El Suicidio

A LAS PUERTAS DEL SUICIDIO

Aquel era un hombre activo, lucido que desde su infancia pudo darse el lujo de salir avante ante todos los problemas con la minima ayuda de las personas, sí; sentía que era muy productivo e independiente, tenía 7 años cuando por los asares del destino se enfrentaba a vivir solo en una casa grande para poder así llevar a cabo sus estudios. A los 13 ya era productivo, obtenía en su labor como ayudante de carnicería 10.000 pesos que le servirían para su semana escolar.

De aquel frio y oscuro dia, solo recuerda que sus manos sudaban, su mente en blanco por la falta de sueños y por la ansiedad que le producía estar ahí plantado, tirado en una cama y solo en esencia; aunque con la presencia de muchas personas a su alrededor. Aquellos que consideraba, le tenían afecto o que por alguna razón social o familiar deseaban observar la recuperación, y estar presentes como su punto de apoyo. No es posible para un ser humano validar si aquellos que están a su lado realmente desean ayudar, lo único claro es que la desesperación y el sentido de incapacidad al requerir que todo lo que hacía, debía ser guiado o acompañado, esas fuerte circunstancias lo llevaron a decir no más, no soportaba estar en la situación de indefensión en la que lo dejo el accidente, postrado a su cama , casi inmóvil y dispuesto solo a ver como aquellos acompañante se pasean a su alrededor, y a darse cuenta de cómo muchos lo miran con pesar por lo ocurrido.

“No más, esto es insoportable, no puedo depender del resto de la gente” decía su interior, ¿Cómo es posible que Dios permita que esto me suceda a mí?, ¿Acaso es un Dios que quiere ver sufrí a sus hijo? Eran las preguntas que rondaban en su cabeza.

Triste y destrozado por estas circunstancias aquel hombre solo y desangrado de fe y esperanza, tomo la decisión de acabar con su vida de una vez.

tomo cada una de las cajas de los antidepresivos que le envió su psiquiatra, reviso minuciosamente el plan que llevaría a cabo para terminar con su miserable existencia. Planteo el itercriminis, pero en este caso, el autor material, intelectual, victimario y victima serian uno solo.

¿Cómo acabar con tu vida sin sentir un evidente sufrimiento?

Era la pregunta que corría por su mente. De un disparo, el ruido seria ensordecedor, quien desea votarse los sesos como vulgarmente diría cualquier persona?

Un suicidio rápido, silencioso era lo que este triste ser humano planeaba, “ahhh ya sé”, aquellos antidepresivos están acompañados por medicamentos que reducen el ritmo cardiaco y que ayudan a que su cuerpo en las noches pueda descansar. Aquella pasta que su psiquiatra le receto para su recuperación mental, ahora serían los que finalmente acabarían con su vida.

Tomo la mirtazapina, una a una las ingirió, derramando una lagrima por cada pasta que consumida, ¿acaso sentía dolor al pretender

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