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Integradora etapa 1 español

Luis VillegasTrabajo20 de Octubre de 2018

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Universidad Autónoma de Nuevo León

Preparatoria No.17

Literatura

Etapa 1

Actividad Integradora

Integrantes:                                                  Matricula:

Evelin Julissa Porras Delgadillo                    1928771

Karla Guadalupe Hernández Melgoza          1921286

Samantha Guadalupe Meléndez Rodríguez 1919573

Marlene Guadalupe Campos Cabrera          1929095

Francisca Nallely Cardona Cazares              1909654

Johana Anahí Ramos Hernández                 1897034

Karla Sarahi Facio Loria                                1920827

Maestro: Lic. Jacobo Alejandro Guajardo Montemayor

Grupo: 310

Ciénega de Flores, N.L 31 de agosto de 2018.


Estando en sala de espera Amelia se sorprendió mucho por la aparición de Alberto acompañado y consolando a una señora que al parecer era su madre a lado de la camilla donde estaba su padre. No se explicaba por qué él estaba ahí.

Amelia sorprendida y con muchos sentimientos encontrados pensaba:

- ¿Qué hace el aquí? Hace días que no lo veía. Sé que, al momento del divorcio de mis padres, tenían la libertad de seguir con sus vidas formando nuevos lazos y relaciones afectivas, pero jamás me imaginé que tuviera otro hermano. Cómo podía tener otro hijo si muy apenas se encargaba de nosotros, y ni siquiera convivíamos con él. Creí que sólo le importaban las mujeres sin ningún compromiso.  Tal vez, es solamente una confusión.

Alberto tranquilizaba a su mamá después de la discusión y revelación de secretos familiares.

-Nunca pensé que tendría una media hermana y mucho menos que yo y mi madre fuéramos la segunda familia de mi padre. Siempre tuve su cariño y todo lo necesario para ser feliz, pues nunca nos faltó nada material; pero ¿por qué jamás lo había mencionado? No siento enojo o traición por parte de mi padre, pues siempre quise tener hermanos. Tal vez si le hubiera preguntado antes a Amelia sobre sus padres, no me llevaría tan grata sorpresa. – pensó.

Meses atrás Amelia y Alberto se conocieron en la biblioteca ubicada en el centro de la ciudad de Monterrey. Amelia le apasiona la lectura y cuando tiene tiempo libre, visita la biblioteca para leer sus libros de literatura favoritos y prepararse con tiempo en temas relacionados a la carrera de psicología que quiere estudiar.

Alberto fue a realizar una tarea de investigación a la biblioteca un día y al entrar se percató que una chica muy simpática y atractiva estaba acomodando unos libros en los estantes y aprovecho para hablarle.

-Hola, de casualidad, ¿sabes dónde está la sección de ciencias sociales? Dijo Alberto con mucha seguridad e interpretando como si estuviera perdido, cuando en realidad sabía perfectamente el orden de los libros.

Amelia se intimidó un poco, sin embargo, asintió y contestó claramente con una dulce voz diciendo:

- ¡claro! - sonrió- se encuentra al fondo del siguiente pasillo.

Amelia y Alberto se miraron fijamente a los ojos por unos segundos y sintieron una chispa de emoción y felicidad. Como si los dos se conocieran desde hace años y sintieran mucho afecto hacia ambos.

Alberto no perdió ningún segundo para comentarle a Amelia sobre su hermosa belleza y encanto. Se sentaron en una mesa y comenzaron a hablar de temas interesantes y después comenzaron las preguntas personales.

- ¿tienes novio o algo que hacer mañana por la noche?- dijo Alberto con nervios de saber la respuesta de su pregunta.

A lo que Amelia contesto que no, y se citaron en un restaurante cerca de ahí para cenar.

En su cita comieron muy románticamente y charlaron toda la noche. Amelia no podía creer que había conocido a un chico tan guapo e intelectual que la invitara a salir. Alejandro muy contento por su cita con la bella Amelia, se sintió el hombre más feliz del mundo y pensó que el destino los había elegido para estar juntos.

Después de varios meses de seguir saliendo, se enamoraron muy profundamente y siempre se la pasaban juntos cuando podían. El amor los flecho tanto que juraban que nada ni nadie los separarían. Amelia estaba consciente de tener una corta vida de experiencia en el amor, pero estaba comprometida a realizar cualquier cosa por él. Jamás había sentido una sensación así en su vida.

Hablaban de ciertas cosas, pero nunca de temas familiares. Amelia no se avergonzaba de tener padres divorciados, pero no se sentía cómoda conversando sobre el tema, así que jamás lo mencionaba.

