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Lingüistica


Enviado por   •  25 de Marzo de 2013  •  4.499 Palabras (18 Páginas)  •  280 Visitas

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Historia de la lingüística

1. Antecedentes históricos.

Aunque suele situarse el origen de la lingüística en la Grecia clásica, que abordaremos enseguida, es habitual afirmar que los primeros textos gramáticos pertenecen a una protolingüística hindú que tiene su punto de origen en los Ocho libros de Panînî (s. V a.C.) sobre el sánscrito. En estos libros se recogen incluso referencias a trabajos previos basados en el estudio de la literatura religiosa del período védico (1200-1000 a.C.). Los estudios gramaticales hindúes profundizan en la estructura interna de la palabra, con un avanzado conocimiento morfológico.

Sin embargo, será la cultura griega la que inaugure la tradición lingüística occidental. Suele considerarse que el momento del nacimiento de la reflexión lingüística se produce en el seno de la filosofía presocrática. Heráclito, dicen los testimonios, defendió el origen divino del lenguaje frente a Demócrito, para quien “el lenguaje (...) es de origen puramente convencional, debido a la necesidad comunicativa de los hombres”. Con ellos nace una polémica que cruza toda la lingüística occidental. Platón y Aristóteles son considerados como los máximos impulsores de esta polémica en la concepción naturalista y la concepción arbitrarista del lenguaje. Paralela a esta polémica, circulará también la discusión entre la relación analógica o anómala entre el lenguaje y la naturaleza. Estas polémicas marcan el futuro de la lingüística occidental en tanto señalan los dos caminos que ésta seguirá en su evolución: la especulación teórica por un lado, y la aplicación práctica y normativa por otro.

Los estudios gramáticos griegos son los que establecen las categorías gramaticales y la clasificación de las palabras tal y como las conocemos hoy en día. Las aproximaciones gramaticales de la época post-alejandrina y helenística en las escuelas estoica y neoplatónica establecen un fuerte lazo de unión entre la lingüística griega y la latina y sienta las bases de toda la lingüística occidental hasta la Edad Moderna.

Roma, como en tantas otras cosas, adapta el sistema griego a sus estudios gramaticales. La gramática, casi completamente perdida, de Varrón es un excelente resumen de los logros acumulados ya en siglo I a.C., pero la culminación de la tradición grecolatina serán los trabajos de Donato y Prisciano.

Todas estas gramáticas, que serán fielmente imitadas a lo largo de toda la Edad Media, constan de (Marcos Marín, 1994):

o una introducción especulativa (que aborda las polémicas antes señaladas).

o una gramática, que incluye: Prosodia, Etimología, Analogía y Sintaxis. La parte llamada Analogía correspondería a nuestra Morfología y en ella se reconocen ya todas las partes de la oración: nombre, verbo, participio, pronombre, adverbio, preposición, interjección y conjunción, además de los accidentes gramaticales.

o Un apéndice de Retórica .

o

2. La Edad Media.

Durante toda la Edad Media, la lingüística de orientación más descriptiva y normativa se dedicará básicamente seguir el modelo marcado por las gramáticas latinas. La Gramática – con mayúscula – se considera una forma de arte, de la forma que la etimología, por ejemplo, adquirió una enorme importancia, como demuestra la monumental obra de Isidoro de Sevilla. En el ámbito de la aplicación, por otra parte, se produce un importante trabajo de planificación lingüística en los diferentes reinos medievales (Alfonso X El sabio, por ejemplo) que culminará, a la larga, con la consolidación de las diferentes lenguas romances.

A la vez, sin embargo, se desarrolla una interesante tarea lingüística de tipo especulativo-teórico gracias a los modistae, que aúnan la descripción gramatical con la filosofía neo-aristotélica. La teoría modista considera que cada parte de la oración se caracteriza por representar una parte de la realidad de un modo determinado. A partir de esta premisa, abordan cuestiones de enorme interés en el ámbito de la sintaxis, la morfología o la semántica, como la función metalingüística del lenguaje, el concepto de “significado”, o los binomios intensión-extensión y connotación-denotación.

Considerando, además, que para los modistae todas las lenguas tienen una e idéntica esencia, dan el primer paso hacia las teorías universalistas que tanta importancia tendrán en el futuro.

3. El Renacimiento (siglos XVI y XVII).

En el ámbito de la aplicación, el Renacimiento supone una verdadera revolución de los estudios gramaticales, no tanto por un cambio de modelo – que no se dio, ya que se seguirá imitando el modelo de las gramáticas grecolatinas, aunque con innovaciones como las aportadas por Scaligero (1540) – como por la aparición de las primeras gramáticas de las lenguas romances.

La gramática del castellano de Antonio de Nebrija (1492) es la primera de esta nueva corriente, a la que pronto se sumarán Trissino y su gramática del italiano (1529), de Oliveira con la del portugués (1532) y Meigret con la del francés (1550). Estas gramáticas suelen mostrar una evidente intención normativa y de fijación de la lengua, así como un espíritu claramente didáctico, vinculado a la política de expansión del reino. En esa voluntad de fijación normativa, cabe destacar la enorme importancia que dio Nebrija a la ortografía.

Está línea descriptiva y/o normativa tendría su continuación, en lo que al castellano se refiere, a lo largo de estos años, en las obras de el conde de Viñaza, la gramática anónima de Lovaina, las gramáticas de Villalón y Jiménez Patón, o la original e imprescindible Arte kastellana de Gonzalo Correas, con su revolucionaria propuesta ortográfica (no tan diferente de la que propuso García Márquez en un reciente congreso de la lengua española). También debemos mencionar el Diálogo de la Lengua de Juan de Valdés, reflejo de las preocupaciones lingüísticas de tipo práctico de los intelectuales renacentistas, de especial interés

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