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El desarrollo del lenguaje: Nativismo


Enviado por   •  16 de Marzo de 2023  •  Ensayos  •  1.531 Palabras (7 Páginas)  •  86 Visitas

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El desarrollo del lenguaje: Nativismo

María Fernanda Castro Macias

Fundación universitaria Compensar

Lingüística general

Francisco Guillermo Rodríguez Motavita

Marzo 02, 2023


Resumen

La tesis de que el conocimiento está biológica o genéticamente incorporado, y es nativo de la mente, es llamada nativismo. En el siguiente ensayo hablare sobre el desarrollo del lenguaje basándome en dos teorías: el lenguaje innato de Noam Chomsky, y el lenguaje como instinto según Steven Pinker. Según Chomsky (1965), “los niños nacen con una capacidad nativa para el habla”(p. 27). Basado en su teoría de la gramática universal nos dice que todos los lenguajes que usamos tienen unos caracteres en común. Lo que deduce que el aprender el idioma durante la infancia ocurra por la capacidad que tenemos para reconocer y asimilar la estructura básica del idioma. Steven Pinker nos dice que la única explicación para la lengua es la selección natural, es decir que “el lenguaje en los seres humanos es una adaptación biológica: el lenguaje está conectado a nuestras mentes por la evolución” (Pinker, 2007).

Palabras claves: Lenguaje, Innato, instinto, nativismo


¿El lenguaje es nativo?

Mendívil, J (2021) Chomsky nos dice que el lenguaje es una capacidad interna para servir al pensamiento, y también se exterioriza en la capacidad de comunicarse en forma de lenguaje. En principio, el argumento de Chomsky es sencillo: “decir que el lenguaje no es innato”, ha afirmado, “es lo mismo que decir que no hay diferencia entre mi nieta, una piedra y un conejo”, esto es, que si ponemos a los tres “en una comunidad en la que se habla inglés, los tres hablarán inglés”. La idea clave es que, dado que la inmersión en un entorno lingüístico no es suficiente para que el lenguaje se desarrolle, debe haber algo en los bebés humanos que los diferencie de otras especies. Ese algo es lo que Chomsky denomina, confusamente, Gramática Universal, un término de la tradición gramatical racionalista que en realidad no se refiere a una implausible gramática innata, sino a las propiedades de la cognición humana que subyacen a la capacidad única para aprender a hablar. Así formulado, el argumento es irrebatible, salvo que neguemos que la capacidad para el lenguaje exista y asumamos, como hacen los opositores a Chomsky, que lo que explica las diferencias entre su nieta y cualquier otro organismo no es una supuesta capacidad innata para el lenguaje, sino que los seres humanos tenemos más capacidad para aprender en general, bien sean las lenguas, bien sea cualquier otra cosa. Pero nótese que esa mayor capacidad general para aprender también será innata, esto es, el resultado de la evolución diferencial de nuestro cerebro. La disputa no es, por tanto, si tenemos el lenguaje gracias a nuestros genes (algo indiscutible fuera de explicaciones místicas o mágicas), sino algo mucho más prosaico: si las propiedades que subyacen a nuestra capacidad del lenguaje evolucionaron para aprender a hablar o al servicio del aprendizaje en general.  Para resolver este dilema podemos comparar el desarrollo de dos capacidades humanas, una innata, como la visión, y una no innata, puramente cultural, como la capacidad de jugar al ajedrez. La capacidad de la visión se desarrolla espontáneamente en todos los individuos sanos; no necesita instrucción específica, aunque depende del estímulo externo para su desarrollo; los cambios en los estímulos implican cierta variación en el sistema final; tiene un robusto condicionamiento genético y, tras un periodo crítico, su desarrollo es deficiente. Por su parte, la capacidad de jugar al ajedrez no se desarrolla espontáneamente; solo se desarrolla en individuos entrenados específicamente para ello; puede haber diferencias notables en su desarrollo en diferentes personas; su origen es cultural (es un sistema de reglas convencionales inventado y se transmite culturalmente). Parece entonces que la evolución nos moldeó para aprender a ver, pero no para jugar al ajedrez. Así, podemos concluir que existe la facultad de la visión (un resultado de la evolución natural), pero no que exista la facultad del ajedrez. Negar un condicionamiento innato para el lenguaje implica equiparar la facultad del lenguaje a la capacidad de aprender a jugar al ajedrez. Pero esa identificación es inaceptable. Es un hecho que todo ser humano sano aprende su lengua materna de manera espontánea a partir de un estímulo pobre y fragmentario, que lo hace en un temprano (y breve) periodo de tiempo e independientemente del entorno en el que se desarrolle (igual se aprende a hablar en las favelas que en los palacios). El desarrollo del lenguaje en las personas se parece mucho más al desarrollo de la visión que al desarrollo del conocimiento del ajedrez. Estamos diseñados evolutivamente para aprender a ver y para aprender a hablar (si recibimos los estímulos adecuados en el momento oportuno), pero no, ciertamente, para jugar al ajedrez, aunque podamos hacerlo. Jugar al ajedrez, tocar el piano o resolver ecuaciones de segundo grado no son instintos naturales, son habilidades específicamente humanas que podemos aprender porque lo necesario para ello nos viene proporcionado por los dispositivos de aprendizaje que poseemos en virtud de la evolución, el lenguaje y la visión entre ellos.

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