ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

LA FUENTE Y LA GUITARRA


Enviado por   •  11 de Marzo de 2022  •  Apuntes  •  4.168 Palabras (17 Páginas)  •  73 Visitas

Página 1 de 17

LA FUENTE Y LA GUITARRA

El cálculo no le está saliendo como esperaba. Maura se frustra arrancando con rabia la hoja de papel de la libreta de notas. Es una tarde fresca de mediados de septiembre, y en el paseo del Prado en Madrid, las parejas disfrutan de la claridad del sol otoñal que se cuela entre los árboles. Pero la joven estudiante no se fija en eso. La física cuántica no tiene espacio para cursilerías.

Una de estas parejas, se acerca a la fuente de las cuatro estaciones. Donde el dios Apolo se yergue orgulloso y arrogante, pues según la mitología griega es conocedor de los destinos de cada mortal. Mientras la joven enamorada tira con ilusión una moneda, el novio mira a Maura y le lanza un beso con un guiño. La chica reacciona con asco al atrevimiento y con deseos de decirle a la novia, del cerdo que la acompaña. Pero se contiene y reanuda sus cálculos mientras la pareja se aleja.  

“Esas partículas no están entrelazadas”; piensa Maura muy como física. Había escogido ese lugar por ser tranquilo y relajante. Su hospedaje es muy bullicioso y la universidad muy escandalosa; la biblioteca, muy silenciosa y tétrica. Descubrió ese parque y le encantó el ambiente. Aunque comenzaba a hacer frío y en invierno será imposible venir a estudiar. 

Los cálculos basados en los postulados de Bohr, le hierven la cabeza. Y debe comprenderlos para el próximo examen. “Concéntrate Maura, concéntrate”. Pero de pronto una interrupción más. El melodioso sonido de una guitarra llama su atención. No muy lejos de ella, un chico se ha sentado a tocar y la cadencia le distrae.

        Se da por vencida, cierra la libreta y guarda sus libros. Tal vez encuentre otro lugar donde estudiar. Caminando para rodear la fuente, tropieza con el estuche de la guitarra y va a dar al suelo.

        —¡Ouve! ¿Qué te pasa? —exclama el chico con acento portugués.

        Maura le mira enojada. Esa no era la forma de dirigirse a ella caída en el suelo con el estuche de la guitarra aún entre las piernas. 

        —¿Qué me pasa? —replica furiosa —. ¿Qué os pasa a vos? Tienes esa cosa en medio. 

        —Essa coisa es el estuche de mi guitarra y agradezco que no estuviera dentro.

        Ella abre la boca sorprendida de lo grosero que es y el enojo no la deja deshacerse del estuche. Al ver su predicamento, el joven tira de este y le ofrece la mano para ayudarla. Pero Maura responde con gestos para que se aleje. 

        —Eres un grosero, gilipollas —le espeta una vez se pone de pie.

        El chico no responde, sino que se sienta a tocar la guitarra ignorándola. Maura se voltea y comienza a caminar revisando su bolso. De pronto tropieza con un arbusto. 

        —Eres una amenaza pública —le dice él mirando como batalla con su bolso para volver a levantarse. 

        Al final, lanzando un colérico gruñido, se retira. 

        No bien llega al alojamiento para estudiantes, su amiga Rocío, le toma del brazo para detenerla. 

        —Maura, tienes que acompañarme —le suelta sin darle oportunidad de seguir —. Gabriela volvió a quemar la cocina.

        —¿Otra vez? Es la segunda…

        —Acompáñame iremos a comer fuera. 

        Maura sigue a su amiga por las calles y se da cuenta de que retoma el camino por donde venía. 

        —¿A dónde me llevas Rocío?

        Rocío mira a su amiga y luego al suelo con vergüenza, mostrándole el copete de su cabellera rubia.  

        —La verdad es que quería que me acompañaras a una cita —le confiesa, con una sonrisa de complicidad.

        —¡Rocío! Tengo que estudiar y tú no deberías hacer citas a ciegas con gente desconocida. 

        —Es solo por protección. Si veo que es un chico lindo, te vas y me dejas.

        —¡Rocío! —le reclama Maura torciendo sus labios, lo que provoca que el lunar que lleva bajo su boca sea haga más notable.

        —Por favor, por favor… —Suplicó la rubia con sus manos entrelazadas.

         A Maura no le gustan las andanzas de su compañera de cuarto, pero le preocupa que pueda salir lastimada. 

        —Está bien. Pero no me voy a ir hasta que termines.

        —Eres un ángel. 

        —Según otros, soy una amenaza pública —comentó Maura distraída.

        —¿Qué otros?

        —Te explico en el camino.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

        En un pequeño y acogedor restaurante, las chicas se ríen de la experiencia de Maura en el parque. Se encuentran sentadas en una de las mesas laterales sobre un banco, con la vista a la salida en espera de la cita de Rocío.

         —Buenas noches, mi nombre es Crisantos y seré su… mesero —. El joven que está para servirles, mira extrañado de ver a una de las chicas cubriéndose tras el menú.

        —Hola —dice Rocío alisando su cabello con sus dedos.

        —Ah. ¿Están listas para pedir? —Pregunta el mesero con lápiz y libreta en mano.

        Detrás del menú, Maura le hace señas a Rocío que no pida. El rostro de Rocío es una gran pregunta, pero cede a la petición de su amiga.

        —Todavía no estamos listas —responde Rocío alisando con sus dedos su cabello.

        —Muy bien, regreso luego.

        Maura se asoma por el borde superior del menú. Un poco más roja y se vería como un tomate. 

        —¿Qué te pasa? —pregunta Rocío.

        —Es él —contesta Maura en un susurro conspiratorio.

        —¿Quién? —pregunta su amiga en el mismo tono.

        —El chico de la guitarra en la fuente.

        La boca de Rocío forma una perfecta “O”, al comprender el comportamiento de Maura.

        —Es lindo —comenta Rocío todavía susurrando.

        —Es un gilipollas —replica Maura.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (20.7 Kb)   pdf (111.7 Kb)   docx (17.8 Kb)  
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com