Ejemplo de discurso

Discurso



Extiendo un caluroso saludo al honorable jurado calificador.

“La integridad manifestada en mi diario vivir”

       
Tito 2:7-8 que nos dice:

      “Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de nosotros”.


      La integridad se refleja mediante aquella persona que es recta, correcta, aprobada, intachable, obediente, sincera, honorable, completa tal como es. Como principio rector de la vida cristiana es la virtud que mueve al creyente a vivir, pensar y actuar conforme a los principios de la palabra de Dios.
Platicando en cierta ocasión con mi familia salió a relucir el tema  de la muralla China la cual es una construcción considerada como una de las siete maravillas del mundo. Los chinos la  idearon como una estrategia para evitar que fueran invadidos por los ejércitos nómadas  xiongnu, mongol y Manchuria. EL plan consistía en hacer un fuerte para proteger la frontera norte del imperio Chino durante las sucesivas dinastías imperiales, se pretendía hacer un vallado que fuera lo suficientemente largo para impedir que los ejércitos rodearan la construcción y que fuese lo suficientemente alto para que no pudieran saltarlo. Esta fortificación China se realizó casi en 2000 años, logrando así tener una longitud de alrededor de 21,196 km, estamos hablando de una distancia que abarca desde Alaska hasta la Patagonia  Chilena aproximadamente. La estrategia sonaba muy bien y China durante 500 años formó parte de un imperio que a pesar de todo esto, lograron invadirla en tres ocasiones, consiguiendo los ejércitos rivales entrar por LA PUERTA PRINCIPAL.
  Los chinos pensaron en la mejor protección para su nación, pero jamás pensaron en la integridad de las personas que colocarían en la entrada, ya que los oponentes  sobornaron a los guardias del acceso principal consiguiendo entrar libre y tranquilamente por la puerta.
  La integridad es parte de nuestro diario vivir, es un valor moral y principio rector que debe comenzar en mi relación con Dios, en mi familia  y en la iglesia. Nosotros como padres debemos tenerlo claro,  ya que nuestros hijos son nuestro reflejo. En muchas ocasiones  llegamos a ser desobedientes con nuestro pastor, y con los miembros de la iglesia somos groseros, egoístas, deshonestos e hipócritas: estamos con una persona y la tratamos bien, se da la vuelta y en ese mismo instante nos la quisiéramos comer… la criticamos, somos irreverentes y si esto es lo que hacemos en nuestro  hogar, nuestra familia lo reflejara dentro de la iglesia y en la sociedad.
Cuando un árbol se empieza a morir comienza por la parte más alta y va descendiendo hasta llegar a la raíz… nosotros somos así, cuando nuestra familia está mal es porque los padres estamos mal, y una forma de corregir el camino es obedeciendo la palabra de Dios cuando nos dice en Tito 2:1: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”.
  Dios quiere que enseñemos a nuestros hijos a ser respetuosos, que cuidemos nuestro comportamiento, haciendo todo a la perfección, no por quedar bien con alguien, ni por lucirnos, HAY QUE HACERLO PRIMERAMENTE POR SATISFACCIÓN PROPIA, no esperando felicitaciones o algún halago, sino buscando la excelencia porque ésta nace de la  integridad. Seamos buenos padres agradando a los ojos de Dios, manifestando nuestra educación, nuestros valores morales, tratando a las personas cordialmente, siendo simpáticos y amorosos. Reflejando nuestra integridad lograremos encontrar la unidad entre Dios, familia  e iglesia. Se escucha difícil, pero practicarlo no es imposible, porque todo lo podemos en Cristo que nos fortalece,  ya que como miembros de la iglesia nos mueve un mismo sentir,  LA FE… y con ella podemos lograr el objetivo que buscamos.
  La bíblia nos alienta en el libro de los Salmos diciendo: “Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía…”  y en 1° de Pedro 1:22-23 nos explica cómo lograr esa armonía con las personas que nos rodean cuando leemos:  “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad,  mediante el espíritu, para el amor fraternal  no fingido, amaos unos a otros entrañablemente,  de corazón puro; siendo renacidos, incorruptibles, por la palabra de Dios que es y será siempre”.
  Nosotros somos como una perla, la cual empieza como un grano de arena y aumenta de tamaño al absorber el nácar de la ostra hasta convertirse en esa joya que conocemos; cuando vivimos conforme a la palabra de Dios y la obedecemos vamos creciendo espiritualmente persiguiendo nuestro objetivo que es llegar a ser esa hermosa perla que agrada a Dios, obteniendo la estatura del varón perfecto.
  Pero es necesario que nos quitemos  la máscara y seamos  auténticos, es difícil hacerlo, pero entregándonos totalmente a Dios podemos lograrlo, pidiéndole que con sabiduría e inteligencia nos haga comprender el comportamiento que debemos tener.
  No cualquiera puede ser integro, pero un integro puede venir de cualquier parte, y a nosotros el señor Jesucristo nos sacó del pecado, del odio, de la soberbia, del orgullo, donde nos creíamos autosuficientes y nos hizo sus hijos, ahora somos templo del espíritu santo, y el nos capacita en la medida en que usted y yo queramos vivir, pensar y actuar.
  La iglesia es el cuerpo de Cristo, y Él nos llama a no estar divididos porque tenemos el ADN de Dios, y no puede un pie odiar a un ojo,  porque fuimos rescatados por su sacrificio en la cruz convirtiéndonos en un  mismo cuerpo, y ahora somos capacitados para que todos sepan que somos sus discípulos y que tenemos amor unos por otros.
  “LA INTEGRIDAD ES LA MARCA DE UN CIUDADANO DEL REINO DE DIOS”. Gracias.












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