una perspectiva teleológica, que constituye para algunos una ideología personal más que un seco conjunto de proposiciones académicas (Daniels, M., 1988).

Por otra parte, en los procesos biológicos todo parece ocurrir como si el desarrollo hacia la forma adulta fuese determinado por el estado final tanto como por el estado previo (Atlan, H., 1989). El propio psicoanálisis de Freud era de naturaleza evolutiva, ya que la clave de la evolución es que va a algún lugar concreto. Piaget también manifiesta que el proceso de desarrollo solo puede entenderse a la vista de la estructura que existe al principio y las estructuras hacia las que se evolucionará.

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