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Leyendas Del Mundo

13 de Octubre de 2014

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La mujer de blanco de Nayarit. (Nayarit, México)

Una mujer que amaba muchísimo a su esposo estaba cansada de que todas las noches él llegue borracho luego del trabajo que hacía, por eso es que una noche lo salió a buscar, siendo que se preocupó porque había pasado largo rato y aún él no estaba llegando al hogar, cuando lo encontró, su esposo ya no tenía vida y estaba en el arroyo, ella también se arrojó junto a él y desde entonces dicen que vuelve con un vestido blanco para arrastrar a los hombres hasta el arroyo y asustarlos de modo que vuelvan temprano a su casa y no sufran su destino las mujeres que los esperan.

El hijo del diablo (Morelos, México)

Esta leyenda mexicana tiene origen en cercanías de Morelos, donde vivía una hermosa joven, pretendida por muchos hombres de la región. Ella se negaba constantemente a los pretendientes hasta que conoció a un enigmático jinete, que se ofreció a llevarla en su caballo hasta su morada. Luego de algunos días finalmente cayó rendida a sus encantos y se casó con el intrigante visitante.

La joven quedó embarazada, y el sujeto desapareció de la faz de la tierra, pero la gestación siguió su curso normal hasta los 8 meses cuando nació un hermoso bebe, algo extraño ya que era muy ágil y despierto. Al cumplir los 6 meses, se decidieron ir a bautizarlo por lo que su madrina era la encargada de llevarlo a la iglesia. Cuando iban camino a ese lugar y en medio de un río, una voz lúgubre salio de la boca del bebe diciendo – Madrina ya puedo hablar, ya tengo dientes, y te voy a matar-, tras lo cual asesinó a su madrina y desapareció en medio del agua….

Para los lugareños no quedan dudas que se trata del hijo del Diablo y que cada cierto tiempo suele aparecer por los caminos y haciendas, asustando a los seres humanos y a las bestias, incluso matando a varios de ellos.

La leyenda afirma que en los caminos rurales, suele oírse el llanto de un bebé y quienes lo recogen y lo alzan, sienten un tremendo dolor en su brazo, ya que el “bebé” los está mordiendo para luego desaparecer en forma misteriosa.

El descarnado (Tamaulipas, Estado de México)

El descarnado la niña y el señor con cuernos. Cuando iba un colectivo con 24 pasajeros por la central es que chocó el mismo y salió despedido un hombre que perdió la vida, pero lo peor fue que su rostro fue todo descarnado a causa de los vidrios que por el choque habían salido volando, pero la historia no termina aquí porque una niña quiso ir al baño mucho tiempo después en el mismo sitio de la central y no pudo entrar al mismo porque había un hombre de espaldas, cuando volteó y le habló, ella pudo notar que era el descarnado, por eso es que se asustó y desmayó, esto causó que el chofer la quiera llevar al hospital, pero ahí es que vio a un hombre que los estaba corriendo muy de prisa y se asustó tanto que terminó chocando.

La décima hermana Du. (China)

Du era una joven la cual había sido prostituida desde muy chica, era llamada la décima hermana ya que había sido la décima en llegar al prostíbulo donde trabajaba.

Todo el imperio conocía a la hermana Du, ya que su belleza era incomparable, muchos ricos acudían todos los días para conocer a la joven y pasar un tiempo con ella, siempre llevándolo costos regalos.

Un día Du conoció a Li, un joven el cual recién llegaba a la ciudad y había acudido a conocer a la famosa decima hermana, él se enamoró desde el principio de ella y ella también de él. El joven Li gasto todo su dinero para rescatar a Du del prostíbulo donde se encontraba, luego comenzó su viaje de regreso a casa de sus padres junto con Du. Cuando estaban a mitad del camino Li se dio cuenta que ya había agotado todo su dinero, pensó que sus padres al enterarse se molestarían con él.

Días después un joven que también se había enamorado de Du le hizo una propuesta, a cambio de Du, Li recibiría mil monedas de oro. Li al principio no quiso aceptar pero de igual manera lo consulto con Du, quien le dijo que aceptara. Al día siguiente Li le dijo al joven que aceptaría. Mientras se hacia el intercambio Du le mostro un cofre que llevaba, en el tenia joyas de todos los hombres ricos que la habían visitado, la fortuna era tan grande que prácticamente podía comprar el imperio, al verlo Li se dio cuenta que Du solo lo había puesto a prueba para probar su amor, y el había fallado.

El regalo que no se ve (China)

Hace tiempo un hombre castigó a su hija de tres años por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver regalos. El dinero venía escaso en esos días, por eso explotó de furia cuando vio a la pequeña tratando de envolver una caja.

A la mañana siguiente, la niña regaló a su padre la cajita envuelta y le dijo: "Esto es para ti, papi". Él se sintió avergonzado, pero cuando abrió el paquete y lo encontró vacío, gritó con ira: "¿Acaso no sabes que cuando se hace un regalo se supone que debe haber algo dentro?".

