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Educación En Valores


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2011  •  4.095 Palabras (17 Páginas)  •  479 Visitas

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LA EDUCACION DE VALORES.

RETO PARA LA UNIVERSIDAD FINISECULAR.

Dos serán los vuelcos más notables de la Universidad cubana cuando inicie el siglo XXI: la informatización a gran escala de su labor formativa y de gestión, y la conversión de la educación de valores en el centro del trabajo de formación de profesionales.

Si en el tratamiento del universo de problemas de la formación de profesionales es necesario dejar esclarecido desde un inicio el fin que se persigue, es justamente en el tema de la EDUCACION EN VALORES en los predios universitarios. En esta presentación transitaremos por reflexiones conceptuales, contextuales, filosóficas y prácticas. Pero el fin no es tratar de conciliar una conceptualización, ni esclarecer una filosofía, lo cual también es importante. El fin, en este caso, y ante este tema hoy, sólo ha de ser contribuir a encontrar los caminos más expeditos para formar hombres profesionales más íntegros que son los que Cuba reclama para su desarrollo.

De las Universidades cubanas han egresado desde 1959 hasta 1995, 564 298 profesionales. En una economía con una población laboral de aproximadamente 3 millones de personas, es esta una cifra que demuestra el alto significado social que ellos poseen para la vida de la nación. Uno de cada 6 trabajadores, aproximadamente, es un profesional graduado en la Universidad cubana posterior al triunfo de la Revolución en 1959.

De ellos aproximadamente 190 000 se han graduado en el transcurso de estos años de aguda crisis económica que se ha denominado Periodo especial en tiempos de paz. Hoy están en las aulas universitarias aproximadamente 130 000 jóvenes, que se forman para ejercer su profesión en un mundo no sólo caracterizado por su elevada tecnologización, por lo que se ha dado en llamar por algunos el mundo de la REVOLUCION DEL CONOCIMIENTO, o aplicación del conocimiento al propio conocimiento, sino además por sus acompañantes contradictorios dados en las crisis ecológicas, alimentaria, laboral, energética, climatológica, financiera, económica, axiológica y la que nos parece una de las más cruciales crisis que se vive a nivel global, que podemos denominar CRISIS DE PARADIGMAS.

Es decir, crisis de modelos, de conductas, de valores, de motivos, de sistemas, de aspiraciones. El afianzamiento de la personalidad se da con su autoreproducción a nivel de individualidad, proceso regido por valores y motivos jerarquizados en la personalidad. Ellos responden a modelos, a aspiraciones a seguir, a aquello que para cada cual se constituye en un estado deseado. Y ahí es donde vemos la mayor de las crisis. Las aspiraciones que se presentan ante todos como patrones a seguir tienen que ver con el éxito económico a toda costa, no con la misma esencia de la reproducción de lo humano, lo que se subordina en nuestro mundo globalizado a la capacidad de compra de la persona. Ese es el indicador que mide la aspiración que se propone al mundo, y ese fin ha de lograrse a toda costa, empeñando sobre todo la condición humana.

Esta crisis de paradigmas impacta muy severamente la labor educativa. Y los mas afectados son los procesos de educación en las regiones tercermundistas. Distantes como nadie de alcanzar la materialidad de la cosificación de la vida humana que se ha establecido como modelo de personalidad exitosa, añorantes, pues son víctimas de una labor permanente de educación de dicho modelo consumista como aspiración individual, ven que sus sueños se alejan mucho de poder ser reales. Por otra parte, insertos, los que pueden, en procesos educativos preñados de carencias, terminan asumiendo el ciclo infernal ya identificado del paso del SINDROME DE LA PERPLEJIDAD AL SINDROME DE LA IMPOTENCIA, es decir, de la admiración por el desarrollo, a la pena por la imposibilidad de alcanzarlo. Ese camino conduce a la quiebra de valores tan necesarios para que el hombre siga siendo, ante todo, digno representante de lo humano. Y lo que es peor, a la sustitución de ellos por antivalores que comienzan a regir las conductas ciudadanas.

Las Universidades latinoamericanas no escapan de estas carencias. Aunque no resulta similar la problemática de las mayorías de las casas de altos estudios del norte desarrollado, y las del sur subdesarrollado, estas últimas concentran las penurias todas, y en la mayoría de ellas su producto final fundamental, el graduado universitario, sigue estando por debajo de las expectativas y necesidades de la sociedad para cuyo servicio se formó.

Esta problemática está en el centro de las preocupaciones de autoridades y académicos de la educación superior cubana. Aunque la situación de la Universidad de la isla dista mucho de expresar las carencias que vemos en muchas instituciones de nuestro continente.

Cuando el paradigma universal de la globalización hegemonista parece llegarnos de una brutal cosificación de lo humano, Cuba, reconociendo sus carencias formativas en lo profesional, levanta como discurso contestatario la inmensa obra de la Revolución y en el marco de su labor formativa de los futuros profesionales, el ENFOQUE INTEGRAL PARA LA LABOR EDUCATIVA Y POLÍTICO IDEOLÓGICA CON LOS ESTUDIANTES. Parte de este son los PROYECTOS EDUCATIVOS, es decir, la integración sistémica que marca la unicidad de lo curricular, extensionista, y socio político, como dimensiones que cubren todo el espectro formativo del proceso docente, visto este en su multivariedad de escenarios y la pluralidad de sus protagonistas.

Pero los jóvenes cubanos viven una realidad nacional muy compleja. Insertos en una página épica de la historia patria, son partícipes de la construcción de un proyecto social único basado en una doctrina revolucionaria de dignificación nacional, individual y social. Un proyecto hermoso pero que se enfrenta a una doctrina de anexión producida en el norte y que se acompaña además de una profunda crisis económica. Las medidas adoptadas para ir dejando atrás la crisis incorporan elementos de la lógica del mercado en la realidad nacional, tornando aún mucho mas complejo el mundo individual y social en que nuestro joven se forma como futuro profesional.

En ese entorno hay que formar a un profesional que continúe dando respuestas contundentes a los problemas tecnológicos de su profesión, que sea en fin un profesional capaz, pero que además sea una personalidad íntegramente comprometido con esa doctrina de dignificación del hombre que pasa por la independencia de la nación y el desarrollo de la

identidad nacional sin que ello lo conduzca a un nacionalismo castrado.

Hoy consideramos

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