Genero Telenovelesco

EL GÉNERO TELENOVELESCO

¿Sustituyen las telenovelas las pretensiones literarias? De ahí ¿provocan estos cambios en la educación de las personas?

Héctor abad famoso y reconocido columnista, poeta y novelista hace una crítica acerca de las telenovelas y sus adictos utilizando la siguiente frase “nuestra pereza de pensar, en todo caso nuestro embrutecimiento de cultos e ignorantes se ha nutrido sin duda de malas, pésimas telenovelas”. No, nuestro embrutecimiento, si de esa forma despectiva se puede decir no es causado por haber visto durante meses el drama de una telenovela que nos muestra la realidad de un país o la típica lloradera de las telenovelas mexicanas, esa enajenación tiene múltiples causas culturales y económicas que van desde las deficiencias de nuestro pobre sistema educativo a la carencia de opciones materiales de ascenso social, pero achacarle a las telenovelas una parte de nuestro atraso sería injusto. Con respecto a esto se podría decir que gran parte de los latinoamericanos han sido educados sentimentalmente con telenovelas o quien no se ha lanzado todos los días a la misma hora a los brazos de una historia como Beti la fea los Reyes entre otras. Si, tal vez un poco ridículos como dice Abad pero también somos seres hambrientos de historias, de recreación, de pereza increativa venga de donde venga, de la alta literatura como la de García Márquez o de la literatura popular a través de ese monstruo de la cara de vidrio que nos bota incesantes culebrones con sebastianes, aquí no hay quien viva, el man es Germán…

Así mismo en la telenovela, en la literatura popular el trabajo del autor no puede ser juzgado desde un punto de vista culto, en efecto el tele novelista a diferencia del novelista, no escribe para sí, si no para el público masivo, esto no lo hace inferior o un esclavo de los productores o del rating, lo convierte en un emisor colectivo que crea una obra en un sentido democrático y de recreación para todo público y en particular para aquellos que nunca han leído obras consideradas como cultas para los mas eruditos. Además el tele novelista sustituye sus pretensiones literarias para reemplazarlas por las del gran público que espera ver repetido aunque disfrazado el mismo argumento, así pues escritores como Fernando Gaitán y Mónica Agudelo lo saben y no creo que se consideren “productores de embrutecimiento” al contrario a través de un medio tan rico como el audiovisual intentan renovar, transformar la mentalidad colectiva creando valores o anti valores en algunos casos, recrear o simplemente hacer sufrir o llorar; desde luego que las telenovelas tienen su código inalterable , la niña pobre que se enamora del joven rico, la degradad que debe limpiar su honra, el malvado que las gana todas en 100 capítulos y en los últimos 10 es aplastado para placer de los televidentes; el solitario que encuentra

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