La pequeña miró hacia arriba y, con lágrimas en los ojos, dijo: "¡Pero, papá, no está vacía! ¡Yo metí besos para ti!".

El padre se sintió muy mal, abrazó a su hija y le suplicó que le perdonara.

Dicen que el hombre guardó ese regalo dorado cerca de su cama durante muchos años, y que siempre que se derrumbaba tomaba de ella un beso y recordaba el amor que su hija había depositado dentro.

El héroe que derribó nueve soles (China)

Durante el reinado del emperador Yao había un famoso arquero llamado Yi. Su puntería era tal que podía derribar con diez flechas diez pájaros al vuelo.Sucedió que, por un capricho de los astros, los diez soles que se turnaban para iluminar el mundo, decidieron aparecer al mismo tiempo en la bóveda celeste, lo que causó una desastrosa sequía: se secaban los ríos y lagos, se quemaban los bosques por el calor, las cosechas morían instantáneamente en los campos agrietados. Hacía un calor insoportable y la gente se encontraba refugiada en profundas cuevas de las montañas. Desapareció la noche, porque los despiadados astros de fuego no se ponían como antes en las horas nocturnas. Parecía que el infierno hubiera aflorado sobre la Tierra con llamas abrasadoras y una deslumbrante brillantez solar. La gente lloraba frente al desastre, rogando a Dios que tuviera compasión de ellos.

Cuando el Dios Celestial se enteró de las travesuras solares, decidió castigar a los astros enviando a Yi el arquero, a quien le entregó un gigantesco arco rojo y diez flechas blancas.Yi se ubicó en lo alto de la montaña, tensó su durísimo arco y realizó el primer disparo. Cayó un sol estrepitosamente entre una lluvia de fuegos y chispas. Con el segundo flechazo, desapareció otra esfera de brasa. Así sucesivamente la bóveda celeste perdía uno tras otro los siniestros astros de calor. A cada derribo se levantaban voces de júbilo de la gente que seguía el acontecimiento.

La temperatura se suavizaba drásticamente, incluso sentían un poco de frío cuando el gigante celestial hubo derrocado el noveno sol, quedando sólo uno en el cielo. La gente se apresuró a impedirle al tirador un nuevo disparo para evitar un frío infernal en la Tierra.El héroe salvó a la humanidad de una inaudita sequía, pero no terminó allí su labor benevolente porque mató a los devoradores de hombres, al monstruo acuático de nueve cabezas, al huracán que destruía las casas y a las serpientes colosales de los lagos y los mares que hacían naufragar a los barcos. Gracias a Yi, el mundo se hizo más acogedor.

El pintor (China)

Es más fácil perseguir reflejos que confrontar los hechos. El siguiente cuento es muy significativo al respecto. Se trataba de un notable pintor que ejercía su arte para el príncipe de Chi. Un día éste le preguntó:

—¿Cuáles son para usted las cosas más difíciles de pintar? —Perros, caballos y cosas semejantes.

Entonces, el príncipe volvió a preguntar: —¿Y las más fáciles?

—¡Ah!—sonrió el pintor—, los fantasmas, monstruos y cosas similares.

Cuando el príncipe quiso saber la razón, explicó:

—¿Quién no conoce bien a los perros y a los caballos? No es fácil pintarlos con toda fidelidad. Pero los fantasmas y monstruos y cosas parecidas, como nadie los ha visto, son más fáciles de reflejar.

EL PICAFLOR Y EL TATATAO (Perú)

Hace mucho tiempo, el picaflor y el tatatao eran gente y no pájaros como ahora. Los dos eran hombres aguarunas. Uno Jempué y el otro Yákako.

Un día, Jempué y Yákako se fueron atrabajar al monte. Iban a preparar chacras nuevas. Por eso, primero tenían que cortar los árboles. Muchos días se fueron juntos a trabajar. Antes que saliera el sol, salían de sus casas y regresaban casi al nochecer. Yákako regresaba siempre más cansado que Jempué. Pero Yákako no trabajaba. Hacía ruido nomás. Cuando estaba en el monte gritaba, reía, tiraba piedras enormes contra el suelo, golpeaba los árboles con un palo, jugando todo el tiempo.

Pero desde lejos se oía el ruido. La gente del pueblo pensaba entonces que Yákako trabajaba mucho. En cambio, Jempué no hacía ruido. No gritaba ni reía todo el tiempo. Calladito iba cortando un árbol tras otro, y después sembraba plátanos, yucas, papayas.

Cuando regresaba a su casa, Yákako se metía en tu hamaca. Decía que estaba muy cansado y muy pronto se quedaba dormido. Jempué llegaba cansado, pero trabajaba un poco todavía en su casa. Arreglaba sus flechas, afilaba su machete, ayudaba a su esposa

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