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Lectura Y Redacción El Miedo Escénico

Ericx12 de Mayo de 2015

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Lectura y redacción.

El miedo escénico.

Detalles

Es muy habitual que el nivel interpretativo en el escenario baje bastante con respecto al de la clase, por este motivo he decidido escribir éste artículo que pretende ser un compendio de algunos consejos que llevo escuchando durante muchos años de los mejores intérpretes que he conocido, y en relación a lo anteriormente expuesto opino:

“Si la música está pensada para compartirla con otros ¿Por qué tenemos tanto miedo a las actuaciones en público?”

“El llamado miedo escénico está asociado a la angustia que produce el hacer el ridículo en público y compromete el autoestima y la confianza”

1.- Visión general

Cualquier situación en la que se toque y se esté nervioso es una actuación y debe tratarse como tal.

Se esté interpretando para una multitud de trescientos o de tres, para el profesor o para un amigo, o incluso para una grabadora o audiencia imaginaria, en el momento que es consciente de que se está siendo escuchado, se está actuando y se tiene la oportunidad de practicar las habilidades de actuación.

Actuar es una habilidad como cualquier otra, y hay que aprenderla. Negar esto nos convierte en músicos incompletos.

Una cosa es la capacidad que se tiene de actuación y otra es la capacidad de tocar el instrumento; una siempre va a la zaga de la otra.

La parte negativa es que casi nunca se interpreta tan bien en el escenario como en la habitación de estudio. La parte positiva es que conforme se aumenta la capacidad de tocar en la habitación de estudio, la capacidad de actuación sobre el escenario también se incrementa proporcionalmente. No hay que esperar que toda actuación sea la mejor, es cierto que en cada ocasión hay que esforzarse, aunque no tanto para alcanzar la perfección sino para conseguir consistencia. Hay que procurar conseguir un buen nivel constante, llegando ocasionalmente a niveles de grandeza. Hay que esforzarse mucho para mantener y mejorar el nivel medio de actuación, y hay que tener siempre muy presente que sobre el escenario no hay ninguna pieza fácil.

Si se intenta tocar por encima de la capacidad de actuación (aunque se esté dentro de los límites de dominio del instrumento) nunca se progresará como intérprete sobre el escenario. Se puede aprender a tocar en el escenario haciendo una escala.

Cuando se actúa, la audiencia no sabe (a menos que se proyecte el descontento) si se está en una parte fácil o difícil, algo que además no le preocupa. El público está ahí para disfrutar de la música, de modo que hay que hacerle disfrutar. No se debe proyectar las inseguridades en el público que escucha; ellos no las quieren, y se debe tener en cuenta lo siguientes puntos:

1. Dedicarse a disfrutar uno mismo y por consiguiente hay que centrarse en la música.

2. Mantener la concentración en las cuestiones técnicas a vencer en cada obra, pero sobre todo hay que centrarse en el resultado musical que se quiere transmitir.

3. Recordar que hay que ser un artista, no un atleta. Una técnica impresionante sólo debe ser un medio para conseguir un fin musical. No se debe tratar de competir con otros o compararse con ellos excepto si es para estimular el propio deseo de mejorar. La verdadera competición es con uno mismo.

4. Trabajar para mejorar la capacidad técnica sólo como medio de lograr una mayor expresividad. Intentamos crear algo, no impresionar a nadie: “Uno debe enorgullecerse por lo que hace” .

5. Tener en cuenta las críticas constructivas que los amigos y profesores expresen, pero se deben ignorar las críticas destructivas procedentes de gente insegura de sí misma o que simplemente no le gustas y quieren hacer daño.

6. Si se puede, nos debemos liberar de la preocupación por las expectativas poco realistas de los demás. Hay que disfrutar del nivel en el que es está ahora mismo mientras se siga avanzando.

7. A veces hay gente esperando el momento para criticar y perjudicar, (parece su profesión). Hay que ignorarlos.

8. Los problemas de actuación son completamente internos. No hay estrés fuera de uno mismo. Hay que confrontar la ansiedad de actuación y tratarla en la mente, en el interior.

En la actuación uno deber ser consciente de lo que está haciendo y no se trata de hacer un juicio de valor de uno mismo, ni es una oportunidad para hacer alarde del ego o para hundirlo, simplemente es una oportunidad para compartir el placer de la música con otros y hay que recordar que en muchas culturas se consideran el escuchar música y las actuaciones como una experiencia religiosa, y este pensamiento debe mantenernos en el camino correcto.

Cualquiera que venga a la actuación a escuchar los errores en vez de a disfrutar de la experiencia musical es más digno de pena que de temor. Se debe usar la actuación como una oportunidad para el desarrollo, para dar.

