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Las cuevas de Altamira


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2014  •  Ensayos  •  1.081 Palabras (5 Páginas)  •  209 Visitas

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Se cree que la poesía –acompañada de música o no; música ella misma-- se originó como un deseo de comunicarse con lo divino. Se quería estar en contacto con otra realidad. Es verdad que el sentido de lo divino, la necesidad de unión con lo sagrado, en su sentido originario, parecería no estar tan presente hoy en día en la vida de los individuos ni de la comunidad como tal. Sin embargo, es posible que la poesía y otras formas del arte sean uno de los pocos reductos que todavía desempeñan esa función primordial: unir al ser humano con un sentido trascendente de la vida, del universo, de su propio estar en el mundo.

En las cuevas de Altamira, los primitivos dibujaban aquello que luego iban a hacer, como un modo de convocar el futuro para que éste se cumpliera favorablemente. Muchos poetas continúan reconociéndole al poema esa función convocatoria: un canto o parlamento –en su acepción teatral-- capaz de conjurar otros mundos posibles, otras realidades y otras instancias del ser.

Mucho se ha insistido en que la poesía política o social no logra, por sí misma, alterar las durezas de la realidad que denuncia. Pero tal vez, si pensáramos en que el propósito no es alterar como lo podría hacer un tratado diplomático o un arma de fuego, sino convocar la materialización de un deseo, como prefiguración de un mundo esperable e imaginariamente realizado, quizás podríamos decir que la poesía sigue cumpliendo esa misma función performática que cumplía en tiempos primitivos. Una función política en tanto religiosa.

Aun así, es imposible no preguntarse qué relevancia puede tener la poesía hoy en día, cuando los medios de comunicación –desde la televisión a la web--, proclaman desde un lugar comercializado y hasta a veces corrupto, qué realidades serían admisibles y cuáles no. Ante esto, sólo puedo pensar en que esos mismos medios a los que tanto mal les adjudicamos son también agentes de información, de estímulo y de educación. Más específicamente en cuanto a su relación con la poesía, quizás sean precisamente algunos de esos medios relativamente recientes, como la web y su espacio potencialmente infinito, los que de algún modo confirman la incontestable presencia y expansión de la poesía, allí donde los llamados “nuevos soportes” vienen a paliar tanto el excesivo costo del libro impreso como la dificultad de distribuirlo en un mundo –felizmente-- más ancho cada día.

Pero la relación de estos medios –tanto en su aspecto distorsionante, negativo, violento, como en sus funciones más motivadoras— con lo que podríamos considerar el sentido de la poesía y de las otras artes en nuestras sociedades de hoy, va más allá de esa función práctica y específica que acabo de sugerir.

Diría que sigo creyendo, a la manera hegeliana, en un “espíritu de la época”. El espíritu de nuestra época estaría así constituido por todos aquellos avances y logros disponibles en la actualidad, desde el IPhone a la investigación de células madres, desde las armas químicas a la biogenética, desde la poesía virtual y las artes multimedia a la reconstrucción tridimensional de mundos pasados y de otros mundos posibles…

En este perfil de la época en el que participa tanto la poesía que hoy escribimos como las armas más letalmente

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