La relación con la naturaleza

siete esferas

1. Las formas organizacionales y tecnológicas. Precisamente el campo de estudio de la teoría organizacional da cuenta de los cambios que han ocurrido en las formas organizacionales: dirección científica del trabajo, escuela de relaciones humanas, teoría de la contingencia, etc. asimismo, fenómenos como las tecnologías de la información y la comunicación, junto al auge de las “redes sociales”, constituyen elementos cruciales de la “nueva economía” y de las áreas mas dinámicas de las empresas. Simultáneamente, son cruciales para el funcionamiento de las organizaciones innovaciones tales como: el sistema “just-in-time”, el “toyotismo”, los círculos de calidad, la tercerización, la formación de equipos de trabajo, la mejora continua, el aprendizaje organizacional, etc.

2. La relación con la naturaleza

El cambio climático y el deseo de disminuir la dependencia energética con respecto al petróleo ponen de manifiesto un profundo desafío no solo para las empresas, sino para el conjunto de la vida social. La sustentabilidad medioambiental y social va de la mano, razón por la cual se subraya el carácter cada vez más central, en la actividad empresarial, de la responsabilidad social. La relación con la naturaleza, entrañando sus diversos impactos y externalidades, las cuales han de ser por ejemplo, las dudas e interrogantes acerca de que qué se entiende por costos y beneficios. Este es uno de los ámbitos donde más urge avanzar en nuevas formas de pensamiento.

Como no, la relación con la naturaleza está profundamente influida por la tecnología y la organización, y viceversa, descartándose de plano las pretensiones de “dominación” humana sobre la naturaleza.

La relación con la naturaleza, además, configura de forma notable como entendemos y concebimos, en la sociedad y las organizaciones, el espacio y el tiempo.

¿La empresa tiene algún plan de impacto ambiental?

¿La empresa es consciente del impacto ambiental que provoca en la comunidad?

3. La producción y proceso laboral. La conjunción de tecnología, organización y capacidad del trabajo están en la base de la producción y del llamado “proceso laboral”. De la mayor importancia, en esta materia, resultan ser los niveles de competencias y formación de los recursos humanos, al igual que la calidad de las relaciones laborales entre gerencia y empleados. A modo de ejemplo, ciertas expresiones de desempleo y cesantía obedecen a niveles insuficientes de competencias para responder a las necesidades de las empresas. También se acentúa el protagonismo de actitudes, conductas y valores propicios para el emprendimiento productivo. Esta realidad plantea profundos desafíos a la formación gerencial así como a la fuerza de trabajo

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