Ortografia
yadiraedith9 de Febrero de 2013
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VI
VII
El abecedario o alfabeto
Lección 1
1
Así nació el alfabeto*
La escritura era monopolio estatal en Mesopotamia y en Egipto. Únicamente
unos pocos elegidos, los escribas, continuaban aprendiendo a escribir. Tenían
que practicar durante años con los sacerdotes o con los funcionarios del gobierno,
porque la escritura cuneiforme y los jeroglíficos eran difíciles de dominar.
La invención del alfabeto constituyó una revolución democrática, porque ahora
todo el mundo podía aprender a escribir. Con la llegada del alfabeto, ya no había
por qué retener en la memoria centenares de signos. Era, como se suele decir,
tan sencillo como el ABC. Jamás dijo nadie: tan sencillo como la escritura
cuneiforme o los jeroglíficos.
Aunque, en verdad, debiéramos decir: tan sencillo como el ABG, porque la A, la
B y la G eran las tres primeras letras del nuevo alfabeto. Tenía veintidós letras, to-
das consonantes. Las letras se basaban en el sonido de las consonantes y se de-
signaban con el nombre de objetos familiares. Por ejemplo, la letra A, hebrea o
fenicia, es alef, que significa “buey”. Y la letra A semejaba, aunque de lejos, una
cabeza de buey. (La A en las lenguas semíticas es consonante, no es vocal.)
Los fenicios eran los comerciantes del mundo antiguo. En sus buques llevaban
*Winer, Bart. “Así nació el
alfabeto”. En: La vida en
el mundo antiguo. Tomado
de: Calero Heras, José. De
la letra al texto. Madrid,
Ediciones Octaedro, 1995.
pp. 14-15.
un cargamento mucho más precioso que los tintes o los aceites. Llevaban el
alfabeto. Los griegos lo adoptaron y rebautizaron las letras, alfa, beta, gamma,
y así sucesivamente. Los romanos cambiaron un poco la forma de las letras y
extendieron el alfabeto por toda Europa. Y así es como conseguimos nosotros
nuestro alfabeto. La propia palabra alfabeto deriva de las dos primeras letras
del alfabeto griego: alfa, beta.
Nuestro alfabeto** o abecedario*** se compone de 27 letras. Cinco vocales,
que son las cinco notas del piano humano; y 22 consonantes. Las vocales son
letras con sonido propio, se pronuncian solas, sin apoyarse en ningún otro sonido.
Se clasifican en débiles o cerradas (i, u) y fuertes o abiertas (a, e, o). Las con-
sonantes sólo se pronuncian si van apoyadas por lo menos en una vocal:
A1 B2 C3 D4 E5 F6 G7 H8 I9
J10 K11 L12 M13 N14 Ñ15 O16 P17 Q18
R19 S20 T21 U22 V23 W****24 X25 Y26 Z27
2
**Alfabeto: voz compues-
ta por los vocablos griegos
alfa y beta.
***Abecedario: serie
ordenada de las letras de
un idioma. Palabra que se
forma con las cuatro
primeras letras del alfa-
beto español.
****La w se emplea en
voces extranjeras.
Sustituyan cada número por la letra que le corresponda y al final encontra-
rán un mensaje.
12-1-20 14-22-2-5-20*
21-16-4-16-20 20-1-2-5-13-16-20 18-22-5 12-1-20
14-22-2-5-20 14-16 12-12-16-19-1-14, 20-9-14-16 18-22-5
*Flores, Rachaud, Alfredo.
“Las nubes”. En: El cuen-
to. Revista de Imagina-
ción. No. 91. Año XX.
Tomo XIV. México, GV edi-
20-9-13-17-12-5-13-5-14-21-5 12-12-22-5-23-5-14 3-22-1-14-4-16
5-20-21-1-14 21-19-9-20-21-5-30.
tores, 1984. p. 455.
