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HISTORIA DE ALESSIA


Enviado por   •  2 de Octubre de 2018  •  Biografías  •  2.812 Palabras (12 Páginas)  •  117 Visitas

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Lyanna (Myoi Mina, Mina)

Cabello largo, esbelta, una piel suave y delicada como si fuese una porcelana. Una joven con presencia muy despampanante e misteriosa ante los demás. Desde muy pequeña fue muy humilde, amable, tímida, solidaria y educada. Con tan solo oír sobre la nueva llegada de un nuevo integrante, su familia estaba muy feliz ante ello, ya que le iba a deparar un futuro “grandioso”, sin embargo, la vida de aquella jovencita no sería color de rosa, mucho menos estaría lleno de felicidad, porque estaría expuesta a situaciones muy difíciles aunque no pareciera en lo más mínimo.

Cuando nació, era la alegría de sus padres, permitiéndole crecer adecuadamente sin dificultades durante sus primeros años de vida. Desde niña vivió bien, nunca le falto nada, aunque por motivos de trabajo a veces no estaban siempre a su lado, pero de alguna manera se mantenían contactados. Ellos siempre están al pendiente de su bienestar y la joven de cabello corto estaba muy agradecida con ello aunque tuviera una edad tan corta. Por eso, supo aprovechar como también valorar todo lo que le ofrecía su madre y su padre, lo cual, pudo sobresalir bastante en lo estudiantil.

Conforme fue creciendo, esa atmosfera tan armoniosa, llena de tranquilidad y amor había cambiado repentinamente cuando llego a la edad de 5 años. No se explicaba el por qué su madre cayó en aquel mundo del alcohol, perdiéndose con varias botellas llenas del líquido embriagante al día, inocentemente solía acercarse donde su progenitora interrogándole reiteradas veces: ¿Por qué tomaba tanto esa bebida? ¿Por qué lo hacía?, lo cual, ella solo atinaba por responder: _“No es nada  pequeña Lyanna, déjame tranquila. Anda a hacer tus quehaceres.” Diariamente solía recibir esa respuesta, le hacía quedar con la intriga, hasta que un día no pudo aguantar, sin más, soltó un suspiro pesado y no se dio por vencida, insistiéndole a su madre para que le diera alguna explicación pero era inútil, su progenitora no pensaba decirle sus motivos, aunque tarde o temprano sabría el “por qué”.

Respecto a su padre, pues, no quería hablar mucho sobre él, ni siquiera podía verlo a los ojos, tampoco estaba en su mente imaginarse el rostro de aquel joven que no tenía nombre para ella, imaginaba solo a un monstro que había provocado un grave daño, tanto física como psicológicamente. Para ella era solo un hombre, el cual, la tocaba sin motivo alguno, quien le había robado y arrebatado lo más preciado en su corta vida. Con solo 6 años de edad no pudo evitar ser víctima del abuso al que había sido expuesta, tan solo por sus propios progenitores. Seguro se preguntaran: ¿Dónde rayos estaba su madre? ¿Por qué no hace nada? Aquella mujer no tenía suficiente fuerza y potestad para poder detener a la bestia de hombre con quien se había casado a causa del alcoholismo, estando tan débil y acostada sobre algún mueble u otro lugar dentro de casa, su única niña de sus ojos estaba siendo lastimada, pero, era incapaz de luchar por ella.

Cada día, tarde o noche era una tortura para Mina, porque cuando llegaba a casa, esa persona que no debía denominarse padre siempre estaba atrás hasta cometer aquellas fechorías horribles contra la pequeña, sin resentimiento u remordimiento alguno. Su cuerpecito tan frágil y delicado, no podría aguantar tanto y en cualquier momento parecía resquebrajarse a causa de los toques tan bruscos provocados por parte del contrario.

Ambos padres se inclinaban a diferentes mundos, los cuales, perjudicaban mucho a la fémina, ya que al ser una niña podría ocasionarle varios traumas e incluso desordenes su futuro, pero, al parecer no les importaba desde ese momento en donde ese padre empezó a ultrajarla, abusando de ella como si de otra joven se tratase y no tomaba conciencia que era su propia hija, por último, la madre estaba casi inconsciente de tanto beber. A pesar de todo ello, entre tantos llantos y lágrimas cayendo de sus hermosos ojos, recorriendo cada mejilla tan suaves y delicadas, aprendió desde entonces que nada sería lleno de paz y tranquilidad para su persona, por ende, cuando el padre la despojaba de sus prendas y terminaba lo detestable, solo quedaba ser fuerte y seguir adelante como sea, por más difícil que le resultase para su persona.

Con el pasar del tiempo, conforme fue creciendo se volvía más hermosa, linda e inigualable ante los ojos de toda persona. Su personalidad siempre fue muy dulce y agradable, aunque nadie le haya dirigido la palabra, desde un primer momento causaba un gran impacto, hasta cuando uno la visualizaba por primera vez, podía ser testigo de aquello. Su madurez, como también la cordura que siempre mantenía ante cualquier situación estaba ahí desde ese momento en la que se dio cuenta sobre la vida que llevaba.

La sencillez y humildad predominaban siempre en ella, pero eso no quería decir que carecía de carácter, porque en sí lo tenía. Desde muy pequeña fue tímida, aún más cuando conocía a alguien por primera vez pero conforme pasaba el tiempo tomaba confianza, haciendo que se muestre tal y como es. Aunque, a veces le costaba mucho socializar, trato de no darse por vencida en ese aspecto.

Al terminar sus estudios en la escuela, decidió ganarse la vida por sí misma, ya que sus propios progenitores le hacían daño y por más que tenía cierto afecto por ellos no quiso depender de nadie, así que consiguió trabajo en una cafetería a los 16 años, justamente un año antes de ingresar a aquel centro de estudios, para así ir ahorrando, pensando en su futuro y al final, aquel esfuerzo puesto por ella daría frutos de una manera rápida, pero no solo con el trabajo que tenía, sino con algo mucho peor. Logró tener un salario, lo cual, le permitía cubrir sus gastos pero no era lo suficiente, de vez en cuando carecía de dinero, llegando al punto de no poder comer durante el día.

Hasta que una mañana llego una buena noticia y sorpresa inesperada donde Alessia trabajaba, ésta tendría ayuda gracias a _“un ángel caído del cielo”_, la denomino así por todo lo que le iba a brindar porque lo necesitaba, aquel ser tan amable era nada más y nada menos que la Sra. Song, ¿Quién era ella? La dueña del establecimiento donde trabajaba, que al ver la situación de la joven no dudo en ofrecerle ayuda alguna, llamándola personalmente y explicándole por qué la ayudaría, admiraba su trabajo y empeño al atender a la clientela, además de las dificultades por las que había atravesado, lo cual, no dudo en prometerle muchas oportunidades, tanto en lo estudiantil y económico. En un principio dudo mucho en aceptar aquella oferta dada por su mayor, ya que tenía una condición, _“Debía entregarse a todo hombre que pudiese pagar por ella”_. Ante la propuesta se negaba rotundamente en querer aceptarlo, pero aquel “ángel” de alguna manera u otra la convencía, porque la agarraba en su punto débil: “la necesidad” embargaba su vida, por la que no quedo de otra, aunque pidió tiempo para pensarlo y finalmente dio un _“SÍ”_ como respuesta.

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