El Currículo
negritam28 de Octubre de 2012
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"Educación", como tarea humana, es asumida aquí como formación, y en este sentido como inherente a la realización humana, porque al entenderse aquella en su dimensión profunda de "adquirir forma o mantenerse en ella", hacemos referencia a las condiciones de existencia de un ser no terminado. Esto supone concebir al hombre como proyecto, como lanzado hacia adelante, siempre en desarrollo. Al hombre le corresponde irse haciendo permanentemente; en otras palabras, formándose en lo que es como posible. Entonces, la formación como ascenso a la "generalidad" supone una tarea humana.
Gadamer define Building -formación- "como el proceso por el que se adquiere cultura: como el modo específicamente humano de dar forma a las disposiciones y capacidades naturales del hombre". Sin embargo, el resultado de la formación no se produce al modo de los objetos técnicos, sino que surge del proceso interior de la formación y la conformación, y se encuentra por ello en un constante estado de desarrollo y progresión.
REAPRENDER EL PASADO
El concepto de formación va más allá del mero cultivo de capacidades previas. En la formación uno apropia por entero aquello en lo cual y a través de lo cual uno se forma. La formación no trata de cuestiones de procedimiento o de comportamiento, sino del ser en cuanto ente devenido; su principal característica es ese mantenerse abierto hacia lo otro, hacia puntos de vista distintos y más generales.
Dado que los seres humanos no están completos, sino en un estado de devenir (becoming), el educando, como razón de ser de la educación, tiene para el educador un doble sentido: es un nuevo ser humano en el mundo y es un ser humano haciéndose. En términos de Hannah Arendt, cada ser humano "es un ser en desarrollo tanto como lo es un gato, pero es nuevo solo en relación con un mundo que ha sido construido antes que él y que continúa después de su muerte, y es en ese mundo donde desarrolla su vida."
Si el ser humano fuera simplemente no-terminado y nuevo, la educación sería una función de la vida y tan solo consistiría en el cuidado de la vida. Pero en la educación se asume la responsabilidad no solo por la vida, sino por el mundo. No puede dirigirse únicamente hacia el bienestar humano, sino también hacia la persona nueva, extraña, que nace en un mundo viejo que no conoce. En este sentido, la educación es la mediación entre el dominio privado del hogar y la construcción de mundos posibles. No será solamente la responsabilidad por el bienestar vital de algo que crece, sino también por el desarrollo de cualidades y talentos artísticos de cada quien. La responsabilidad de la educación, entonces, radica en introducir a cada ser humano en un mundo siempre cambiante.
"Es de la naturaleza de la condición humana -lo recuerda Arendt- que cada generación nace en un mundo viejo; así, preparar a una generación para un nuevo mundo solo puede significar que uno desea apuntar a las manos de los recién llegados su propia oportunidad por lo nuevo." Reaprender el pasado inventando el presente es la trayectoria característica del pensamiento moderno, que de suyo gesta la posmodernidad, como claramente lo expone Lyotard. Tradición-conservación-revolución es una relación siempre en tensión: conservar lo nuevo frente a lo viejo y también lo viejo frente a lo nuevo. ¿Qué había en lo viejo que de una manera u otra "preparaba para lo nuevo" o se relacionaba con lo nuevo? Lo antiguo entra en lo nuevo con la significación que lo nuevo le da, y no podría hacerlo de otra manera.
En esta perspectiva, no puede concebirse la educación como ausente de contenidos, hasta el punto de privilegiar la forma sobre la entraña. Tampoco puede caerse en el extremo de creer que solo se puede conocer y comprender lo
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