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El Mundo Y Sus Demonios

eisenhower29 de Mayo de 2013

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CAPITULO 1

Lo más preciado.

Toda nuestra ciencia, comparada con la

Realidad, es primitiva e infantil... y sin

Embargo es lo más preciado que tenemos.

ALBERT EINSTEIN

(1879-1955)

Cuando el bajo del avión e iba a una conferencia de científicos y comentarista de televisión para mejorar la presentación de la ciencia en la televisión, un señor lo esperaba con un pedazo de cartón con su nombre, el señor le dijo que se llamaba William. William le dijo a el que tenia muchas preguntas sobre la ciencia. Y se pusieron a hablar. Pero no de ciencia. William quería hablar de los extraterrestres congelados que languidecían en una base de las Fuerzas Aéreas cerca de San Antonio, En cierto modo William era un hombre bastante leído. Mientras bajaban bajo la lluvia el se dio cuenta de que William estaba cada vez más taciturno. El señor « William Buckiey» —que sabía hablar, era inteligente y curioso—no había oído prácticamente nada de ciencia moderna.

La ciencia origina una gran sensación de prodigio. Pero la pseudociencia también. En todo el mundo hay una enorme cantidad de personas inteligentes, incluso con un talento especial, que se apasionan por la ciencia, todas las generaciones se preocupan por la decadencia de los niveles educativos. De los quinientos treinta y cinco miembros del Congreso de Estados Unidos, por extraño que parezca a finales del siglo XX, sólo el uno por ciento tiene unos antecedentes científicos significativos. El último presidente con preparación científica debió de ser Thomas Jefferson. Pero la superstición y la pseudociencia no dejan de interponerse en el camino para distraer a todos. Todos los ejemplos de pseudociencia. Pretenden utilizar métodos y descubrimientos de la ciencia, mientras que en realidad son desleales a su naturaleza, la pseudociencia es más fácil de inventar que la ciencia, porque hay una mayor disposición a evitar confrontaciones perturbadoras con la realidad. En el corazón de alguna pseudociencia se encuentra la idea de que el deseo lo convierte casi todo en realidad. Qué satisfactorio sería, como en los cuentos infantiles y leyendas folclóricas, satisfacer el deseo de nuestro corazón sólo deseándolo, la distinción más clara entre la ciencia y la pseudociencia es que la primera tiene una apreciación mucho más comprensiva de las imperfecciones humanas y la falibilidad que la pseudociencia.

Para el divulgador de la ciencia es un desafío supremo aclarar la historia actual y tortuosa de sus grandes descubrimientos y equivocaciones, y la testarudez ocasional de sus practicantes en su negativa a cambiar decamino.

CAPITULO 2

CIENCIA Y ESPERANZA

Dos hombres llegaron a un agüero en el cielo. Uno le pidió

al otro que le ayudara a subir... Pero el cielo era tan bonito

que el hombre que miraba por encima del margen; lo olvidó

todo, olvidó a su compañero al que había prometido ayudar y

salió corriendo hacia todo el esplendor del cielo.

El fue niño en una época de esperanza, el siempre quiso ser científico, antes el no seguro de que entonces supiera siquiera el significado de la palabra ciencia, le llamaba la atención el esplendor del universo. El dice que la ciencia es más que un cuerpo de conocimiento, es una manera de pensar. El también se imagina que en el futuro cuando tenga a sus hijos y nietos Estados Unidos será una economía de servicio e información. También cree que los temibles poderes tecnológicos estarán en manos de unos pocos y nadie que represente el interés público se podrá acercar siquiera a los asuntos importantes, pero la caída en la estupidez de Norteamérica se hace evidente principalmente en la lenta decadencia del contenido de los medios de comunicación. Hemos preparado una civilización global en la que los elementos más cruciales dependen profundamente de la ciencia y la tecnología. Es mucho lo que la ciencia no entiende, quedan muchos misterios todavía por resolver. En un universo que abarca decenas de miles de millones de años luz y de unos diez o quince miles de millones de años de antigüedad, quizá siempre será así. Pero la ciencia está lejos de ser un instrumento de conocimiento perfecto, los científicos suelen ser muy cautos al establecer la condición verídica de sus intentos de entender el mundo —que van desde conjeturas e hipótesis, Uno de los grandes mandamientos de la ciencia es: Desconfía de los argumentos que proceden de la autoridad. Pero en su encuentro con la naturaleza, la ciencia provoca invariablemente reverencia y admiración. «Espíritu» viene de la palabra latina «respirar». Lo que respiramos es aire, que es realmente materia, por sutil que sea, la ciencia puede ser difícil de entender. El proceso de la ciencia puede parecer confuso y desordenado. En cierto modo lo es. Hace muchas décadas, en una cena, se pidió al físico Robert W. Wood que respondiera al brindis: «Por la física y la metafísica.» Por Metafísica se entendía entonces algo así como la filosofía, o verdades que uno puede reconocer sólo pensando en ellas. También podían haber incluido la pseudociencia. Para el hay cuatro razones principales para realizar un esfuerzo concertado que acerque la ciencia pero a pesar de eso en todos los usos de la ciencia es insuficiente. • A pesar de las abundantes oportunidades de mal uso, la ciencia puede ser el camino dorado para que las naciones en vías de desarrollo salgan de la pobreza y el atraso. • La ciencia nos alerta de los riesgos que plantean las tecnologías. • La ciencia nos enseña los aspectos más profundos de orígenes, naturalezas y destinos. • Los valores de la ciencia y los valores de la democracia son concordantes, en muchos casos indistinguibles. Un ser extraterrestre recién llegado a la Tierra —si hiciera un examen de lo que presentamos principalmente a nuestros hijos. podría llegar fácilmente a la conclusión de que queremos enseñarles asesinatos, violaciones, crueldad, superstición, credulidad y consumismo. Insistimos en ello y, a fuerza de repetición, por fin muchos de ellos quizá aprendan.

