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La Poesía Becqeriana


Enviado por   •  20 de Agosto de 2013  •  2.170 Palabras (9 Páginas)  •  337 Visitas

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LA NATURALEZA COMO ESCENARIO DEL DRAMA HUMANO

Gustavo Adolfo Bécquer (1836 – 1870) poeta lírico español nacido en Sevilla, considerado uno de los mayores exponentes del romanticismo literario, combina elementos de la lírica alemana con elementos propios de literatura española, rescatando así la individualidad y lo tradicional como resistencia a la estandarización de la naturaleza y la vida en general durante el periodo industrial. “Rimas y leyendas”, surge de la recopilación realizada por algunos de sus allegados luego de su muerte, quienes deciden organizar sus escritos aún sin finalizar con el fin de inmortalizar estas memorias, todavía inconscientes de la influencia que esta obra tendría en los movimientos posteriores. Sin embargo, no es Bécquer quien da los primeros pasos en esta nueva senda literaria, otros autores ya han incursionado en este movimiento sin obtener mayores resultados debido al estruendo romántico de la época. Pero es él quien trasciende, renueva y culmina el romanticismo influenciando a las corrientes venideras, pues cómo lo dice Luis Cernuda:”Desempeñan en nuestra poesía moderna, un papel equivalente al de Garcilaso en nuestra poesía clásica: el de crear una nueva tradición que llega a sus descendientes”.

Sus “Rimas y Leyendas” marcaron el inicio de la poesía moderna española, por su musicalidad y el contraste entre sencillez y sonoridad; además rescataron en gran medida el folclore español y los paisajes de su nación. Algunos de los temas contenidos en dicha obra son: el amor imposible, la soledad, la decepción, la muerte, la poesía misma, la imaginación, el perdón, el misterio, la mujer, la fantasía, el sueño y la naturaleza, entre otros. Siendo la naturaleza el tema a tratar en el presente escrito, se intentará determinar si esta es una característica más de la obra para enriquecerla o representa el hilo conductor que permite comprender la relación existente entre el mundo interior del hombre y su entorno.

Para el romántico, la naturaleza no es un objeto, ni busca conciliar acuerdos sociales que conviertan al hombre en una pieza más del rompecabezas del mundo, sino que hace constar su individualidad dentro de una capacidad creadora y trasformadora que subyace de su interior, de su sentir y forma de ver su propio mundo, o como dice Casalduero “El poeta siente la poesía dentro y fuera de sí mismo, en su interior y en el mundo externo”. Por esta razón, siente un intenso amor por la naturaleza y ve en ésta varios aspectos relacionados con su subjetividad e individualidad como: la materialización de lo abstracto, un testigo del ritmo del devenir humano y la relación materia-espíritu.

La naturaleza le permite concretizar todo aquello que es inmaterial, y de esta manera acentuar y embellecer los sentimientos y las sensaciones, mediante una articulación entre el mundo interior del hombre y el exterior. Esto quiere decir que carga los paisajes no sólo con sus sentimientos, sino con los de sus personajes y momentos específicos, o como lo afirma José Pedro Díaz: “puede voluntariamente fundirse con las formas naturales”. La naturaleza en Bécquer se llena de sentimentalismos, y la individualidad del autor traspasa los límites humanos, “penetrándola, recorriéndola, integrándola, más allá de sus diversas apariencias sensibles, en un único movimiento de amor del que por igual participan los seres y las cosas” (Díaz, 1958).

Hombre y naturaleza se vuelven uno solo, compartiendo así los amores, las tristezas, las desilusiones, las alegrías, los triunfos, los sufrimientos, y en fin todo aquello que vive en la abstracción y la subjetividad, y que solamente gracias a esta fusión puede volverse palpable, comprensible y transmisible, pues como lo afirma Bécquer en su introducción sinfónica es necesario “sacarlas a la vida de la realidad del limbo en que viven”. La naturaleza se presenta para él como una fuente inspiradora que no participa únicamente de sus sentimientos, sino que además le permite explicarlos, razón por la cual se pone al servicio de las vivencias, los sentimientos, el reflejo de la amada y la poesía:

“El verde es gala y ornato

Del bosque en la primavera.

Entre sus siete colores

Brillante el iris lo ostenta.

Las esmeraldas son verdes,

Verde el color del que espera,

y las ondas del océano,

y el laurel de los poetas.”

En este fragmento de la rima XII, compara los ojos verdes de su amada con los elementos naturales más hermosos que existen, mostrando así ese amor gozoso y dichoso en el cual se ve a la persona amada como algo perfecto.

XLI

Tú eras el huracán, y yo la alta

torre que desafía su poder:

¡tenías, que estrellarte o abatirme!

¡No pudo ser!

Tú eras el océano, y yo la enhiesta

roca que firme aguarda a su vaivén:

¡tenías que romperte o que arrancarme...!

¡No pudo ser!

Aquí se evidencia el desengaño y el dolor vivido luego de perder a su amada, esto se refuerza con los elementos de la naturaleza empleados para describir la pareja, lo que muestra sus caracteres opuestos que condujeron a la ruptura, ya que la dama se presenta como alguien fuerte acostumbrada a ganar, mientras que él se plantea como un hombre orgulloso que no cedió ante su amada.

LV LXIII

Hoy, como ayer, mañana como hoy, Como enjambre de abejas irritadas,

y ¡siempre igual! de un obscuro rincón de la memoria

Un cielo gris un horizonte eterno… salen a perseguirnos los recuerdos

…gota de agua monótona que cae de las pasadas horas.

Estos apartados muestran la desilusión que tiene el autor frente a la vida esa angustia causada por el fracaso amoroso y la soledad, que lo conduce a comparar su realidad con elementos no tan bellos de la naturaleza, pues ha perdido hasta la perspectiva que tenía sobre esta. Dicho fenómeno no sólo se presenta en las Rimas, pues en algunos fragmentos de las leyendas, se puede apreciar como la naturaleza entra en escena para transmitir

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