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Franz Kafka, sus obras


Enviado por   •  22 de Mayo de 2019  •  Ensayos  •  6.861 Palabras (28 Páginas)  •  170 Visitas

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Franz Kafka  nació en Praga el 3 de julio de 1883 y muere el 3 de julio de 1924, fue un escritor de origen judío que escribió en alemán. Sus obras están consideradas como las más influyentes de la literatura universal, se caracterizan por temas como: la alienación, la brutalidad física y psicológica, los conflictos entre padres e hijos, personajes en aventuras terroríficas, laberintos de burocracia y transformaciones místicas.

Entre sus obras se destacan: El Proceso (1925), El Castillo (1926) y La Metamorfosis (1915). Las dos primeras se dieron a conocer luego de su muerte. La literatura no ha sido considerada su prioridad, sin embargo queda demostrado que para Kafka ésta era una necesidad existencial. Estudió doctorado de derecho, y trabajó en el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo en Praga. En su lecho de muerte, provocada por una tuberculosis con la que tuvo que luchar durante una suma de tiempo considerable, el escritor solicitó a su mejor amigo Max Brod que quemase todos sus manuscritos. Sin embargo Gracias a la inteligente desobediencia de Max Brod las obras de Kafka perduran hasta los lidas de hoy, y sin ella no tendríamos figuras como: Albert CamusJean-Paul SartreJorge Luis Borges y Gabriel García Márquez.

Sus tres obras: El proceso, El Castillo y  La Metamorfosis, pertenecen al género narrativo, pues se identifican en estas los distintos elementos como: narrador, personajes, cronotopia y acontecimientos. Lo que se coloca en tela de juicio, es el subgénero en el que deben ser clasificadas. Algunos críticos establecen que debido a su extensión, estas tres creaciones deben ser consideradas novelas. Sin embargo, teniendo en cuenta su complejidad, podemos ver que los acontecimientos de las mismas giran en torno a una sola temática. Debido a esta consideración, las tres obras comenzaron a ser definidas como cuentos de gran extensión.

En  El Proceso podemos observar como impera durante toda la trama una búsqueda incansable por conocer el motivo por el cual Josef K ha sido detenido en un principio, teniendo que lidiar posteriormente con un proceso cuyo origen ignora, y  que jamás le es revelado en el transcurso del relato:

“Por otra parte ––continuó K (…) Las preguntas principales son: ¿Quié2n me ha acusado? ¿Qué organismo tramita mi proceso? ¿Es usted funcionario?

Usted se encuentra en un grave error dijo el supervisor (…) Tampoco puedo decirle si le han acusado, o mejor, ni siquiera se si le han acusado. Usted está detenido, eso es cierto, no sé más” (pág.10)

El Castillo también se caracteriza por un solo eje temático muy similar al del Proceso, que consiste en la aspiración del protagonista K por entrar a un Castillo prácticamente inaccesible y desconocido.

Por otra para La Metamorfosis pose un eje temático distinto a las dos obras anteriores, su problemática gira en torno a la transformación de Gregor Samsa sin ninguna explicación lógica.

 El Proceso y el Castillo se caracterizan en primer lugar por el nombre del protagonista. Kafka no tiende a adjudicar a sus personajes nombres demasiado complejos o extensos, porque según él: “el escribir nombres me causa una extraña confusión”. Sin embargo, muchos de ellos resultan significativos para la trama. Tanto en El Proceso como en El Castillo, el personaje principal es denominado K, nombre que claramente coincide con la letra inicial del apellido del autor.

        En relación a los sucesos, se puede distinguir en ambos relatos que los protagonistas mantienen una rutina, que es afectada por un hecho inusual, que a su vez, desencadena la trama.

En el caso de El Proceso, Josef K es el gerente de un banco. Su vida transcurre mecánicamente entre su habitación y la dedicación a su labor:

“K ––normalmente permanecía hasta las nueve en la oficina (…) Cuando llegó a las nueve y media de la noche a la casa en que vivía, K se encontró en la puerta con un muchacho que permanecía con las piernas abiertas y fumando en pipa (…) K se disculpó algo confuso por haber llegado tan tarde” (pág. 14)

Por otra parte este rasgo referente a una rutina diaria que se ve bruscamente interrumpida no se observa de modo tan evidente en El Castillo, si bien el narrador nos informa ya en el primer capítulo que el protagonista, el Señor K, trabaja como agrimensor.

Es de vital importancia el rol social y laboral que desempeñan los personajes. De esta forma, el juez y el fiscal de El Proceso están despojados de un nombre, dándose a conocer únicamente la labor que ejercen. Lo mismo sucede con el subdirector del banco donde trabaja Josef K, el abogado y el sacerdote.

Esta idea también se reitera en El Castillo con personajes como el alcalde, los ayudantes y los dos maestros, cuyas identificaciones personales se mantienen anónimas.

Los personajes de Kafka poseen una  gran complejidad. Antes de centrarnos en estos con mayor profundidad, es necesario conocer los aspectos del  género narrativo, tales como narrador y cronotopia.

        En El Castillo podemos observar a un narrador omnisciente; pues su relato sobre los acontecimientos es detallado por otra parte siguiendo las clasificaciones de Genette (1972), estamos frente a un narrador extradiegético, pues no participa en la historia que narra, y heterodiegético, debido a que los acontecimientos que relata no le sucedieron a él. Más allá de realizar una descripción detallada, se ha distinguido que el narrador también emite juicios de valor acerca de algunos aspectos:

“Era pequeña, colorada, sana, el cabello abundante y rojizo estaba recogido en una trenza, algunos mechones ondulados colgaban alrededor del rostro; llevaba un vestido liso que caía verticalmente y que no le quedaba bien: estaba hecho de una tela gris brillante, en la parte inferior había sido estrechado en el bajo de un modo tosco e infantil con ayuda de una cinta de seda” (pág. 124)

        Además de describir su vestimenta, el narrador también emite su opinión sobre la misma. El vestido que llevaba el personaje “no le quedaba bien”. También se distingue el uso de adjetivos calificativos, tales como tosco e infantil. Se trata de un relato subjetivo, propio del Realismo. Sin embargo, los rasgos realistas son escasos y se ven interrumpidos por acontecimientos fantásticos, impregnados de un sesgo fantasmal, una cierta mística.

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