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Etnografia


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  1.843 Palabras (8 Páginas)  •  308 Visitas

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EL CONFLICTO ARMADO Y LA MEMORIA COLECTIVA

Es cierto que la memoria colectiva se ha visto fuertemente afectada a través del paso de la historia, ya sea por la variación de las costumbres y la adopción de nuevas culturas o simplemente por el conflicto, pero no solo el tipo de violencia armada destruye la memoria, hay otros tipos de abusos y formas de dañarla que han sido utilizadas por los actores armados como instrumento de terror y de guerra; una de ellas es el abuso y el acoso sexual contra las mujeres y niñas del país.

El conflicto armado colombiano, que ha enfrentado a guerrillas, paramilitares y fuerzas armadas del gobierno, se ha cebado particularmente en la población civil, y especialmente en las mujeres y niñas, en forma de violencia sexual. Considerada como crimen contra la humanidad, la violencia sexual ha sido una de las violaciones más graves de derechos humanos y derecho internacional humanitario a lo largo de todo el conflicto y ha permanecido invisible tanto dentro como fuera de Colombia. En el curso de los cerca de 50 años del conflicto armado colombiano, la violencia sexual es empleada como arma de guerra por todos los grupos armados (fuerzas militares del Estado, paramilitares y grupos guerrilleros). El objetivo es sembrar el terror en las comunidades usando a las mujeres para conseguir sus fines militares. El uso de esta violencia, lejos de ser esporádico, se ha convertido en una práctica sistemática y generalizada que ha pasado a formar parte integral del conflicto armado. A pesar de ello, la impunidad que reina en el país frente a este delito ha convertido a la mujer colombiana en víctima oculta de este conflicto.

En los últimos años, tanto académicas y académicos como activistas han mostrado que los crímenes de guerra contra las mujeres no son una mera casualidad o la consecuencia indirecta de un conflicto armado. Por el contrario, las mujeres y las niñas son intencionalmente identificadas como objetivo de guerra, para luego ser sometidas[***] a un sin número de formas de abuso sexual. Quienes estudian estos fenómenos señalan que la violencia sexual contra mujeres y niñas en conflictos armados persigue, por una parte, desmoralizar o destruir al enemigo y de otro lado, entretener o recompensar a los combatientes. Pese a la gravedad y extensión del abuso sexual contra mujeres y niñas en conflictos armados, y al hecho de que su ocurrencia no es un fenómeno nuevo, sólo la jurisprudencia de los tribunales penales internacionales, y por ende el proceso de implementación de la Ley de Justicia y Paz debería ser aprovechado, por una parte, para capacitar a los jueces penales encargados de aplicarla en las distintas y complejísimas cuestiones derivadas de la investigación y juzgamiento del tipo de delitos sexuales que darían lugar a la aplicación de los beneficios que establece esa ley, y de otro lado, para iniciar un proceso de reconstrucción de la memoria colectiva que ponga en evidencia la forma en que la violencia sexual contra mujeres, jóvenes y niñas ha sido utilizada por los actores armados como instrumento de terror y de guerra. Sólo medidas de esta clase, serán capaces de reparar y restablecer la dignidad de las mujeres, niñas y jóvenes que han sido víctimas de una de las modalidades más perversas y atroces de delitos de naturaleza internacional.

Jineth Bedoya, periodista ultrajada por paramilitares, reclama justicia para las miles de mujeres víctimas del conflicto. Oxfam Internacional, Intermón Oxfam en España, ha reclamado hoy "tolerancia cero" ante los crímenes sexuales cometidos en el marco del conflicto armado en Colombia, que han provocado miles de víctimas de abusos, violaciones, desplazamientos forzados y otras formas de violencia sexual. La organización ha hecho pública esta demanda en el curso de la presentación de su informe La violencia sexual en Colombia: un arma de guerra, en el que se afirma que todos los grupos armados (fuerzas de seguridad del Estado, paramilitares y grupos guerrilleros) emplean la violencia sexual contra las mujeres de forma habitual en un entorno de impunidad alarmante. "Las mujeres son asesinadas, perseguidas, desaparecidas, torturadas y obligadas a tomar las armas, como cualquier hombre, pero nosotras además somos víctimas de atroces formas de violencia sexual derivadas del conflicto" ha explicado la periodista colombiana y víctima Jineth Bedoya durante la presentación.

Esta periodista del diario Tiempo, uno de los más importantes de Colombia, se ha desplazado a España para apoyar la presentación del este informe que espera contribuya a paliar la situación en la que viven actualmente miles de mujeres en su país. El uso de esta violencia, lejos de ser esporádico, se ha convertido en una práctica sistemática y generalizada que ha pasado a formar parte integral del conflicto armado. Sin embargo, el informe apunta como la continua ocultación o negación de estos delitos dificulta la investigación de los casos, el enjuiciamiento y el castigo a los responsables y la reparación para las víctimas.

La impunidad que reina en el país frente a este delito ha convertido a la mujer colombiana en víctima oculta del conflicto. "Muchas mujeres renuncian a denunciar por temor a las represalias, vergüenza y miedo por sus vidas y la de sus familiares. Esta estrategia de invisibilización silencia a las mujeres y las condena al olvido" añade Irene Milleiro, portavoz de Intermón Oxfam. Además, la falta de garantías legales y la falta de confianza en las instituciones estatales impiden declarar a las mujeres que desean hacerlo.

Lo poco que se ha conseguido en la lucha contra la impunidad frente a este crimen, ha sido posible gracias a la presión de las organizaciones

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