CAPITULO 3

EL HOMBRE DE LA LUNA Y LA CARA DE MARTE

El Dice que cada campo de la ciencia tiene pseoduciencia, los geofísicos tienen que enfrentarse a Tierras planas Los botánicos tienen plantas cuyas apasionantes vidas emocionales se pueden seguir con detectores de mentiras, los antropólogos tienen hombres-mono supervivientes, los zoólogos dinosaurios vivos y los biólogos evolutivos

tienen a los literalistas bíblicos pisándoles los talones. Los arqueólogos tienen antiguos astronautas,etc. Pero, como el trabaja con planetas, y como me le ha interesado la posibilidad de vida extraterrestre, las pseudociencias que más a menudo aparecen en sui camino implican otros mundos y lo que con tanta facilidad en nuestra época se ha dado en llamar «extraterrestres».La Luna, durante la mayor parte de la historia —antes de las nave espaciales, antes de los telescopios, cuando estábamos todavía prácticamente inmersos en el pensamiento mágico— era un enigma. Casi nadie pensaba en ella como un mundo. ¿Qué vemos realmente cuando miramos la Luna a simple vista? Discernimos una configuración de marcas irregulares brillantes y oscuras. El Hombre de la Luna es en realidad un registro de antiguas catástrofes, es una presunción característica de nuestra especie darle una cara humana a la violencia cósmica aleatoria. Cuando la cara es de un personaje religioso —como, por ejemplo,

una tortilla que parece exhibir la cara de Jesús— los creyentes tienden a deducir rápidamente la intervención de Dios. Se describen e ilustran muchos ejemplos de este tipo en un libro de 1979 titulado Parecido natural, de John Michell, un británico entusiasta de lo oculto. Toma en serio las afirmaciones de Richard Shaver, quien como describiré más adelante— representó un papel importante en el origen del

entusiasmo por los ovnis en Norteamérica. Michell nos muestra una fotografía del Sol tomada con rayos X que parece vagamente una cara. En gran parte, la idea de que Marte albergaba vida, así como la prevalencia de los «marcianos» en la ficción popular, deriva de los canales. Toda una sucesión de científicos profesionales incluyendo astrónomos famosos que hicieron otros descubrimientos ahora confirmados y celebrados con justicia. Durante la época de los aterrizajes lunares del Apolo, muchos aficionados —propietarios de pequeños telescopios, defensores de los platillos volantes, escritores para revistas aeroespaciales— estudiaron detenidamente las fotografías aportadas en busca de anomalías que hubieran pasado inadvertidas a científicos y astronautas de la NASA. Pronto hubo informes de letras latinas gigantes y números árabes inscritos sobre la superficie lunar, pirámides, caminos, cruces, ovnis resplandecientes. Marte es mucho más clemente que Venus, aunque las sondas de aterrizaje Viking no proporcionaron ninguna prueba convincente de vida, en Marte hay algunas montañas pequeñas que parecen pirámides. En la alta meseta del Elisio hay un grupo de ellas —la más grande mide varios kilómetros en la base, hay un lugar en Marte llamado Cidonia donde se encuentra una gran cara de piedra de un kilómetro de ancho que mira hacia el cielo sin pestañear. Es una cara poco amistosa, pero parece reconociblemente humana. «La Cara» de Marte se compara a «caras similares... construidas en civilizaciones de la Tierra. Las caras miran hacia el cielo porque miran a Dios».Una cara falsa, supuestamente tomada por el Mars Observer en órbita cerca de Marte, demuestra, según un

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