No se debe estudiar solo para saber cómo se toca una obra, sino que se debe aprender a cómo actuarla y por lo tanto a expresarla y compartirla con los demás.

Después de que se domine la pieza técnicamente, se debe tocar aplicando estas reglas:

1. Una vez que se comience, hay que tocar toca la pieza hasta el final sin parar. No hacer falsos comienzos. No detenerse a mitad y comenzar de nuevo.

2. Cuando se cometa un error, ¡hay que seguir! Si paramos para corregir el error hemos cometido dos errores. Lo que ha pasado, pasó. ¡El presente no existe!

3. Incluso aunque se haya realizado un pequeño desastre, se debe terminar de forma sólida y darle a la última nota todo su valor. Nada resulta más desagradable para una audiencia que alguien que al final de la pieza, frunce el ceño, se queja y se lamenta de su destino.

Cuando se interpreta una obra completa pueden aparecer problemas que a priori no existían, por lo tanto se debe realizar una evaluación honesta y volver sobre las zonas problemáticas, especialmente sobre las conexiones de las áreas que se han trabajado individualmente.

2.- Visualización

Visualización se entiende como la imaginación con rasgos visibles de algo que no se tiene a la vista.

Si no se pueden visualizar con confianza las obras que se van a interpretar, nos estamos abriendo a la inseguridad en la actuación. Hay que estar seguro de todas las partes que se componen las obras así que como tener claro los siguientes puntos:

1. El nombre de las notas y el solfeo.

2. La digitación.

3. Las melodías y acompañamientos.

4. La estructura general de la pieza.

5. No tener preocupaciones técnicas.

6. No evocar errores anteriores.

7. Y finalmente, ser capaz de visualizar la obra a tiempo con un metrónomo sin dudas ni errores.

Otro método de usar la visualización eficazmente es visualizar las actuaciones mismas. Como la ansiedad de actuación es un fenómeno puramente mental, se debe aprender a recrear vívidamente en nuestra pantalla mental la experiencia de tocar frente a otros, y tratar con los miedos donde realmente están, “en la propia mente”. Cuanta mayor precisión y de forma más vívida se pueda captar la experiencia de una actuación menos se tendrán que usar las actuaciones mismas como medio de trabajar las habilidades de actuación.

3.- Relajación

Ponerse nervioso es la reacción natural al ser el centro de atención. Lo que se hace con ese nerviosismo es lo que determina si se es capaz o no de actuar. Intentar ignorar el nerviosismo es engañarse a sí mismo y con esto se empeoran las cosas.

Tomarlo de una forma agresiva y decirse, "no me pondré nervioso, no puedo estar nervioso" es igualmente erróneo, por tanto se debe que aceptar el nerviosismo y trabajar con él. Es necesario canalizar la energía nerviosa hacia una energía constructiva, y aprender a relajarse.

La relajación es una técnica, y es tan importante cultivar esta técnica como cualquier otra que se aprenda sobre el instrumento. Si uno no puede relajar los músculos conscientemente durante el estudio, tampoco podrás hacerlo en el escenario.

Los ejercicios de relajación progresiva pueden darnos un control consciente sobre nuestro cuerpo. A continuación propongo algunos para trabajarlos en casa e incluso antes de cada actuación:

1. Poner un reloj de alarma para que suene en 30 minutos.

Echarse en el suelo o en una cama (no demasiado cómodo, o nos quedaremos dormidos). Comenzar con un extremo del cuerpo, los dedos de los pies o la cabeza y relajar poco a poco y conscientemente pequeñas partes (cada dedo del pie, la planta, el talón, el empeine, etc.). Pasaremos por tres estados de relajación:

1. Llegaremos al estado en que normalmente se considera estar "relajado".

2. Después la parte que se está relajando se sentirá pesada, como si se hundiera en el suelo.

3. Finalmente se sentirá como si desapareciera totalmente, y no se es capaz de sentirla.

4. Lentamente debemos ir pasando hasta el otro extremo del cuerpo, hasta que todo se sienta como si hubiera desaparecido.

Se debe practicar esto una media hora cada día y especialmente antes de las actuaciones, incrementará la sensibilidad a la tensión y nos hará capaces de liberarla inmediatamente cuando ocurra.

2. Se lleva a cabo centrándose en la respiración.

Respirar conscientemente desde el diafragma más que desde el pecho (haciendo que el vientre se contraiga y se expanda). Se debe hacer despacio y en respiraciones profundas.

Es de vital importancia que se ralentice reflexivamente la respiración cuando se sienta que empieza a acelerarse, porque una vez pasado cierto nivel ya

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