En la semana que se le informó a la primera familia del señor Alfredo sobre la enfermedad y el tratamiento, Amelia y Alberto tuvieron una pequeña discusión debido al estrés de la situación, estaban los exámenes a la vuelta de la esquina, muchos trabajos por entregar, encima su padre enfermo. Alberto le exigía atención a Amelia, pero con más que ella lo deseara, despreció tal capricho, a lo que Alberto se molesto. Dejaron de comunicarse en pocos días para calmar las cosas y estar tranquilos al solucionarlo.

Después de ver a su padre, Amelia iría a ver a Alberto para contarle sobre la situación de su familia, pero vaya sorpresa que se llevó al verlo también ahí.

El sonido de la puerta abriéndose, hace que Amelia salga de sus pensamientos tan inundados.

-Amelia, ¿Qué estás haciendo aquí? – dijo Alberto confundido.

- Mi padre está grave, vine a verlo y… – Alberto la interrumpe antes de que pueda terminar la oración completa. - ¿Tú padre? Creo que estas equivocada, la persona que está dentro de esa habitación es mi papá. –agregó el castaño un poco alterado.

-¿Cuál es su nombre? – pregunta la chica, ya estresada por la situación.

- Al…Alfredo Torres. – Alberto suplicaba que Amelia y él no tuvieran conexión alguna, más que la de su profundo amor.

-Eso no puede ser posible, eso quiere decir que somos…-¡Amelia! Ven aquí ahora- Elena, Su madre, la llama desde lo lejos del iluminado pasillo.

-Tu relación con Alberto no puede seguir- dijo Elena con los ojos perdidos.

Elena vio a la otra mujer, a la segunda opción de su ex marido, ¿Por qué era tan difícil para ella olvidar el pasado? Abandonó a sus hijos, el amor y la confianza que se tenían se fue perdiendo poco a poco, la dejó sola.

Los recuerdos tristes comienzan a llenar la mente de Elena.

***

2:00 am, Elena sentada en el cómodo sofá, la lámpara de mesa alumbraba la sala entera, mientras la obscura noche se divisaba por el gran ventanal.

 Sus dos pequeños hijos dormidos, mientras ella estaba esperando a su marido.

-¿Le habrá pasado algo? ¿Por qué no contesta mis llamadas?- hablaba para ella misma.

Sus ojos se sentían pesados, claramente estaba cansada. Unos pasos escucharse en el pasillo hicieron que Elena se despertara de golpe.

-¿Dónde estabas? ¿Qué horas son éstas de llegar? ¿Ya viste la hora que es?- la mujer no paraba de decir tantas preguntas.

-Horas extras de trabajo – escupió el señor Torres, y se dirigió a la habitación.

***

Todo era una mentira. Infidelidad, eso era.

-¿Por qué? ¿Por qué mi relación con Alberto debe terminar?- dijo Amelia muy alterada.

- ¡Por qué él es tu hermano! ¿No lo has entendido aún?- Elena se alejó poco a poco de su hija, dejándola sorprendida.

 Sus creencias eran reales, son hermanos.

El ambiente era pesado, triste, como si se tratara de una muerte, aunque había posibilidad de que así fuera, la muerte de la esperanza, ya no serían la familia feliz que todos envidiaban.

-¿Qué debo hacer ahora? Esa mujer me quitó al amor de mi vida, les arrebató el padre a mis hijos, la capital que solo nos pertenecía, ahora le pertenece a ella.- murmuraba mientras se golpeaba la cabeza.

Ella estaba perdiendo la cabeza.No comprendía que era lo que realmente estaba pasando como es que todo esto comenzó, porque lo hizo, que era lo que pensaba cuando el estaba con esa mujer que sin vergüenza estaba en el cuarto donde se encontraba Alfredo.

En esos momentos, Elena sintió un agujero sin fondo en su corazón al sólo pensar que desde hace 18 años su ex esposo no la amo desde un principio, ella con tanto dolor en su corazón, odio hacia Alfredo, el joven Alberto  así como principalmente la innombrable Bertha, ella por si sola decidió hacer algo, que ni ella misma sabía si era lo mejor o lo peor,  en esos momentos ella realmente no podía estar conciente de lo que era capaz de hacer...

Que mejor se retiró del hospital..

Pasados los días Elena aún sentía ese enojo tan grande hacia Bertha y Alfredo, que no podía dormir en las noches de sólo de pensar en eso. Un día empezó hablar entre dientes estando en la cocina observando un cuchillo.. ¡ Bertha no sabes lo que te espera! Según tu estas ahí apoyando al que debería ser mi esposo, al que les debió enseñar a mis niños a caminar no a tu hijo que no debió de haber nacido jamás pero recuerda día y noche estoy pensando en lo que te voy hacer como lo voy a disfrutar! ( Con una risa malévola)  y tu no te quedas atrás Alfredo que tu vas a ser el primero.

...

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