Las Hojas de Ejercicios: una tierra baldía

Las Hojas de Ejercicios:

una tierra baldía

Talentos y Habilidades

olvidados en la escuela

¿Cuántos pensadores y espíritus creativos desperdiciados,

cuánto poder del cerebro se pierde por el desagüe

debido a nuestras nociones arcaicas e insulares sobre el

cerebro y la educación? Sin duda las cifras son aterradoras

Jean Houston

The Possible Human

(El Humano Posible)

A Billy le encantaba inventar aparatos locos. Uno de ellos hacia que el agua bajara por un tubo y moviera varias pelotas de ping pong a su paso. Estas pelotas entraban en unas ranuras donde ponían a sonar campanas y hacían que un chancho miniatura diera la vuelta. Finalmente, el mecanismo hacia girar la cabeza de un cocodrilo a la que se le metía un lápiz para sacarle punta. Otras maquinas hacían cosas igualmente creativas y prácticas. No obstante, a pesar de estos proyectos innovadores, Billy estaba a punto de tener que abandonar la escuela por no poder hacer las cosas a la manera de la institución. Por ejemplo, pasaba trabajos cuando su madre le pedía que calculara el área de una habitación con la metodología que le habían enseñado en la escuela. Se ponía tenso, borraba a menudo, y finalmente presentaba una respuesta totalmente irreal.

Entonces Billy lo hacía a su manera. Según Jean Houston, especialista en educación y en temas de potencial humano, quien trabajaba con el niño por esa época: “Billy cerraba los ojos y hacia pequeños movimientos rítmicos con la cabeza, como si estuviera escuchando interiormente una canción. Al cabo de un rato, hacia una anotación en un papel, cerraba los ojos como para concluir algo pendiente, los abría, anotaba algo mas y nos daba la respuesta correcta”. Cuando se le pedía que describiera el proceso, Billy respondía: “cuando cierro los ojos para resolver algo es como una mezcla entre música y arquitectura”.

Susan cursaba primer grado y leía la enciclopedia para entretenerse. En las clases de lectura debía someterse con paciencia a libros del currículum que tenían títulos como el ABC y yo El Chanchito. Finalmente, la profesora les pidió la clase que escribiera un cuento sobre el chanchito. Susan escribió: El Chanchito, el chanchito, yo les diré que pueden hacer con el chanchito. Pueden agarrar este libro y ponérselo ya saben dónde”.

A los doce, Chris administraba dos negocios rentables desde la casa y un espectáculo unipersonal en su escuela elemental. A los cinco, Justin daba charlas sobre el sistema solar, elaboraba estructuras complejas con bloques de armar y escribia e ilustraba sus propios cuentos. Marc, de once años, era experto en calabozos y dragones, y había leído extensamente sobre el tema. También creaba películas animadas. Las autoridades educativas locales habían dictaminado que estos niños tenían dificultades de aprendizaje y se les había obligado a asistir a clases especiales en sus respectivas escuelas.

Todos los niños descritos anteriormente aprenden de una manera original y tienen talentos, dones y habilidades que los colegios pasaron por alto. No son los únicos. Cada año millones de niños se les diagnostica DDA o DDAH (déficit de atención o déficit de atención e hiperactividad), o se dice que tienen dificultades de aprendizaje, dislexia o simplemente que “no rinden”. Otros cuantos millones aparentan progresar académicamente pero se están marchitando en secreto por dentro debido a que las escuelas no saben como hacer surgir en ellos sus verdaderos dones y capacidades. Las siguientes preguntas le ayudaran a saber si su hijo es uno de ellos:

• ¿tiene su hijo alguna afición, habilidad, interés o talento que lo emociona en casa? De ser así, ¿en la escuela le dan la oportunidad de utilizar ese talento o habilidad?

• ¿Cuándo fue la última vez que al llegar a casa su hijo se apresuro emocionado a contarle que había aprendido algo importante ese día en la escuela?

• ¿le gusta al niño alargar sus jornadas escolares para hablar con un profesor, desarrollar un proyecto o practicar una afición, o por el contrario apresura el regreso a casa apenas suena la campana?

• ¿qué clase de palabras utiliza mas el profesor cuando le habla del niño: problemas, necesidades, dificultades y incapacidades, o talentos, logros, intereses y habilidades?

• ¿se queja el niño en la mañana, antes de salir para la escuela, de dolores de estomago y de cabeza y de ansiedad, o por el contrario a la hora del desayuno se refiere a las cosas emocionantes que va a hacer ese día?

• ¿trae el niño a casa muchos libros de texto y hojas de ejercicios, o más bien está embarcado en proyectos que exigen pensar de verdad y ser creativo e innovador?

Las respuestas a estas preguntas contienen la clave que le dirá si el colegio del niño estimula sus múltiples inteligencias. Las investigaciones realizadas durante los últimos quince años por el psicólogo Howard Gardner y sus colegas de la universidad de Harvard apuntan a que cada niño tiene muchas maneras diferentes de ser inteligente: a través de las palabras, los números, los dibujos y la imágenes, la música, la expresión física, las experiencias con la naturaleza, la interacción social, y el autoconocimiento. En lugar de enfocar el potencial humano de una manera tan estrecha – como por ejemplo cuando nos referimos a la calificación en las pruebas de cociente intelectual – los psicólogos, educadores y padres ahora empiezan a mirar el potencial del niño bajo el prisma de las inteligencias múltiples. Muchos planteles educativos han empezado a incorporar en sus programas el enfoque de inteligencia múltiple. No obstante, es posible que la escuela de su hijo no sea parte de ese grupo. La verdad es que para millones de niños de la etapa de escolaridad es sosa y aburrida. Si un niño se desvía un ápice de la norma, en otras palabras si exhibe su verdadera naturaleza individual, correrá el peligro de que se le discrimine o de que sea rotulado y, por ende, se le trate más como a una categoría que como a un ser humano. En general, las escuelas han perdido la capacidad de responder a las diferencias entre individuos. El objetivo de este libro es ayudarles a sus hijos a recuperar la dignidad interior; para ello, los padres deben descubrir de qué forma sus hijos aprenden bien para poder luego ayudarles a aprender a su manera.

Las

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