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Introduccion


Enviado por   •  11 de Abril de 2013  •  1.231 Palabras (5 Páginas)  •  281 Visitas

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Los grupos, como proceso, constituyen elementos importantes en el entendimiento del ser humano y forman las bases para el tema de este curso.

Antes de dar comienzo a especulaciones y a nociones que le suministren peso a los conceptos necesarios, primero quisiera ilustrar algunas instancias en las cuales el “trabajo del grupo” se puede apreciar a través de ejemplos que se expondrán y se describirán a detalle.

Todo caso clínico que aquí se describa, y todo ejemplo, que aquí se utilice tendrá como característica el hecho de que detalles de identidad personal serán obscurecidos con el propósito de proteger el derecho al anonimato de las personas cuyas situaciones sean discutidas.

Comencemos entonces contemplando el grupo como:

Definidor de situaciones

En el caso de Clodomira; ella se quejaba sarcásticamente de la insensatez de una de sus amigas. Decía que no podía concebir cómo Lucía estaba permitiendo ponerse tan gorda. Lucía, de acuerdo a Clodomira, solamente comía “las porquerías que se compran en la calle”. Se refería a las arepas, las empanadas, los pastelitos, los yaniqueques y las chimichurrias, asimismo como se refería al consumo de porciones generosas de dulces y de refrescos. Además de los excesos gastronómicos de que, de acuerdo a Clodomira, Lucía era culpable, ella, supuestamente, “no hace ningún ejercicio mientras que yo, camino media hora todos los días a las seis de la tarde. En mi casa se cocina como lo dice el doctor (en este caso se refiere a mí) no harina refinada, cero azúcar y cero grasa, es que yo lo que sí creo, es que a Lucía ya no le importa más ser gorda”

Oyendo a Clodomira pronunciar su veredicto acerca de las imperfecciones que plagan a la pobre Lucía, uno esperaría encontrar en esta persona una delgadez, si no pronunciada, al menos moderada. Pero, la verdad es que Lucía es más flaca que Clodomira, sin duda alguna.

Como exegeta de mensajes

El caso de Alberto nos servirá de ejemplo. Alberto es un hombre de unos treinta y cinco años, es un profesional y también es un excepcional escritor aficionado. Hombre de mucha cultura, compone algunos de los mejores poemas que yo haya leído. En sus oratorias, posee el don del melodrama, pareciendo que siempre está actuando ante alguna audiencia invisible, a uno le entretienen sus ocurrencias y el modo, no muy sutil, ni muy discreto, con él que se felicita a sí mismo por sus salidas ingeniosas. Si no fuese por el hecho de que su agudeza visual no está impedida, uno terminaría concluyendo que Alberto o está loco o es ciego.

Alberto posee ostensiblemente, en sus genes, una constitución “prieta” de pura cepa. Esto lo digo, porque lo que pone en cuestión su cordura es el hecho de que profesa un odio racial contra todos los negros del mundo, a quienes él considera seres inferiores y “degenerados” excluyéndose a sí mismo.

Como agente de la realidad circunscrita

Maritza, está convencida del hecho de que ella posee una belleza digna de ser celebrada.

En los últimos tres años, y luego del nacimiento de su hijo, ella ha logrado perder 19 libras de su embarazo, nos dice “todas mis amigas engordaron cuando salieron encinta; pero yo ni engordé, ni tan siquiera gané una librita” poniendo las dos manos, de lado, en la cintura de sus pantalones holgados, se jacta de su delgadez. “Mira eso, me quedan bien flojos... no tengo en mi cuerpo ni una onza de grasa”, vive para llevar su dieta, para abusar los laxantes y para correr maratones.

Como excusa para tolerar lo intolerable

Fello, se quejaba, a principios del pasado mes de abril, de que la electricidad en su área era un lujo inexistente. “Los apagones

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