Los Tiempos De Espera En La Secundaria
WHG67021818 de Marzo de 2013
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La espera.
De algún modo la escuela secundaria como institución de formación y última de la educación obligatoria, los docentes tienden a la homogenización de los sujetos a través de: la definición de los contenidos a enseñar, de las formas de trabajo a utilizar y del control del tiempo, entre las múltiples maneras que se impone una arbitrariedad cultural .
Una de las formas específicas que utiliza la escuela secundaria para lograr la homogeneización es la espera del docente, los alumnos (as) deben esperar al maestro en turno cuando éste aun no ha llegado o cuando avisa por algún motivo que se tardará de 10 a 15 minutos, pero que llegará; es entonces cuando los personajes (prefectos) dedicados a resguardar el orden entran en función, se trasladan al grupo de espera y dictan orden de permanecer en silencio hasta que el docente llegue, si existe un trabajo avanzado, el docente dentro de su espera da la orden de que los equipos empiecen para no perder tiempo.
Ante este fenómeno los prefectos deben controlar los deseos de participar de los alumnos, e inclusive no pueden aclarar dudas, ya que la visión del docente titular está de por medio y ellos (prefectos) no están autorizados para este tipo de función.
Dentro de este mismo contexto el concepto “esperar” tiene otras implicaciones que se deben de acatar por ejemplo: “Espérate a que terminen”, le dice la maestra a un joven que ha interrumpido dos veces para hacer una pregunta en referencia a lo tratado en ese momento “es que ya se lo que vas a preguntar, yo te lo contesto al final” es por eso que los alumnos deben saber controlar su deseo, inquietud o ganas de participar aun cuando su participación sea acertada.
En la espera, se pone en suspenso el deseo personal y el sujeto se pliega al deseo del otro; ella es la figura de autoridad y además la que garantiza el cumplimiento de la promesa futura, es la que califica, la que da la certificación del conocimiento, ya que es la portadora de la ley institucional. Este hecho de ser autoridad es importante para que ella pueda mantener su posición y poder exigir la espera en los alumnos. Por eso la maestra en varias ocasiones recuerda esta idea: “¿Por qué ustedes están aquí? Es porque quieren sacar su certificado, ¡verdad!, estoy segura que no quieren ser amas de casa o peones de albañil”
La espera es propia de los alumnos pero no de la maestra. Por ejemplo; uno de ellos está explicando una idea que había expuesto y que sus compañeros no habían comprendido, se extiende ampliamente en su explicación como gozando de poder expresamente y comunicar sus ideas. La maestra lo interrumpe y dirigiéndose al grupo les consulta si ya entendieron las ideas, los alumnos contestan que sí, pero el joven está interesado en desarrollar su tema y sigue hablando, la maestra lo vuelve a interrumpir y en tono enérgico le dice: “Basta”, haciendo un corte imaginario en el aire con su mano derecha; el alumno calla y hace una mueca de descontento.
Es claro que la maestra no tiene por qué esperar a escuchar la exposición completa de los alumnos, es ella la que marca los ritmos y los tiempos.
A través de la exigencia que se impone a los alumnos de esperar, se va fomentando la paciencia en ellos . La paciencia entendida más como una actitud moral en los sujetos y no como una estrategia de adaptación. Paciente es lo que una persona debe llegar a ser, en el sentido de saber refrenar y controlar sus impulsos inmediatos para lograr un determinado fin a futuro.
La actitud de controlar sobre los deseos implica, en algunos momentos, reprimir los sentimientos, pero también en otros instantes, implica saber ponerse en contacto con ellos en el instante adecuado, para actuar de acuerdo a las circunstancias, la maestra les pide que den opiniones personales, que expresen sus ideas, que escuchen, que piensen, que se callen, o
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