Letras que se van y letras que se quedan**
Cada letra del alfabeto castellano tiene su aspecto físico particular, claro está,
pero también sus peculiaridades internas. Hay unas que pueden representar a
dos sonidos diferentes; por ejemplo, la g (gato; gemir). Pero también se da el
fenómeno contrario: que dos letras distintas se disputen el mismo sonido; por
ejemplo, la b y la v (baño; vano). Hay una letra, la h, que no equivale a ningún
sonido, que no se pronuncia; y hay otra, la x, que representa a dos sonidos jun-
tos,/ks/.
Por el contrario, había dos letras compuestas, la ch y la ll, que eran portavoces
de sonidos sencillos. Y digo «eran» porque, desde mayo de 1994, esas letras
dejaron de pertenecer al abecedario español. No les debe de haber pillado de
sorpresa la expulsión, ya que sólo pertenecían a él desde 1802, año en que la
Real Academia de la Lengua las incluyó por primera vez.
Ahora, la ll vuelve a ser l + l; la ch, c + h. Nos ha quedado, pues, un alfabeto de 27
letras, ya que entre ellas hay que contar la w, aunque no sea auténticamente nues-
tra. Vino de prestado y acabó quedándose, sólo para voces de procedencia extran-
jera. Se pronuncia /b/ unas veces (Westfalia, Wagner) y /u/ otras (Washington).
¿Cuál es tu letra preferida?
Así como tenemos gustos definidos por ciertos colores, por cierta música y
hasta preferimos unos compañeros a otros, así, por alguna razón, hay preferen-
cia por algunas letras. Gloria Fuertes, una poetisa española, prefiere la m y con
**Calero Heras, José.
“Letras que se van y
letras que se quedan”.
Op. cit. p. 20.
***Fuertes, Gloria. “Carta
de la eme” (fragmento).
En: Historia de Gloria,
España, Ediciones
Cátedra, 1997. p. 80.
ella escribió un poema:
Carta de la eme***
Manolo mío:
Mi madrileño marchoso,
maduro melocotón maleable,
macedonia mascaré mañana,
3
mortadela moscatel mío.
Madrugaré, maestro
—me manipulas—.
Manolo, macho mío,
mándote majuelas, magnolias,
maíz, mijo,
—me matas, majo—.
Mi madre, me maravilla
masculla melosa: Manolo, Manolo...
¡Ahora... ustedes!
Elijan una letra, la que sea su preferida, y con ella busquen palabras para que
al estilo de Gloria Fuertes escriban unas cuantas líneas versales.
Un juego con el alfabeto: ¡Lápices arriba!
Este juego se lleva a cabo de la siguiente manera:
Coloquen las letras del alfabeto en una bolsa, un vaso, o cualquier recipiente.
Cada uno de ustedes tendrá una hoja con seis columnas semejante a la que
aquí se incluye.
Una mano inocente saca una letra y la grita. En el tiempo que su maestro (a)
señale, todos llenarán las columnas con cuatro palabras que empiecen con
ella.
Los rubros no son fijos, pueden variarse al gusto de su grupo o de su maes-
tro o maestra. Pueden ser: nombres de animales, ciudades, objetos, cuali-
dades, acciones...
En la columna de Puntos anotarán los aciertos logrados en cada ocasión.
Gana el alumno que haya obtenido más puntos.
Letra
Z
Animales
zorrillo
Cualidades
zurdo
Ciudades
Zacatecas
Acciones
zapatear
Puntos
4
B
L
etc.
4
Funciones del alfabeto o abecedario
Además de dar nombre a las letras, el alfabeto tiene una función organizativa.
Existe una serie de libros —el diccionario, las enciclopedias, el directorio de te-
léfonos— y de escritos —las fichas bibliográficas, hemerográficas, de estudio,
de consulta; las listas de alumnos (as) de una escuela, los ficheros de la bi-
blioteca, los nombres de los integrantes de los equipos deportivos...— que
tienen sus contenidos estructurados de acuerdo con el orden que tienen las
letras en el abecedario.
Para revisar este aspecto organizativo del alfabeto van a llevar a clase ejempla-
res de libros y documentos enumerados en el párrafo anterior.
Una vez
...