El pueblo de Amekingter

El pueblo de Amekingter

Prologo.

     Estoy dormida, no, no es cierto, estaba… escuche unos gritos, a mi madre o a mi padre, o a los dos, no lo sé, escuche unos ruidos muy fuertes, no tengo idea de que habrá sido.

     Me levanto de la cama, es una noche muy oscura y fría, voy hacia la puerta, ya no escucho ningún ruido, estoy asustada, por qué habrán gritado mis padres, y qué gritaron, camino por el pasillo que da de mi cuarto al cuarto de mis padres, veo que su puerta está abierta, lo cual es algo raro pues nunca la dejan abierta a la hora de dormir, entro, y lo primero que veo es a mis padres tirados en el suelo con manchas rojas en la ropa, los intento despertar, no sé qué está pasando, ¿por qué no despiertan?

     De repente escucho una ambulancia y una patrulla, me asomo por la ventana y los veo entrar a toda prisa y subir por la escaleras hasta que llegan al cuarto de mis padres, estoy llorando, estoy aterrada, no sé qué está sucediendo, alguien me carga y veo que me suben a una camioneta, yo la conozco, tiene el olor a campo que tanto me gusta y los asientos manchados de las patas de Aston el perro de mi tío, me subo en ella cada verano, es la camioneta de mi tío Nicolás ¿qué hace aquí? Él llegaba hasta mañana.

     -Ady, necesito que escuches bien por favor- me dice mi tío, es un hombre alto, de 28 años parecido a mi papá, con el pelo enmarañado de color negro y ojos verdes y con una piel morena -en unos momentos unos policías vendrán y te harán algunas preguntas, ¿está bien? Necesito que les contestes con toda la verdad, ¿me lo prometes?- asentí.

     Seguía sola en la camioneta, mi tío entraba y salía de la casa, los policías hablaban entre si y mis padres no salían de la casa, entonces se acercó un policía, ¿será el policía que me hará las preguntas? Antes que llegue a la camioneta, veo que unos paramédicos, salen de la casa empujando unas camillas, no sé qué tendrán encima pues lo tienen cubierto con unas mantas blancas.

     -Hola pequeña, tú debes de ser Ady, o así me dijo tu tío que te llamara- dijo el policía.

     -Sí, soy yo.

     -Bueno, ¿te molesta si te hago unas preguntas?

     -No.

     -De acuerdo. ¿Viste a alguien entrar a tu casa mientras tus padres estaban dormidos?- me pregunto el policía muy incómodamente.

     -No, solo escuche ruidos.

     -¿Sabes lo que le paso a tus papás?- me lo pregunto en un tono de lastima. Negué con la cabeza.

     -Creo que no tengo que ser yo quien te lo diga, pero… tus padres ya no se encuentran en este mundo.

     -¿Están muertos?- Pregunto, aunque creo que ya se la respuesta y me pongo a llorar.

     El policía mejor se retira y va con mi tío, no sé qué le dijo pero voltean varias veces hacia la camioneta, me acuesto en la camioneta y lloro hasta que me gana el sueño y me quedo dormida.

     Me despierta mi tío, al parecer ya es de día, me pregunto cuanto tiempo estuve dormida, puesto que ayer fue el funeral de mis padres y me estaba durmiendo a la mitad de los discursos, mi tío y yo no nos queríamos quedar ni un día más pe estamos en el estacionamiento de Uncle John´s Breakfast, siempre llegamos mi tío y yo a desayunar aquí cuando vamos al rancho.

     Entramos al restaurant y está igual a la vez anterior que venimos, con una rockola a lado de los baños, tocando la misma canción de hace un año la cual nunca que averiguado su nombre, la barra que da la cocina y las mesas. Nos sentamos mi tío y yo en la barra, donde siempre nos sentamos cuando venimos, el chef se asoma de la cocina y saluda a mi tío, ya que el viene más seguido aquí que yo, pero de todas formas me reconoce y me regala una paleta, es un señor que ya pasa de los 55 años, un poco encorvado, panzón, y ya quedándose calvo.

     -Gracia John- dice mi tío.

     -¿Y tú hermano?, hace mucho tiempo que no lo veo, y ahora por qué no vino con ustedes- pregunta John con su voz tan fuerte que de seguro todo el lugar lo escucho, me puse triste en cuanto termino.

     -Mi hermano…- escuche decir a mi tío pero ya no oí el resto pues se lo susurro y no alcance a oír lo que le dijo.

     - Oh, cuanto lo siento… creo que mejor iré a la cocina.

     Después de un largo silencio la mesera nos trajo el desayuno, yo pedí unos hot cakes con una porción extra de miel y tocino, mi tío pidió lo de siempre, unos huevos revueltos con tocino y su café de siempre, algo que me pego mi tío fue la adicción al tocino, no entiendo por qué la adicción de los adultos por el café, es asqueroso, preferiría comer verduras. No hablamos durante todo el desayuno hasta que nos fuimos del lugar, nos subimos a la camioneta y siguió el silencio durante 5 minutos.

     -Bien… ah…- suspiro mi tío –Supongo que te has de preguntar dónde te vas a quedar a vivir, bueno, la abuela considero que te fueras a vivir con ella, pero sé que a ti no te gusta estar en su casa, así que le dije que sería mejor si estuvieras conmigo un tiempo para ver si te agrada estar en la granja tanto tiempo, pero si no te gusta puedes irte con ella.

     ¿Irme con la abuela? NI LOCA, su casa huele a medicina, y mis primos se la pasan todo el día jugando videojuegos, además, su casa huele a medicina y a gatos, además, si me quedo con mi tío significaría estar todo el tiempo en la granja con los animales, y lo mejor de todo, podría jugar todos los días con Aston el perro de mi tío.

      -Me gustaría quedarme contigo, tienes razón, odio estar con la abuela, huele a medicina –digo mientras rio.

     Todo el camino desde que desayunamos, nos la pasamos riendo y escuchando a la banda favorita de mi tío KISS no está muy mal la música, de hecho me agrada.

     Después de dos o tres horas de viaje por fin llegamos al pueblo de Amekingter, si le preguntas a la gente que vive en él, te dirá que no es un pueblo, que es una ciudad pequeña y no le gusta que digan el “pueblo de Amekingter”, solo Amekingter, hace un año que no venía, el pueblo no lo conozco muy bien porque casi todo el tiempo nos la pasamos en la granja, reconozco que es un pueblo muy bonito pues para ser muy antiguo, están avanzados tecnológicamente. Nuevamente no volvemos a llegar al pueblo, pero ahora que voy a vivir con mi tío, creo que tendré que venir algunas veces.

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